Dos personajes de cara a los desafíos del presente Romero y Francisco: luces de esperanza, fuentes de inspiración permanente

"Tres recientes documentos del papa Francisco han planteado la centralidad y necesidad de la esperanza en un mundo que parece dominado por la desesperanza y la desconfianza"
"Para san Óscar Romero – cuyo 45 aniversario de su martirio conmemoramos este año - la esperanza, vivida y predicada desde los últimos, fue también central y decisiva para su vida humana y cristiana"
"Ahora bien, ¿de qué manera son luces de esperanza Romero y Francisco hoy?"
"Ahora bien, ¿de qué manera son luces de esperanza Romero y Francisco hoy?"
| Carlos Ayala Ramírez (*)
Tres recientes documentos del papa Francisco han planteado la centralidad y necesidad de la esperanza en un mundo que parece dominado por la desesperanza y la desconfianza. Nos referimos, en primer lugar, a la bula de convocación al Jubileo (2025), donde el Papa Francisco señala que «es necesario poner atención a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia». En segundo lugar, el mensaje del papa para la Cuaresma 2025. Ahí, él explica qué puede significar “Caminar Juntos en la Esperanza”. El tercer texto: “Papa Francisco, Esperanza, la autobiografía”, relata la vida de Mario Bergoglio como un camino de esperanza en contextos de densas sombras que niegan la esperanza a gran parte de la humanidad.
Parasan Óscar Romero – cuyo 45 aniversario de su martirio conmemoramos este año - la esperanza, vivida y predicada desde los últimos, fue también central y decisiva para su vida humana y cristiana. Henri Nouwen, escritor y teólogo holandés, hablando de la esperanza que cultivó Romero, hizo una descripción precisa en las siguientes expresiones:
“En medio de la desesperación [Romero], exhortó a la esperanza: ‘Cuanto más llenos de angustias y de problemas, cuanto más insolubles parecen los caminos de la vida, mira hacia las alturas y oír la gran noticia: ‘¡Os ha nacido un Salvador!’.

En medio de la impotencia, invita a la osadía: ‘No nos desanimemos... como si las realidades humanas hicieran imposible la realización de los proyectos de Dios’.
En medio de la agonía,anuncia la resurrección: ‘Esos desaparecidos aparecerán. Ese dolor... será Pascua de Resurrección’.
En medio de la violencia,predica las bienaventuranzas: ‘Hay jóvenes que optan por la violencia (…) La opción de la Iglesia es por las bienaventuranzas de Cristo, que sembraba una revolución moral’.
En medio del odio, proclama el amor: ‘No nos cansemos de predicar el amor. Sí, ésta es la fuerza que vencerá al mundo’ “.
Ahora bien, ¿de qué manera son luces de esperanza Romero y Francisco hoy?
San Óscar Romero es fuente de inspiración permanente para quienes buscan construir una civilización basada en la justicia, la compasión, la verdad, el respeto a la dignidad humana, el cuidado de la casa común. Es fuente de inspiración para cuantos trabajan por una justicia distributiva, que supere la inequidad; para los que buscan la verdad, desenmascarando toda clase de mentiras y manipulación; para los que luchan por la libertad de estructuras opresoras que generan abuso del tener y del poder.
El papa Francisco, por su parte, es fuente de esperanza para las voces proféticas de hoy que escuchan tanto el clamor de la tierra como el clamor de los empobrecidos. Es inspiración para esas voces críticas que descubren la realidad de las cosas llamándolas por su nombre: injusticia social y ambiental, abuso de poder, corrupción, autoritarismo, etc. Es inspiración para seguir siendo sembradores de esperanza. En su discurso pronunciado en el encuentro con los movimientos populares 2024, planteó la meta hacia la cual peregrinamos y en la que todos debemos participar. Sus palabras son elocuentes:
“Nuestro camino sigue soñando y trabajando juntos para que trabajadores tengan derechos, todas las familias techo, todos los campesinos tierra, todos los niños educación, todos los jóvenes, futuro, todos los ancianos una buena jubilación, todas las mujeres igualdad de derechos, todos los pueblos soberanía, todos los indígenas territorio, todos los migrantes acogida, todas las etnias respeto, todos los credos libertad, todas las regiones paz, todos los ecosistemas protección. Es un camino permanente, habrá avances y retrocesos, habrá errores y aciertos, pero no tengan duda: es el camino correcto (…) No nos cansemos de decir: ¡Ninguna persona sin dignidad!”.

En la encíclica Fratelli Tutti (n.55), Francisco hace una invitación a caminar en la esperanza. Una fuerza que está enraizada en lo profundo del ser humano, que nos da un anhelo de plenitud de vida, que nos hace mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte. La esperanza, en el pensamiento del papa Francisco, es un antídoto contra el miedo, el conformismo y el quietismo. Por eso enfatiza: “¡Ninguna persona sin esperanza!”. Y luego nos abre a la utopía de la familia humana: “Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos”.
En suma, en Romero la esperanza vivida y predicada se expresa así: En medio de la desesperación, exhorta a la esperanza; en medio de la impotencia, invita a la osadía; en medio de la agonía, anuncia la resurrección; en medio de la violencia, predica las bienaventuranzas; en medio del odio, proclama el amor.
En Francisco, la esperanza remite a encarar el mal histórico: “No es sano que nos habituemos al mal, no nos hace bien permitir que nos anestesien la conciencia social mientras una estela de dilapidación, e incluso de muerte pone en peligro la vida de millones de personas”. Remite también a la urgencia de la utopía de la familia humana: “Hace falta la consciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos”.
Romero, pues, es fuente de esperanza permanente. Francisco, la actualiza de cara a los desafíos del presente. Romero y Francisco, historizan la esperanza que no defrauda.
(*) Licenciado en filosofía y maestro en teología. Actualmente, profesor de cristología y eclesiología en California, EE.UU. Difusor del legado de san Óscar Romero.

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