Tras su participación en los párrocos sinodales en Roma, el padre Teo regresa a sus 43 parroquias de Zamora "Necesito volver a encontrarme con mi gente… No olvidarme del barro del que vengo y que tanta vida me da"

Teófilo Nieto
Teófilo Nieto

"Necesito volver a encontrarme con mi gente… No olvidarme del barro del que vengo y que tanta vida me da"

"Con un preguntarme continuamente si la Iglesia tenía que haber llegado hasta ahí, hasta esas estructuras (bellas, no lo voy a negar)"

"A algunos, nos acusan de convertir a la Iglesia en una ONG y, lo curioso, es que son los mismos que la quieren convertir en una Asociación Cultural (“los amigos VIP de Jesús”, creo que se quieren llamar)"

"El Papa nos dijo que 'la Iglesia en la que solo mandan los obispos y los curas, no es la Iglesia sinodal' y nos señaló de que si un obispo no sabe comportarse como un padre, 'que dimita'"

Mi queridísimo Lucas… Aquí me tienes, perdido del todo en una sala de esas en las que la espera es un tránsito hacia otro lugar (signo de estos tiempos sin horizontes de sentido), esperando un vuelo que me lleve, de nuevo, a la realidad del día a día, esa que se impone y que nos hace introducirnos en una inercia que se puede tornar (como ave carroñera) en araña tejiendo olvidos de lo que somos.

Qué difícil sobreponernos al día a día pero… ¡qué necesario es estar en ese día a día de encuentros con rostros y paisajes concretos, ese día a día de compartir “alegrías y tristezas”, derrotas y luchas que desempolvan la utopía para hacerla creíble!  Y todo esto para decirte que necesito volver a encontrarme con mi gente… No olvidarme del barro del que vengo y que tanta vida me da

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El Papa escribe a los párrocos
El Papa escribe a los párrocos

Aunque, para ser sincero, no ha sido éste de ahora el único momento en el que me he visto perdido. Esta misma sensación (rociada con un poco de tristeza y rabia) me pasó esta mañana mientras paseábamos por la basílica de san Pedro, después de habernos metido por una puerta que no es de turistas, adelantándonos al resto del grupo dos de nosotros, y… ¡casi no nos dejan volver a salir por ella! Pero eso es otra historia para reírnos en torno a la lumbre de mi casa el día que vengas a visitar estas tierras.

En ese momento estaba perdido, pero fui capaz de ponerme en modo “turista” (termita de la globalización que diría Ramón Lobo) y disfrutar de la belleza del lugar (aunque no es ése el estilo artístico que más me apasiona). Sin embargo, esa transformación no fui capaz de hacerla mientras celebrábamos la Eucaristía allí dentro, con un murmullo de fondo que asemejaba a “gotas de agua” y eran los turistas en su ir y venir, con un preguntarme continuamente si la Iglesia tenía que haber llegado hasta ahí, hasta esas estructuras (bellas, no lo voy a negar).

Sí, ya sé que eso ha hecho posible un legado cultural pletórico en su hermosura, pero… ¿es ése el legado al que estamos llamados? ¿no somos más bien llamados a ser fuentes de esperanza, semillas de justicia? Yo no creo que seamos los custodios de la belleza en el arte, aunque no esté mal que lo hagamos, más bien creo que somos los sembradores del amor (perdona, amigo Lucas, si me he puesto un poco ñoño).

Lo que sí me parece claro es que, en ocasiones, choca ser transmisores de cultura con la opción por los pobres y, entonces, tenemos que elegir recogiendo las palabras del que dijo: “tuve hambre y me distéis de comer”, ya nos lo dijo Francisco en la Fratelli Tutti: no hay término medio, o se está del lado del salteador o del asaltado.

Basílica de San Pedro

A veces, a algunos, nos acusan de convertir a la Iglesia en una ONG y, lo curioso, es que son los mismos que la quieren convertir en una Asociación Cultural (“los amigos VIP de Jesús”, creo que se quieren llamar).

Pero allí estaba, intentando concentrarme en la oración, sabiendo que el Maestro se nos entregaba allí, a pesar de lo lejos que está esa celebración de la sencilla cena compartida en fraternidad con sus discípulos. Perdóname, hermano, pero siento más vivas mis Eucaristías, pobres al decir de algunos, porque no hay grandes ornamentos, ni muchas personas alrededor del altar, sino solo gente sencilla que pone el corazón en los cantos y en las oraciones; “performance” dicen, porque intentamos hacer signos que signifiquen y no ritos incomprensibles que se rescatan de baúles arcanos.

