"El mundo amazónico le pide a la Iglesia que sea su aliada" ¿Por qué la Amazonía merece un Sínodo?
"La región amazónica es tan enorme e inmensa como sus desafíos. Si se destruye, los impactos se sentirán en todo el mundo"
"El Amazonas es una parte vital de nuestra casa común. Si el Amazonas se despoja y destruye aún más, el aire puede volverse demasiado sucio y caliente para mantener la vida"
"La colegialidad, que une a los obispos cum Petro et sub Petro en el interés por el Pueblo de Dios, debe articularse y enriquecerse mediante la práctica de la sinodalidad en todos los niveles"
"La colegialidad, que une a los obispos cum Petro et sub Petro en el interés por el Pueblo de Dios, debe articularse y enriquecerse mediante la práctica de la sinodalidad en todos los niveles"
| Michael Czerny S.J. – Mons. David Martínez de Aguirre Guinea O.P.
(Publicado en La Civiltà Cattolica).- El próximo Sínodo de los obispos sobre la Amazonía, que se celebrará en Roma del 6 al 27 de octubre de 2019, tiene por tema: «Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral». Examinará aspectos muy importantes para «toda persona que habita este planeta», como ha escrito el papa Francisco en la introducción de su Encíclica Laudato si’ (LS).
¿Por qué el Amazonía es tan importante para dedicarle un Sínodo? ¿Qué es la «ecología integral»? ¿Cuáles podrían ser esos «nuevos caminos» para la Iglesia? ¿De qué se trata un sínodo?
El Amazonas
A comienzos de 2018, el papa Francisco se dirigió a los pueblos de la Amazonía en Puerto Maldonado en estos términos: «Probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora. La Amazonía es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales.
Por otra parte, la amenaza contra sus territorios también viene por la perversión de ciertas políticas que promueven la “conservación” de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto, a ustedes hermanos amazónicos que habitan en ellas. Sabemos de movimientos que, en nombre de la conservación de la selva, acaparan grandes extensiones de bosques y negocian con ellas generando situaciones de opresión a los pueblos originarios para quienes, de este modo, el territorio y los recursos naturales que hay en ellos se vuelven inaccesibles. Esta problemática provoca asfixia a sus pueblos y migración de las nuevas generaciones ante la falta de alternativas locales. Hemos de romper con el paradigma histórico que considera la Amazonía como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes»
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