Una nueva película de la mano de European Dreams Factory San José, “El Guardián” de lo cotidiano

San José, “El Guardián” de lo cotidiano
San José, “El Guardián” de lo cotidiano

Además de un canto al matrimonio y a la familia y a la figura de San José, creo que hay también un canto a la esperanza que se repite en varios testimonios y en el desenlace final de la historia principal

Este viernes 14 de marzo llega a los cines la película polaca “El Guardián” basada en hechos reales y rodada en la localidad de Kalisz donde se ubica la basílica que custodia un cuadro con una historia “milagrosa”. 

Más allá del valor cinematográfico de la cinta, esta es una de esas películas que se puede invitar a ver porque son inspiradoras y porque relatan hechos reales. Las historias no han salido tanto de la cabeza de un guionista sino del relato de personas reales, algunas que hoy siguen viviendo. 

Para preservar la identidad real de las personas que fueron protagonistas de los hechos relatados los guionistas se toman la licencia de cambiar los nombres y las profesiones, pero la sustancia de la historia permanece. 

Entre las historias que aparecen en la cinta se cita de pasada la de los sacerdotes polacos que tras consagrarse a San José vieron salvadas sus vidas a pocas horas de ser ejecutados en el Campo de Concentración de Dachau

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Muy hábilmente encajan algunas entrevistas de reportaje en el mismo guión de la historia.

Pero cuál es el mensaje que yo creo haber captado en esta película: además de un canto al matrimonio y a la familia y a la figura de San José, como dicen los de la distribuidora European Dreams Factory, creo que hay también un canto a la esperanza que se repite en varios testimonios y en el desenlace final de la historia principal.

No se pierdan el tema musical con el que cierra los créditos la película, aunque cantada en polaco se puede seguir la letra en los subtítulos:  San José de los milagros cotidianos intercesor de las almas atareadas; A veces hace falta un milagro cada mes; A veces hace falta un milagro para confiar de nuevo. 

Non solum sed etiam

Desde aquel “Año de San José” convocado por el Papa Francisco en el periodo del 8 de diciembre de 2020 al 8 de diciembre de 2021, la figura de San José se ha ido cruzando en mi vida en diversos momentos. Me he cruzado con auténticos devotos de San José, y he sabido de su labor en campos como la mendicidad o la prostitución; y en más de una ocasión me he dirigido a este “santo de las cosas cotidianas”, a este “santo de la buena muerte”, a este modelo de padre, modelo de esposo. De hecho he ido creando mi propia imagen del bueno de San José, una imagen que se aleja un poco de la del anciano “buenapersona” y se acerca más al esposo enamorado de su mujer y de su hijo. Me resulta más fácil imaginarme a José achuchando a María, jugando con Jesús, sudando en la carpintería y educando en valores. Permitidme compartir un pequeño relato imaginario de la vida de José y Jesús que escribí para mis hijos hace unos años: 

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El Trabajo bien hecho 

Carmiel había perdido toda la uva con la tormenta de granizo. Había arrasado la viña, la cosecha de ese año tendría que darla por perdida. Se dirigió al taller de José para hablar de la mesa que le había encargado.

- Shalom José

- Shalom Carmiel

- Ya sabes lo de la tormenta de ayer, vengo a decirte que no podré cogerte la mesa que te encargué. La cosecha se ha perdido y contaba con ella para pagarte. Siento el trabajo que hayas hecho ya, espero que alguien necesite una mesa y puedas venderla.

Carmiel estaba triste, y casi sin esperar respuesta se despidió del taller. Jesús estaba en un rincón del taller cepillando precisamente la mesa que le habían encargado a José.

- ¿Qué hago padre, sigo con la mesa?

- Sí claro. Hay que cepillar esa pata para que no cojee. Tiene que ser muy estable.

- Pero padre, si Carmiel ya no la quiere. ¿para qué seguir con el trabajo?

José miró a Jesús y éste entendió en la mirada que si quería una respuesta tendría que seguir puliendo la mesa.

- Cuando termines con esa pata tenemos que pulir más los cantos, quiero que quede muy bien hecha.

Al día siguiente la mesa estaba terminada y José le llamó a Jesús.

- Ven, tenemos que llevársela a Carmiel.

- Pero padre, ¿no recuerda que ayer dijo que ya no la quería?

- No Jesús, dijo que no podía pagarla, pero la sigue queriendo porque la sigue necesitando. Sé que hoy no puede pagarme pero no me importa, Carmiel es un hombre justo y cuando pueda pagarme la mesa lo hará. No me importa esperar un año hasta la próxima vendimia. El ha tenido la desgracia de que la tormenta le haya estropeado la viña.

Jesús escuchaba atentamente las palabras de su padre terrenal.

- ¿y por eso te has esmerado en dejarla bien terminada?

- No Jesús, me he esmerado porque me gusta el trabajo bien hecho, porque el verdadero valor de un trabajo no está en el precio que se pague por él sino en la calidad y el amor de quien lo ha realizado.

Carmiel y su familia recibieron con gozo y agradecimiento la mesa que habían encargado a José. Ah! Y al año siguiente la viña dio mucho fruto y Carmiel pagó generosamente la mesa a José.

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