Reflexiones acerca de la hermenéutica del querido profesor, recientemente fallecido La esquematización pedagógica de la sabiduría: una estrategia de Cirilo Flórez Miguel para navegarla

Cirilo Flórez Miguel
Cirilo Flórez Miguel

"La triste noticia del fallecimiento del catedrático emérito de filosofía de la Universidad de Salamanca, Cirilo Flórez Miguel (nacido el 02.12.1940 en Cuenca de Campos, Valladolid), ocurrida en Gijón, Asturias el 07.06.2024, no fue inesperada"

!Nuestro llorado catedrático, el robusto aldeano de la Tierra de Campos vallisoletana, con su ejemplo callado nos ha dado lecciones para que nuestra fe no se vuelva irracional y débil en estas calendas posmodernas"

"La herencia filosófico-hermenéutica sembrada por el profesor Flórez Miguel que han (hemos) de recoger sus alumnos constituye en sí una promesa de una cosecha abundante puesto que la promesa es siempre una memoria (anámnesis)"

La triste noticia del fallecimiento del catedrático emérito de filosofía de la Universidad de Salamanca, Cirilo Flórez Miguel (nacido el 02.12.1940 en Cuenca de Campos, Valladolid), ocurrida en Gijón, Asturias el 07.06.2024, no fue inesperada. Se sabía de que estaba enfermo pero la noticia me llegó a estas lejanas Islas del Poniente como un jarrón de agua fría precisamente cuando el tiempo super caluroso y húmedo (la ola de calor peor de nuestra historia), debido al fenómeno El Niño, ya cedía al paso a los tifones tremendos, con lluvias torrenciales y vientos potentes, característicos de La Niña de estos tristes trópicos. 

El viaje de tus sueños, con RD

Cirilo falleció físicamente lejos de nuestra querida Salamanca y yo me encontraba más lejos aún al menos en el sentido físico o espacial de la palabra. Las distancias no han mermado el calor en mi ‘bodega interior’, dicho sanjuanísticamente, donde había sembrado semillas hermenéuticas el recién desaparecido didacta. Dicha bodega sigue albergando el calor de admiración y afecto hacia mi recordado profesor de tiempos que ya van diluyéndose en la sombra. Sirvan estas líneas escritas con estremecimiento para encender una vela de memoria en medio de estas tinieblas de la senectud y del olvido que nos acechan a todos.

DEBATE SOBRE LO ABSURDO 2/2

"Sirvan estas líneas escritas con estremecimiento para encender una vela de memoria en medio de estas tinieblas de la senectud y del olvido que nos acechan a todos"

De entrada, cabe decir que magisterio hermenéutico puede equipararse a un astro en el firmamento de la filosofía cuya luz no se consume en su lumbre si bien ha alumbrado a muchos hogares y crisoles incluso en la lejanía de Filipinas donde el cielo a veces se colora con un sol de excesiva justicia mientras que en otras ocasiones se oscurece para dejar caer una lluvia copiosa muchas veces destructiva y acompañada de vientos potentes cuyo origen se halla en aquellas regiones sin islotes donde los mares lejanos de cantares son insondables y que viajan atravesando leguas de mares y llegan a las islas tocando tierra con sus aullidos clamorosos y truenos anunciando el asolamiento colectiva a la vez la oportunidad, también colectiva, de la renovación. De ahí el privilegio de constantemente construir o reconstruir nuestro pueblo, algo que los filipinos llamamos ‘bayanihan’ que en términos prácticos consiste en ‘ayudarse mutuamente’. Es algo que lamentablemente ya no se suele hacer cotidianamente.

