"Desde las orillas del Tormes, la voz de fray Luis sigue teniendo resonancia" Horizontes del cantar frayluisiano
"Salamanca no era solo lo que alababa la inmortal canción universitaria Gaudeamus Igitur sino también hervidero de intrigas y celotipias. Esto ocasionó a fray Luis un gran disgusto, culminando en su estancia de casi cinco años en el calabozo inquisitorial"
"La excelente introducción que acompaña a esta edición, realizada no para expertos sino para lectores cultos o interesados, nos brinda una amplia exposición que destaca no solo el fondo histórico sino una latente teoría de la traducción"
"El eminente agustinólogo Rafael Lazcano quiere servirnos de Lazarillo a este texto rico con un horizonte policromado del pasado"
"El eminente agustinólogo Rafael Lazcano quiere servirnos de Lazarillo a este texto rico con un horizonte policromado del pasado"
| Macario Ofilada Mina
A propósito de: Fray Luis de León, Cantar de los cantares de Salomón. Estudio introductorio de Rafael Lazcano, Madrid: San Pablo, 2023, 250 pp.
Salamanca 1562.
En la ciudad universitaria, a orillas del Tormes, durante la época dorada de la historia española, fray Luis remataba su gran obra, escrita a ruegos de su prima de Osorio pero que se publicará en letras de molde 226 años después. Pero sí se difundirá gracias a la indiscreción del encargado de la limpieza de la celda del profesor agustino, fray Diego de León.
De ahí el manuscrito original tuvo su despliegue con una transmisión textual aventurada con variantes incontables que merecen un recuento. El horizonte parecía prometedor. Mas eran ‘tiempos recios’ como sentenciara la monja Teresa de Jesús que en Ávila, a orillas del Adaja, en el mismo año inauguraba su reforma carmelitana y de cuyas obras será el primer editor el mismo fray Luis que no llegó a conocerla. Eran los tiempos de la temida inquisición española.
Salamanca no era solo lo que alababa la inmortal canción universitaria Gaudeamus Igitur sino también hervidero de intrigas y celotipias. Esto ocasionó a fray Luis un gran disgusto, culminando en su estancia de casi cinco años en el calabozo inquisitorial. Fray Luis era portador de una nueva ciencia, la de las ciencias bíblicas, muy avanzadas por su tiempo, cuyo maridaje con la filología lanzaba un reto a las corrientes escolásticas de entonces.
El horizonte era negativo al principio. Pero abrió un nuevo cauce de ciencia, de sabiduría. Esta obra frayluisiana desató muchos cauces. La excelente introducción que acompaña a esta edición, realizada no para expertos sino para lectores cultos o interesados, nos brinda una amplia exposición que destaca no solo el fondo histórico sino una latente teoría de la traducción.
El eminente agustinólogo Rafael Lazcano quiere servirnos de Lazarillo a este texto rico con un horizonte policromado del pasado. Quiere servirnos de puente a un legado inmortal abriendo a la vez ricos horizontes para el futuro sobre todo en la teoría y crítica literaria, asimismo en la semántica y semiológica.
Con fines divulgativos pero sin rebajarse esta edición nos acerca una vez a los horizontes altamente místicos de este escrito inmoral frayluisiano. Tal vez no esté lejos el tiempo oportuno para preparar una edición más crítica que recoja no sólo variantes sino también lecturas paleográficas y modernizadas, con un aparato crítico acompañante al texto para facilitar la hermenéutica de la hermenéutica frayluisiana de un texto bíblico fuera de lo común y que nos sigue interpelando.
A la vez, quizá es apropiado comenzar entre los estudiosos frayluisianos una lectura más atenta a la clave patrística (sobre todo referente a la escuela alejandrina de Orígenes) más que a la neoplatónica en el empeño de comprender el sentido de la obra de este maestro agustino en las aulas salmantina.
Desde las orillas del Tormes, la voz de fray Luis sigue teniendo resonancia que nos transporta más allá de la descansada vida de La Flecha, penetrando a la vez los acordes más secretos de este universo armonioso en clave de amor. Esta atrevida obra le ocasionó al autor una autentica ‘noche oscura’. También nosotros padecemos de noches. No solo por nuestros atrevimientos sino también por nuestros egoísmos. No se puede decir lo mismo acerca del maestro agustino cuyo atrevimiento era para regalar, edificar. No solo a su prima. Sino a todo lector. El resultado: un esfuerzo pionero en las ciencias bíblicas. Más tarde Salamanca será el lugar donde el Padre del Movimiento Bíblico Católico el P. Lagrange, fundador de la Escuela Bíblica de Jerusalén, iniciará sus estudios de las lenguas bíblicas.
Más los horizontes no están sólo hechos sino que están, sobre todo, por venir, discernir y hacer sobre todo con cada nueva lectura, con cada nueva edición, con cada nueva edición.
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