"Hasta el final, Carter permaneció creativa, mística y apostólicamente unido a Cristo" La espiritualidad cristiana de Jimmy Carter: Todos somos humanos
La última tarea púbica que hizo Jimmy Carter fue dar catequesis dominical, del mismo modo como llevaba haciendo sesenta años en su parroquia baptista de Maranatha, en su aldea natal, Plains, en el Estado de Georgia, donde se formó, trabajó y a donde regresó tras sus cuatro años en la Casa Blanca
Desde el inicio, su vida estuvo marcada por un intenso compromiso social. Su madre, Lillian, que era enfermera, admitía tratar a personas de la comunidad afroamericano en un contexto dominado por un rígido segregacionismo. Jimmy jugaba con otros niños sin importar su color de la piel en una localidad del Sur estadounidense en el que el racismo era muy radical
Carter nos deja un legado social y espiritual de primera magnitud que debería inspirar a todos los cristianos del planeta
Carter nos deja un legado social y espiritual de primera magnitud que debería inspirar a todos los cristianos del planeta
| Fernando Vidal
Jimmy Carter ha dejado el mundo con cien años y siendo en la historia estadounidense el presidente con una religiosidad más viva. Su profunda espiritualidad le llevó a comprometer todas sus fuerzas y tiempo con la paz en el mundo y la ecología integral, lo cual le hizo valedor del Premio Nobel. Ordenado diácono, sirvió no solo a las grandes causas sociales, pacíficas y medioambientales, sino a la vida parroquial ordinaria y la reflexión religiosa. Entre sus treintena de libros se cuenta una Biblia comentada.
La última tarea púbica que hizo Jimmy Carter fue dar catequesis dominical, del mismo modo como llevaba haciendo sesenta años en su parroquia baptista de Maranatha, en su aldea natal, Plains, en el Estado de Georgia, donde se formó, trabajó y a donde regresó tras sus cuatro años en la Casa Blanca. La pandemia hizo que con 95 años dejara de llevar grupos de catequesis, pero, sin embargo, continuó preparando algunos sermones para la congregación y cuando la enfermedad avanzada le quitó las fuerzas necesarias para esa labor, siguió ayudando a los líderes de la comunidad aconsejándoles sobre mejoras en sus homilías.
Su cristianismo baptista combinaba una fe a flor de piel con una fuerte racionalidad, y tenía posiciones progresivas en el ámbito de la igualdad entre mujeres y hombres —«Personalmente creo que las mujeres deberían desempeñar un papel absolutamente igual en el servicio a Cristo en la iglesia» (ABC News, 2000)—, y la legitimidad de la homosexualidad.
Desencuentros con su congregación
En junio de 2000 la asamblea de la Iglesia Bautista del Sur —la más grande de las iglesias protestantes en EE.UU., con 16 millones de miembros— había votado una resolución no vinculante (cada congregación local gozaba de libertad para su aplicación) en virtud de la cual las mujeres debían dejar de ejercer como pastoras y se condenaba la homosexualidad. En realidad, el conflicto con la denominación bautista era más profunda pues desde la década de 1980 habían ido apoyando una doctrina contraria a la separación entre Iglesia y Estado, y amenazando la libertad de prensa. La derechización integrista del Bautismo —en consonancia con la Mayoría Moral fundada durante su presidencia en sincronía con el Republicanismo más radical— vulneraba principios demócratas esenciales para Carter. Eso provocó desencuentros con la congregación a la que habían pertenecido cinco generaciones de su familia y en otoño de ese año 2000 su familia acabó cambiando a otra más inclusiva. La parroquia Maranatha de Plains acogió con entusiasmo a sus nuevos y comprometidos feligreses.
Carter representa bien el giro de la política religiosa en Estados Unidos. Hombre de honda y viva fe, comprometido con la transmisión y celebración de la misma, casado con su inseparable Rosalynn y pilar de una gran familia, vecino acogedor de todos sus vecinos sin diferencia de credo, origen ni color, creador de riqueza y justicia socioeconómica en su empresa, volcado a la pacificación mundial para evitar el sufrimiento humano.
Sin embargo, con la misma fuerza evitaba que la política manipulara a las religiones y que las iglesias socavaran la democracia y la igualdad de todos los ciudadanos. La fundación interdenominacional de la Mayoría Moral liderada por los más radicales telepredicadores, constituyó un lobby partidista que inició un giro a un cristianismo excluyente en Estados Unidos y luego en el mundo. Fue deslegitimando agresivamente las comunidades cristianas que no cedían a la derechización. Así fue paulatinamente siendo excluida la América de Merton, Park, los Berrigan, Corita Kent, Nouwen o Jimmy Carter. Así, la base religiosa del partido demócrata fue deslegitimada como cristiana, excluida de las congregaciones y parroquias, y finalmente quedó abandonada como ovejas sin pastor. El profesor Randall Balmer, del Darmouth College, titulaba de modo expresivo su obituario: «Carter, el último evangélico progresista». Sin embargo, hasta el final Carter permaneció creativa, mística y apostólicamente unido a Cristo.
