"Un desenfoque eclesiástico que escandaliza a la comunidad" San Juan de Ávila, ¿patrón de todos?
"No haría falta que hubiera sido ya aprobado un doble presbiterado, célibe y no célibe, para que los presbíteros casados españoles comprometidos con sus comunidades, fueran invitados amorosamente a esa comida fraterna que se hace tradicionalmente en la memoria del Patrón manchego evangelizador de Andalucía"
"Solo una disciplina que se hace definitiva en la Edad Media, por razones mas que discutibles hoy dia desde un punto de vista eclesial y cristiano, ha separado a este numeroso grupo de presbiteros del ministerio, con gran dolor y quebranto por parte de muchos y con detrimento del servicio a las comunidades"
"No hay que quebrantar hoy ningún mandamiento de la Iglesia, para invitarles sencillamente a esa comida y acogida presbiteral, aguardando el dia esperamos que no muy lejano, (que muchos, por desgracia, ya no verán) en el que la Iglesia les reintegre a un ministerio que muchas comunidades anhelan y necesitan"
"No hay que quebrantar hoy ningún mandamiento de la Iglesia, para invitarles sencillamente a esa comida y acogida presbiteral, aguardando el dia esperamos que no muy lejano, (que muchos, por desgracia, ya no verán) en el que la Iglesia les reintegre a un ministerio que muchas comunidades anhelan y necesitan"
| Emi Robles Bohorquez
El viernes 10 de mayo se celebró el día de san Juan de Ávila, patrón de los presbíteros españoles. (Prefiero esta denominación a la de patrón del clero, por aquello de las connotaciones clericales. Y creo que viene a expresar lo mismo).
Quiero imaginar que san Juan de Avila sera patrón de todos los presbíteros ya que a todos ellos se les recuerda que lo son "in aeternum"...En relación a esto, se me ocurre para años venideros sugerir una propuesta a estudiar por quien corresponda en estos tiempos eclesiales de énfasis sinodal.
Ahora que la Iglesia estudia y baraja -cada vez con más fuerza y amplitud- la necesaria colaboración entre dos modelos de presbíteros, célibes y casados para la debida atención a la Eucaristía en todas las comunidades, estimo que no haría falta que hubiera sido ya aprobado un doble presbiterado, célibe y no célibe, para que los presbíteros casados españoles comprometidos con sus comunidades, fueran invitados amorosamente a esa comida fraterna que se hace tradicionalmente en la memoria del Patrón manchego evangelizador de Andalucía.
Pienso que serviria como practica de sensibilización en un proceso de acogida fraterna humana y cristiana entre diferentes tipos de presbítero que muchos y muchas en la Iglesia llevamos decadas esperando.
"Ni traidores, ni desertores, ni "menos puros" (los casados, por el hecho de serlo) sino pioneros de un movimiento que necesita la Iglesia". (Palabras del fallecido cardenal Aloisio Lorscheider, Brasil)
Solo una disciplina que se hace definitiva en la Edad Media, por razones mas que discutibles hoy dia desde un punto de vista eclesial y cristiano, ha separado a este numeroso grupo de presbiteros del ministerio, con gran dolor y quebranto por parte de muchos y con detrimento del servicio a las comunidades.
La invitación a algunas fiestas fraternas a estos presbíteros (patrón, navidad, etc) es tan solo una cuestion de sensibilidad y acogida, de cariño y reconocimiento, no de desafío ni ruptura. No hay que quebrantar hoy ningún mandamiento de la Iglesia, para invitarles sencillamente a esa comida y acogida presbiteral, aguardando el dia esperamos que no muy lejano, (que muchos, por desgracia, ya no verán) en el que la Iglesia les reintegre a un ministerio que muchas comunidades anhelan y necesitan y al que ellos siempre se sintieron llamados y del cual fueron violentamente excluidos. (Si a alguien le resulta muy fuerte esa palabra "violentamente" le recomiendo la lectura del articulo del gran carmelita descalzo y contemplativo, Camilo Maccise, mexicano de origen, avilÉs de adopciÓn, titulado "La violencia en la Iglesia")
Tambien se revela un desenfoque eclesiástico que escandaliza a la comunidad, porque otros, (minoria, por supuesto, pero escandalosa) menos merecedores del ministerio: abusadores, avarientos, trepadores de cargos, corruptos... por el simple hecho de no tener o no hacer publica la relacion amorosa profunda unida en matrimonio cristiano con una mujer pueden celebrar juntos el memorial del patron sin que nadie les expulse de la fiesta y se vea su presencia dentro de la "normalidad".
Estos pequeños gestos - a los que algunas personas animamos- de acogida, altamente sensibilizadores, deberian preceder a cambios en el derecho canónico, para que, si algun día se aprobara formalmentr un doble ministerio, no se generaran diferentes categorias de presbiteros ni se generara competencia entre ellos, antes que colaboracion.
Tambien por empatía, por humanidad, por sensibilidad cristiana y por reconocimiento legítimo a quienes no han querido dejar, sino que se han visto apartados de sus comunidades por fidelidad a su conciencia y a los llamados de Dios, que no siempre coinciden con lo que la Iglesia, en un momento histórico es capaz de reconocer.
Algunos de estos presbiteros casados (que no cansados) haran este año sus 50 años, sus 60 en el compromiso ministerial... ¿se les tendrá en cuenta? ¿Será motivo de fiesta en la Iglesia local? ¿O tendrán que celebrarlo en la intimidad de sus familias, o casi a escondidas con esas comunidades a las que siguen sirviendo discretamente lo mejor que pueden y les dejan?
Algunos de estos presbiteros casados (que no cansados) haran este año sus 50 años, sus 60 en el compromiso ministerial... ¿se les tendrá en cuenta? ¿Será motivo de fiesta en la Iglesia local? ¿O tendrán que celebrarlo en la intimidad de sus familias, o casi a escondidas con esas comunidades a las que siguen sirviendo discretamente lo mejor que pueden y les dejan?
¿Les facilitarán sus hermanos celibes estas legitimas celebraciones? Se congratularan con ellos?
La Iglesia está cambiando, sin duda; y más que debe cambiar, pero el verdadero cambio eclesial va mas allá del cambio de las leyes y pasa por la necesaria transformación de las conciencias y de su conversión al Evangelio y por ende, a la fraternidad sororidad universal.
Si no se van dando pequeños pasos en este sentido, que son ni más ni menos que transformaciones profundas en la conciencia eclesial, recordamos que los cambios en el derecho canónico son lentos y no van a hacer milagros en el orden de la conciencia humana y cristiana.
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