¿Para cuándo la canonización y ulterior patronazgo, de alguna MUJER MALTRATADA? En el día de todos los santos (y santas)
(Antonio Aradillas).- "Santos" -"aplicado a la persona de especial virtud y ejemplo"-, hay muchos. Diríase que muchísimos. Todos. Pertenecientes tanto al género masculino y tal vez una "pizca" más al femenino o al "neutro", aunque este término "pizca", en estos casos, no esté exento de interpretaciones disconformes por parte de muchos y muchas.
Y, por razones recónditas, misteriosas y seguramente ininteligibles y hasta rechazables por una gran mayoría, el número -letanía y calendarios locales y universales- , santos- santas canonizados por la Iglesia "oficial", proporcionalmente es reducido y escaso. La misma Iglesia tiene conciencia de ello y, para subsanar tamaña injusticia, le dedica todo un "santo día", solemne y en rojo festivo, a conmemorar, recordar y hacer presente y activa la imagen de quienes "vivieron y murieron en paz y en gracia de Dios.
Reflexionar sobre tema teológico, pastoral y dogmático es -será- de provecho para fieles e infieles:
. Santos de por vida, y a la hora de la muerte, -"salvarse"-, es vocación e intención de todos los seres humanos, por el hecho de haber sido, y ser, creados por Dios. Toda obra de Dios, y más las personas, son santas de por sí, pese a las limitaciones y "fragilidades" que consciente o inconscientemente, dictaminen las leyes y los criterios con los que las apliquen y juzguen sus intérpretes y administradores "oficiales".
. Aspirar a tal santidad es siempre bueno. Aspirar a la "santidad de los altares", de la liturgia y de los calendarios, aleja automáticamente de ella aún a los santos más santos, obligando a los hagiógrafos -historiadores de vidas de santos-, a buscar otros términos que describan con mayor fiabilidad tal definición, no lejanas de la hipocresía, del fariseísmo, del ritualismo y de la soberbia, por devota y espiritual que se nos presente.
. Aspirar a la santidad en exclusiva o fundamentalmente para los clérigos, desde las alturas jerárquicas máximas, a los niveles de "hermanos", legos o acólitos, "desantifican" a quienes así lo crean y lo practiquen. Acaparar este estatus y titulación solo para los cristianos y los bautizados, es improcedente e inmoral. Resultaría blasfemo, vulgar, insensato e injusto, expulsar de la esfera u órbita, en esta vida y en la otra, de la santidad, a quienes poblaron, pueblan y poblarán los territorios y las culturas no cristianas o por cristianizar. Una creencia como esta constituiría una ofensa al Creador- Redentor de la humanidad.
. En las relaciones con Dios y con el prójimo, con pautas de evangelio y de bienaventuranzas, es urgente e implacable revisar ideas y comportamientos que se intitulan "religiosos de toda la vida", pero que son radicalmente paganos. Tanto o más paganos, que aquellos a los que jamás purificaron las aguas lustrales del santo bautismo, ni tuvieron la más leve referencia acerca de los mandamientos de Nuestra Santa Madre la Iglesia.
. Los santos -intercesores ante Dios y ejemplos de vida-, demandan más sana, y certera seriedad teológica, catequística y pedagógica en el pueblo de Dios y en su jerarquía, con el fin de ser útiles, en conformidad con el plan de Dios, que en Cristo Jesús, encarna salvadoramente la Iglesia.
. Alienta, consuela, estimula y hace ser a todos, religiosos de verdad, tener rigurosamente en cuenta la mediación ante Dios de quienes conocimos, o conocemos, como "malos o pecadores", a tenor de adoctrinamientos "oficiales", aunque no a los ojos de Dios. Las palabras de los evangelios de que los pecadores, las prostitutas, la gente de mal vivir, los publicanos, es decir, los oficialmente malos, antecederán a los sacerdotes, fariseos y levitas - los oficialmente buenos- en el Reino de Dios, tienen y tendrán siempre soberana vigencia en el proyecto más elemental que se ofrezca de la verdadera Iglesia de Cristo.
¡Felices, bienaventurados, todos los santos y santas cuya festividad hoy se celebra en el calendario litúrgico, nada más y nada menos que por haber sido, y ser, criaturas de Dios...¡ Ser y ejercer de santos y santas en cualquiera de los momentos, y situaciones de la vida, tal y como hoy están las cosas, es solo explicable gracias a la gracia de Dios. Y este es el milagro que bastaría y sobraría en cualquier proceso de canonización o beatificación posible, al margen, o sobre, las limitaciones explicables e impuestas por las respectivas religiones e Iglesias...
¿Para cuándo la canonización y ulterior patronazgo, de alguna MUJER MALTRATADA?