Desde el inicio, su vida estuvo marcada por un intenso compromiso social. Su madre, Lillian, que era enfermera, admitía tratar a personas de la comunidad afroamericano en un contexto dominado por un rígido segregacionismo. Jimmy jugaba con otros niños sin importar su color de la piel en una localidad del Sur estadounidense en el que el racismo era muy radical. Su madre se dedicó con pasión a que su hijo tuviera una profunda visión de la dignidad humana y una concepción abierta del mundo y la historia, y eso no solamente lo hizo a través de su comportamiento, sino inculcándole un gran amor por la lectura. Esa es la raíz que le llevó a que, cuando dio su primer discurso como gobernador de Georgia, proclamara: «el tiempo de la discriminación racial ha terminado… Ninguna persona pobre, rural, débil o afroamericana debe tener una carga adicional que le prive de la oportunidad de una educación, un trabajo o simplemente justicia» y colgó un gran retrato de Martin Luther King en el capitolio estatal de la ciudad de Atlanta, el primer afroamericano que veían esas paredes.
Su mandato comenzó bajo el tsunami de crisis económica, urbana, cultural y política que había desatado 1973, en medio de un clima occidental de demolición del sistema industrial clásico y la emergencia de un nuevo modo productivo. Aunque sus políticas —muy influidas por su experiencia como gran empresario— pusieron las bases para la superación de tan grave crisis, el electorado no dio tiempo a ver los resultados y votó al republicano Reagan, quien cosechó pronto la recuperación plantada por Carter.
Especialmente destacada fue su fuerte impulso a la paz en Medio Oriente, a la que dedicó grandes esfuerzos, hasta obtener los Acuerdos de Camp David en 1978. Fue clave el entendimiento interreligioso entre el cristiano Carter, el judío Menachem Begin y el presidente egipcio, el musulmán Anwar Sadat. En general, su política internacional supuso un giro en el papel de Estados Unidos, no solo más pacífico —en 2011 declaró «No tiramos ninguna bomba. No disparamos ninguna bala. No participamos en ninguna guerra… Y aun así conseguimos nuestros objetivos internacionales» (Cadwalladr, 2011))—, sino que impidió que durante su mandato las grandes corporaciones estadounidenses continuaran con sus políticas de explotación y apoyo a dictaduras en Latinoamérica.
Su operación más criticada fue el fracaso en el intento de liberación ellos rehenes norteamericanos en Teherán, aunque, en realidad, sí logró su liberación. Recibió la noticia en la Casa Blanca minutos después de que Reagan terminara su discurso de posesión. Meses antes Jomeini había obedecido un mensaje de la candidatura de Reagan para que, a cambio de un trato de favor en la siguiente Administración, no anunciara la liberación de los rehenes antes de las elecciones.
Su último artículo vio la luz el 6 de enero de 2022 con ocasión del primer aniversario del Asalto al Capitolio. Sus palabras no procedían solo de la autoridad de quien ha sido el 39º presidente de Estados Unidos, sino de quien a través del Centro Carter y múltiples iniciativas ha conocido con mayor profundidad que cualquiera de sus contemporáneos las entrañas de los descensos que conducen a las guerras civiles y tiranías. Escribía en The New York Times que el poderoso movimiento antidemócrata «amenaza con derrumbar los cimientos de nuestra seguridad y democracia a una velocidad asombrosa. Ahora temo que aquello por lo que hemos luchado tan duro a nivel mundial —el derecho a elecciones libres y justas, sin la influencia de políticos autoritarios que lo único que buscan es incrementar su propio poder— se haya vuelto peligrosamente frágil en casa».
Su lúcido diagnóstico no oculta el peligro: «Actualmente, nuestra gran nación se tambalea en el borde de un abismo cada vez más grande. Sin una acción inmediata, corremos un verdadero riesgo de entrar en un conflicto civil y perder nuestra preciada democracia. Los estadounidenses debemos dejar de lado las diferencias y trabajar juntos antes de que sea demasiado tarde». Por eso, entre otras soluciones exhorta a que «Debemos buscar la manera de reencontrarnos en la división, de forma respetuosa y constructiva, mediante conversaciones cordiales con familiares, amigos y compañeros de trabajo, y la reacción colectiva contra las fuerzas que nos dividen». A fin de cuentas, «Necesitamos enfocarnos en algunas verdades fundamentales: todos somos humanos».
Carter nos deja un legado social y espiritual de primera magnitud que debería inspirar a todos los cristianos del planeta.
Referencias
- ABC News (2000). Jimmy Carter Leaves Southern Baptists. ABC News, 20 de octubre de 2000.
- Adams, Lian & Hinton, Carla (2024). The faith of Jimmy Carter. The Tennessean, 29 de diciembre de 2024.
- Balmer, Randall (2024). Jimmy Carter: The Last Progressive Evangelical. Político Magazine, 29 de diciembre de 2024.
- Bruinius, Harry (2024). For Jimmy Carter, a life of service, defined by faith. The Christian Science Monitor, 29 de diciembre de 2024.
- Cadwalladr, Carole (2011). Jimmy Carter: 'We never dropped a bomb. We never fired a bullet. We never went to war'. The Guardian, 11 de septiembre de 2011.
- Carter, Jimmy (2022). Temo por nuestra democracia. The New York Times, 6 de enero de 2022.
- Pinedo, Peter & Oliver-Méndez, Ken (2024). Christian faith a hallmark of former president Jimmy Carter’s life. Catholic News Agency, 29 de diciembre de 2024.
- Ramírez, María (2024). Jimmy Carter, el presidente efímero, religioso y pacifista. El diario.es, 30 de diciembre de 2024.
- Tyler, Amanda (2024). Jimmy Carter’s Commitment to Religious Liberty Should Guide Us All. Time Magazine, 29 de diciembre de 2024.
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