"La violencia machista deja en España regueros de sangre de madre, de esposa y ex-esposa" Sin conferencia, sin mujeres y sin misas
"Al rogarle que me tradujera al castellano esta expresión ritual, reconozco con piedad que se hizo un auténtico lío, con referencias a que “claro, también las mujeres son a veces las culpables”, “el tema es muy delicado”".
"Que conste, que esos mismos siempre están dispuestos a ser los primeros en cederles el paso en la vida social, por aquello de las buenas formas y la educación cristiana recibidas…".
Los hechos son así de claros y de significativos. Además de dramáticos siempre, y con relieve singular en el marco de una semana en la que, un día sí y otro también, la violencia machista deja en España regueros de sangre de madre, de esposa, ex–esposa o con pretensiones a serlo. El número de mi tarjeta de “identificación personal e intransferible” del Centro Municipal de Mayores –“Ginzo de Limia”- en el madrileño distrito de Fuencarral- El Pardo, es el 21580720. De vez en cuando acudo a saludar a amigos y colegas, por su cercanía a la Ciudad de los Periodistas, y siempre tuve abiertas las puertas para dar conferencias, por ejemplo, sobre “Francisco, el Papa Reformador; “La Iglesia que se acaba” o “La Ruta de la Plata”…
Recién publicado mi nuevo libro con el título “Historias íntimas de una mujer maltratada”, el responsable del negociado cultural me fijó la fecha del 18 de noviembre próximo para el coloquio—conferencia sobre el tema. Al día siguiente recibí una llamada telefónica personal suya, informándome de que, comentando el compromiso con el resto de la comisión, habían decidido anularlo “por no parecerles apropiado y no cumplir con las características oportunas para el fin que se destinan”.
Al rogarle que me tradujera al castellano esta expresión ritual, reconozco con piedad que se hizo un auténtico lío, con referencias a que “claro, también las mujeres son a veces las culpables”, “el tema es muy delicado”, “va a haber muchas disputas”…. Pero, eso sí, “todos nosotros somos buenos padres, queremos y respetamos en el Centro y fuera de él, a nuestras esposas, a nuestras hijas y a nuestras nietas”... Tuve ocasión de reafirmarme en la idea-eje de que la decisión tomada por las –y ¿las?- dirigentes culturales del Centro no diferían en demasía de las rabiosamente machistas imperantes en la sociedad española en general, al coincidir al día siguiente en el “metro” con uno de los directivos que, aún en vacaciones “canarias”, conocía el tema y, por supuesto, tal y como expresamente me dijo, estaba de acuerdo con la negativa a mi conferencia.
“No es apropiado” reflexionar sobre la violencia machista “porque, claro, a veces, también las mujeres…”
Y este es el caso: Al menos en este Centro de Mayores -"Ginzo de Limia" – Ciudad de los Periodistas, del distrito de Fuencarral- El Pardo, “no es apropiado” reflexionar sobre la violencia machista “porque, claro, a veces, también las mujeres…”.
A la búsqueda de los responsables de tamaño disparate, impropio de un país civilizado, con o sin mujeres en la directiva del Centro Municipal, ¿no es posible que alguien no se dé por aludido y tome las medidas oportunas y precisas, para que no siga imperando este tipo de política municipal, injusta, anti-cívica y asilvestrada? ¿Qué parte de responsabilidad puede competirles a los políticos municipales encargados de estos centros, al servicio de los más desvalidos/as como en el trágico caso de las mujeres maltratadas?
Ante denuncias informativas como estas, las identificaciones correspondientes, es de cajón, y un deber de justicia municipal, que se tomen las medidas que procedan para que el término “violencia machista” se tache y se borre del diccionario de la convivencia entre los seres humanos y se deje de una puñetera vez de argumentarse tal y como a mí mismo se me refirió, que “el número de muertas es mayor que el de muertos, porque el hombre tiene más fuerza” (¡¡). No me duelen prendas al referir estos dolorosos y bochornosos hechos, dada la importancia, la gravedad y el salvajismo que cantan y presagian las estadísticas de mujeres muertas, y las de los hijos huérfanos, que siguen provocando no pocos hombres, escudándose en “razones de su fuerza bruta”. Pero, que conste, que esos mismos siempre están dispuestos a ser los primeros en cederles el paso en la vida social, por aquello de las buenas formas y la educación cristiana recibidas…
El libro “Historias íntimas de una mujer maltratada”, tiene 298 páginas y está prologado por la teóloga Isabel Gómez- Acebo. (Mientras tanto, teólogos, obispos y curas machistas, siguen disertando si las mujeres podrían ser, y ejercer, como sacerdotes, aunque la Iglesia se quede sin ellas y sin misas, pero teniendo que reconocer sin más remedio estar ya en vísperas inminentes de cambios profundos en estas disciplinas canónicas).