Empecé a tratar a Cirilo en enero de 1993 cuando comenzó su seminario de doctorado titulado 'Modernismo y Filosofía'.  No puedo detenerme en muchos detalles, pues la avidez del tiempo me devora y el ansia de entregar esta pieza a los tórculos (al menos digitales) no me deja descansar. La primera cosa que me llamó la atención aquella tarde en la entonces Facultad de Filosofía en el Paseo de Canalejas fue cómo Cirilo llenaba el encerado con esquemas de círculos y flechas. Hubiera sido un placer fotografiarlos con los recursos de los que disponemos hoy en día, a veces en demasía. Entonces hice lo que pude consignando muchos de ellos en mis apuntes utilizando el bolígrafo Pilot. También hubiera sido un placer fotografiar o filmar a nuestro profesor tan carismático, cercano, cautivador pero a la vez distante, magistral, riguroso que se ponía a mil millones, por decirlo así, comentando un texto filosófico que sostenía en la mano izquierda mientras que la derecha sujetaba la tiza usada cual una vara mágica con que creaba o hacía aparecer sus esquemas mágicos.

Los esquemas, junto con el texto en cuestión en el momento específico de la clase, representaban la esencia de la persona de Cirilo, la de un incomparable enseñante de la filosofía. Era un profesor exigente. Nos obligaba a leer textos no siempre fáciles de comprender. Nombres como Descartes, Locke, Berkeley, Kant, Dilthey, Hegel, Simmel, Heidegger, Gadamer, Foucault, Ricouer, Kuhn, Vattimo, Habermas vienen ahora a la mente. También Unamuno y Ortega que a juicio de Cirilo eran los más grandes pensadores españoles al menos del siglo veinte. Su afán, su ejemplo a partir de estas figuras próceres de construir esquemas nos motivó. No solo a tomar el toro textual por las astas sino sobre todo a abrir perspectivas inusitadas, inexploradas, inesperadasa partir de los escritos de los grandes en que no solo se voz de deja oír sino la de un mundo concretado en una época, elaborado en un contexto, desarrollado en una muestra que es la obra filosófica cuya forma textual es el artefacto de lo que suele denominarse la ‘tradición’ y que supone un acto largo y duro de cultivación al que hemos dado el nombre de ‘cultura’. Cultura y tradición: he aquí los dos ejes de su magisterio que siempre ha querido reflexionar a partir del presente para que el futuro tenga sentido.

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Tal vez por su innata modestiano quiso o no pudo construir su propio sistema aunque sí tenía todas las herramientas como demuestran sus publicaciones, muchas de ellas ensayos, comenzando con el libro basado en su tesis doctoral sobre Marx elaborada bajo la dirección del eminente filósofo, arabista y político Miguel Cruz Hernández y publicada en los tiempos de declive del régimen franquista.

Mas logró algo que algunos pensadores originales y sistemáticos no pudo hacer llevar a cabo: esquematizar la sabiduría para que podamos digerirla como pan de cada día, asumirla como responsabilidad para cada día, compartirla como don para todos los días.  Este afán de proponer (y no imponer) una hermenéutica esquemática le hizo abstener del ahínco común de llevar a cabo una hermenéutica ‘agotadora’ que se empeña en exprimir toda la savia, agotar todos los sentidos, desenredar todos los hilos de los textos.  En lugar de esto, Cirilo proponía una hermenéutica caracterizada por la arquitectura esquemática que abría puertas para que los alumnos u oyentes pudieran explorar los recodos descubrir los escondites, recorrer los paseos de los textos.

"Con una pasión conjugada con la sobriedad, demostrando una madurez inusual en nuestros coetáneos, Cirilo nos ofrecía una iniciación hermenéutica a los textos y no una consumación interpretativa de los mismos"

Con una pasión conjugada con la sobriedad, demostrando una madurez inusual en nuestros coetáneos, Cirilo nos ofrecía una iniciación hermenéutica a los textos y no una consumación interpretativa de los mismos. Siendo así, sin titubeos se le podría denominar un mistagogo de los textos que ofrecían círculos, cuadros y flechas para apuntar en lugar de encasillar, señalar en lugar de encerrar, dirigir en lugar de forzar.  En efecto, su hermenéutica ofrecía mapas intelectuales. Asimismo eran cuadernos de bitácora, lejos de ser manuales o sistemas o enciclopedias.