Ya sé, me lo has recordado muchas veces, ya sé que todos cabemos y que esas celebraciones de tantos acólitos y derroche de incienso también caben en nuestra Iglesia pero, por favor, si vuelves a mandarnos algún escrito, recuérdale (si no te importa) a los de la Asociación cultual de estatutos y moral en Trento, que el Maestro nos dijo que, para su presencia, bastaban dos o tres, porque él nos quiere lejos del individualismo narcisista, pero tampoco nos quiere masificados en muchedumbre acrítica que, con mucha facilidad, grita eso de “crucifícalo”.  

“Dos o tres…” recuérdaselo para que podamos seguir manteniendo la Eucaristía en nuestra España vaciada. Por cierto… ¿sabes lo que nos dijo el Papa? Nos dijo que  “el pastor tiene que moverse. No puede quedarse sentado pensando en cómo queda mejor la bendición”, y nos hizo el gesto con la mano con los tres dedos o con los dos, fina ironía que me está recordando, en este momento, a estas celebraciones tan recargadas… Supongo que no era esto lo que nos quería decir Francisco, pero no puedo por menos que colorearlo entre los retazos de mis “malos pensamientos”.

Encuentro internacional de párrocos en Roma
Encuentro internacional de párrocos en Roma

Disculpa mi dispersión. Sé que lo que realmente te interesa hoy es que te cuente cómo está Francisco, cómo lo he visto de salud, y sé que no me lo pides por cotilleo o por frotarte las manos con su deterioro (por cierto, nos pidió que rezáramos por él… “pero a favor, no en contra”, fueron sus palabras masticadas con una sonrisa picarona). Lo vi bien, Lucas, lo vi bien, rezo porque tengamos Francisco para rato, le pese a quién le pese, aunque le escueza a los que invocan la comunión con Roma cuando Roma es barrera que excluye y hablan de Papa hereje cuando a Roma se le da totalmente la vuelta para ser “amoR”, amor que acoge y abraza (a todos, a todas, a…), amor que denuncia y hace opción por los que nadie se atreve a mirar de frente. Amor… ¿es tan difícil de entender?

Confieso que a mí un poco cuando se trata de amar también a ellos, a los que no aman, a ellos… no a sus ideas (y rezo por ellos… “a favor, no en contra”). Pero, volviendo a Francisco,  quizá lo vi un poco cansado (creo que venía de otro acto y ya tiene sus añitos), pero tiene la cabeza fresca y el ánimo bastante intacto (con esa espontaneidad que le caracteriza y lo hace humano). Allí estuvo con nosotros respondiendo a una serie de preguntas que se habían seleccionado de entre las que enviaron aquellos que quisieron hacerlo.

Tomé notas de lo que nos fue diciendo, no dijo nada que no haya dicho ya, quizá con otras palabras más en tono de cercanía, quizá con alguna anécdota que yo no le había escuchado pero, en definitiva, nos estuvo animando a construir esta Iglesia sinodal porque, nos dijo,  “la Iglesia en la que solo mandan los obispos y los curas, no es la Iglesia sinodal”

Papa y párrocos

Qué bueno eso que nos señaló de que si un obispo no sabe comportarse como un padre, “que dimita” y de que, para él el problema es que “muchos pastores no están en medio del rebaño. Están delante, a veces detrás para pegar y luego se vuelven adelante”. Allí estuvo, saludándonos uno por uno (tendré que comprar la foto de recuerdo… aunque muchos se van a decepcionar porque será foto sin clerigman, la pícara malicia de los que me quieren bien la esperaban para tener motivo de risa a mi costa, pero conmigo).

Además, él está convencido de que los verdaderos cambios vienen desde abajo, desde la base, desde ese pueblo que también tiene el Espíritu… ¿recuerdas la intuición de la que te hablé ayer? Pues bien, tengo que decirte que ésta es una de las pocas veces en las que mi intuición acertó. Tal y como me esperaba, el Papa nos ha lanzado un envío misionero para ser “correa de trasmisión” de la sinodalidad, incluso nos ha entregado un documento que firmó ante nosotros y ya se ha hecho público. Lo cierto es que todavía no he tenido tiempo de echarle un vistazo a esas letras, pero entre las notas que tomé esta mañana estaban esas palabras, lapidarias, en las que nos dijo: “sigan estas ideas. Hablen de ellas con las conferencias episcopales (por supuesto con sus obispos). Digan que es misión mía”.

Querido Lucas, como diría mi padre (con su ironía): “lo malo ya pasó, ahora falta lo peor” que es masticar todo lo vivido, ordenar las ideas sin olvidarnos de la pasión que confiere la emoción del momento…

Querido amigo y hermano Lucas, sigamos escribiendo juntas y juntos este libro inacabado, porque la belleza del proceso consiste en sentirse pluma de Dios para toda la creación.

Teófilo Nieto

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