También por su innata modestia no quiso el reconocimiento para sí. Lejos de su mente la pretensión pueril de construir universos idealizados. Inspirado por el ideal de la Ilustración resumido por el Sapere Aude de Kant, Cirilo nos invita a todos a que hagamos nuestros propios comentarios de los textos, no solo los escritos sino sobre todo los de la propia vida. Hasta el punto de intentar ser un hombre conciliador en momentos muy difíciles para nuestra querida Facultad de Filosofía. Cuando yo me incorporé a ella la tempestad o lo peor de la misma ya había pasado pero todavía quedaban rastros, huellas, auras cuyos sinsabores no pueden ser eliminados del todo con el fluir del tiempo.

Entonces, yo un estudiante novel en la Ciudad del Tormes, con la ingenuidad que caracteriza a los novatos, ya notaba las tensiones en el aire. Mas en aquellos momentos, este novicio venido del Oriente ya se daba cuenta de que a pesar de los pesares Cirilo respiraba la tranquilidad si bien el peso de todo ello le dejó cicatrices interiores que su sonrisa perenne, que no era por pura cortesía, no podía ni quería ocultar. 

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"Aquellas tensiones con las que se enrarecía la atmósfera de nuestra facultad  … Cirilo sabía filtrarlas con gestos vivos que rezumaban electricidad pero que escondían una fidelidad inquebrantable"

Tras esas gafas gruesas se veían ojos asustados y asustadizos que no podían ocultar aquella melancolía profunda, reflejo de aquellas tensiones con las que se enrarecía la atmósfera de nuestra facultad de entonces aunque ya de alguna manera destiladas, fermentadas, purificadas. Cirilo sabía filtrarlas con gestos vivos que rezumaban electricidad pero que escondían una fidelidad inquebrantable. Esta última era el puntal que sostenía aquella insaciable curiosidad propia de él y que constituye su verdadero patrimonio a los estudiantes venideros de la filosofía a los que su hermenéutica esquemática lanza el reto de atreverse a saber y a hacer más, excediendo los límites de los textos del pasado para poder construir el futuro con nuevos textos con la conciencia acechante del riesgo inevitable de caer en las redes axiológicas de lo desmesurado tan común en nuestros quehaceres tanto académicos como personales.  

Más que ecléctica su curiosidad era la de un hombre sediento no solo de saberes sino de verdadera sabiduría que brota de un manantial singular pero cuyos caudales son incontables, inabarcables, inefables. Y esta fuente la buscó Cirilo pasando y explorando por sus diversos arroyos y riachuelos, con sus correspondientes riberas y vegas, todo ello hecho concreto en los textos, como un verdadero caballero como don Quixote mirando a los astros a lo lejos pero con los pies siempre pisando la tierra como el escudero Sancho. Nuestro desaparecido catedrático, que era a la vez caballero y escudero en las aulas, tenía un talante cervantino, es decir, va viviendo las epopeyas de las personalidades en busca del autor, sede y dueño de las virtudes de la caballerosidad, clave insoslayable para que uno llegue a ser dueño de uno mismo. Ser dueño de uno mismo significa abstener del empeño de agotarlo todo para poder dar de sí mismo con la desmesura deseada. En otras palabras, no a la hermenéutica del agotamiento que exprime pero sí a la de la generosidad que abre.

"Esta sabiduría ambulante la vi yo con ojos propios, cuando coincidíamos Cirilo y yo en la misa de mediodía en la iglesia de los padres dominicos de Salamanca, normalmente celebrada entonces por el incomparable exegeta asturiano Maximiliano García Cordero O.P. (1921-2012), cuyas homilías eran más bien clases de exegesis bíblica"

Solo la generosidad puede considerase la desmesura deseada. Esta supone el dominio de sí mismo, característico de un verdadero caballero, pues la caballerosidad es la sabiduría ambulante que no solo camina sino que también ayuda a caminar. Esta sabiduría ambulante la vi yo con ojos propios, no solo por las calles salmantinas sino de manera especial cada domingo cuando coincidíamos Cirilo y yo en la misa de mediodía en la iglesia de los padres dominicos de Salamanca, normalmente celebrada entonces por el incomparable exegeta asturiano Maximiliano García Cordero O.P. (1921-2012), cuyas homilías eran más bien clases de exegesis bíblica. Sospecho que Cirilo iba a misa del P. Maxi porque le atraía el talante pedagógico de este que era más docente que liturgo en aquellas celebraciones de nuestra fe. Me supongo que Cirilo creía que el verdadero celebrante había de ser ante todo un verdadero docente.  

"Me supongo que Cirilo creía que el verdadero celebrante había de ser ante todo un verdadero docente"

Queda patente a esta luz que nuestro querido profesor vivencialmente pudo unir su inquebrantable fe agustinianamente y anselmianamente, es decir, su fe se unió a la comprensión lograda por la pedagogía para que dicha fe fuera vivida como realidad radical, dicho orteguianamente esta vez. Y esta vivencia es el alma de la sabiduría cuyo origen es trascendente. Sin caer en dogmatismos o fórmulas confesionales Cirilo, que respetaba la autonomía de la filosofía de la teología, afirmaba con su ejemplo que la sabiduría amada por el filósofo dimana de un origen trascendente

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La sabiduría no es objeto de cazas pero sí de búsquedas incesantes. Estas búsquedas, con sus incontables recorridos, llevan inevitablemente al descubrimiento de que esta sabiduría fue quien había tomado la iniciativa y que se hizo la encontradiza. Y esto ya lo sabe perfectamente en las aulas celestiales el maestro vallisoletano. Su vida era un ofrecimiento de sí como crisol vivo. 

Este autofrecimiento consistía en una constante purgación. En el caso de Cirilo la purgación llegó al extremo de purificarle totalmente la memoria en los últimos tramos de su peregrinar mortal. Por medio de este autofrecimiento se forjan los caminos con sus sentidos y direcciones. Cirilo no me dirigió la tesis doctoral pero su magisterio hermenéutico, forjado durante años de autofrecimiento, ha brindado dirección y coordenadas para mi propia búsqueda (y la de muchos) que sigue hasta hoy en día pese a tantas vacilaciones, caídas y derrotas. En la hermenéutica no se trata de lograr el éxito sino de volver a levantarse para intentar lidiar de nuevo el texto de la vida. Y los esquemas, cual estrategias, pueden ser de ayuda en esta navegación protagonizada por náufragos constantes.

Nuestro llorado catedrático, el robusto aldeano de la Tierra de Campos vallisoletana, con su ejemplo callado nos ha dado lecciones para que nuestra fe no se vuelva irracional y débil en estas calendas posmodernas. Esta misma fe ha de robustecerse en nuestra capacidad de buscar y amar la sabiduría, empezando con la curiosidad, es decir, con la sed de la verdadera sabiduría, debe esquematizarse para poder ser compartida como tradición, como cultura, que unamunianamente se cristaliza como intrahistoria y que en el presente constituye siempre un reto  para el futuro puesto que desde la perspectiva privilegiada de este último todo reto es siempre una promesa.  

La herencia filosófico-hermenéutica sembrada por el profesor Flórez Miguel que han (hemos) de recoger sus alumnos constituye en sí una promesa de una cosecha abundante puesto que la promesa es siempre una memoria (anámnesis).  Los peritos habían declarado que Cirilo perdió la memoria aquí en este valle de lágrimas pero los amantes de la sabiduría sabían o saben que esta misma memoria siempre ha estado presente y archivada ahí donde siempre había fijado su mirada cuando todavía compartía nuestras andaduras que había comenzado en el campo vallisoletano cuya cima era la vega salmantina.  Su tránsito reciente es una invitación a los que seguimos en las lidias de todos los días en esta liza que es la vida a seguir fijando nuestra mirada, muchas veces cansada pero esperanzada, en la misma dirección.

Cirilo Flórez
Cirilo Flórez Raquel Flórez

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