"Gestos y palabras de un Papa emigrante que vino 'del fin del mundo'" Yo estoy con el papa Francisco

Con los pies en el barro de la calle sin asfaltar y la mirada en el cielo diáfano. Así esperaba Angélica Paz el inicio de una misa. Jubilada, migrante misionera, 50 años rompiéndose el lomo limpiando casas ajenas. “Vengo para apoyar al Papa y a la Argentina frente a estos malvados que lo llaman diablo, que no saben de nuestras necesidades”, dice la señora con la frente bien alta. Asi empezaba Nicolás G. Recoaro en periódicos argentinos una de la muchas crónicas sobre una misa reciente de los curas villeros en Buenos Aires.

Era una acción un tanto profética, con muchos sacerdotes de villas y barrios populares los que ofrecieron esa celebración, que contó con el apoyo del arzobispo de Buenos Aires, y estuvo encabezada por el obispo Gustavo Carrara, vicario general de la arquidiócesis y responsable de la Pastoral de las Villas de la ciudad de Buenos Aires. La ciudad de los mil rostros

Una misa en un lugar concreto que bien conocía el Papa porque, desde 1996, el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio “llegaba allí caminando entre los pasillos para encontrarse con los vecinos, con los curas y con la comunidad después de haberse bajado del trasporte colectivo,”. Y recordaron que “siempre fue querido por su sencillez, su austeridad, palabra clara y comprensión de la gente”.

Fue a las puertas de la iglesia de Caacupé, en la villa 20-21, como un gesto colectivo frente a las declaraciones de Milei el dirigente y aspirante a la Presidencia de la nación, que en los últimos días, calificó a Francisco, entre otras lindezas , como “jesuita que promueve el comunismo”, “personaje impresentable y nefasto” y “representante del maligno en la Tierra”.

La misa contó con una participación multitudinaria y con representantes del mundo social, académico, político y sindical del país, destacando la presencia del Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel.

Es importante, cada uno como pueda y donde pueda, gota a gota, verso a verso, paso a paso defender al papa Francisco. También dentro de la Iglesia

Me uno a dicho gesto.

Y recuerdo de mis tiempos en la Conferencia Episcopal cuando ante el nombramiento (¿inesperado?) de Bergoglio como papa, tuve que elaborar dosieres y recopilar textos suyos que hablaran sobre migraciones y/o victimas de la trata. Y encontré palabras y signos repetidos cercanos a los que han hecho estos curas recordando sus desplazamientos a la periferia «villera» de Buenos Aire. Celebrando al Dios de la Vida entre tanta muerte y desprecio como allí encontraba.

La primera misa que ofreció Bergoglio para los emigrantes y las víctimas de la trata y los que luchan contra la mafia se realizó en la Iglesia de los Migrantes en el barrio de La Boca. Fue en 2008 desde su cargo de cardenal y arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, respaldando el trabajo de todos los que luchan contra la trata con fines de explotación laboral, sexual y la esclavitud en todas sus formas como la exclusión. Y donde advirtió sobre las formas modernas de esclavitud y explotación, al presidir esa emotiva Misa para inmigrantes indocumentados, ‘para los sin papeles»

A sus signos le acompañaban las palabras: “Acá en Buenos Aires, en la gran ciudad, en esta ciudad cada día más avanzada, también hay hermanos nuestros migrantes que los tienen trabajando 20 horas por día, 18 horas por día, les pagan una miseria y un sándwich de mortadela; que aquí también no les importa a estos tratantes modernos que se mueran los chicos: pensemos los que se murieron en Caballito quemados en ese taller clandestino porque estaban enrejados«. Esta misa la celebró en la puerta de un taller textil clandestino donde murieron seis personas.

"Acá en Buenos Aires, en la gran ciudad, en esta ciudad cada día más avanzada, tambiénhay hermanos nuestros migrantes que los tienen trabajando 20 horas por día, 18 horas por día, les pagan una miseria y un sándwich de mortadela"

En el año 2011 subrayó la presencia Jesús entre ellos, “que viene aquí a decir que está con estos hermanos y hermanas nuestros que en esta ciudad viven esclavizados. Ustedes me podrán decir: Pero Padre, usted siempre dice lo mismo… Y sí, mientras en Buenos Aires haya esclavos voy a decir lo mismo! En el colegio nos enseñaron que la esclavitud estaba abolida pero saben qué es eso? ¡Un cuento chino! Porque en esta ciudad la esclavitud no está abolida; en esta ciudad la esclavitud está a la orden del día bajo diversas formas; en esta ciudad se explota a trabajadores en talleres clandestinos y si son inmigrantes se les priva de la posibilidad de salir de ahí”

"Y sí, mientras en Buenos Aires haya esclavos voy a decir lo mismo! En el colegio nos enseñaron que la esclavitud estaba abolida pero saben qué es eso? ¡Un cuento chino! Porque en esta ciudad la esclavitud no está abolida"

Y en el 2012 se oyó su grito al respecto: “Hoy queremos que se oiga el grito, la pregunta de Dios: ¿Dónde está tu hermano? Que esa pregunta de Dios recorra todos los barrios de la Ciudad, recorra nuestro corazón y sobre todo que entre también en el corazón de los «caínes» modernos. Quizá alguno pregunte:¿Dónde está tu hermano esclavo? El que estás matando todos los días en el taller clandestino, en la red de prostitución, en las ranchadas de los chicos que usas para la mendicidad, como «campana» de distribución de droga.. ¿Dónde está tu hermano el que tiene que trabajar casi de escondidas de cartonero porque todavía no ha sido regularizado ¿Dónde está tu hermano…? ¿Dónde está tu hermano«? “

"Gestos y palabras de un Papa emigrante que vino «del fin del mundo» que se desvinculó de sus confines bonaerenses para proponer la cuestión de Dios en todos aquellos procesos de encuentro, de amalgama de diversidades y de reconstrucción de las relaciones sociales"

Gestos y palabras de un Papa emigrante que vino «del fin del mundo» que se desvinculó de sus confines bonaerenses para proponer la cuestión de Dios en todos aquellos procesos de encuentro, de amalgama de diversidades y de reconstrucción de las relaciones sociales, que están de hecho en todas partes y a quien le gusta hablar de la Iglesia de puertas abiertas.

Para que entre el arco iris de los mil rostros de Cristo a los que hay que servir, acompañar y defender, en esta etapa eclesial: la del Papa «emigrante».

Perez Esquivel, premio nobel, referente de la defensa de los Derechos Humanos en América Latina, y amigo del papa argentino desde que éste fue elegido en 2013, enumeró muchas veces las varias batallas del pontífice a favor de los emigrantes, contra el cambio climático y las armas nucleares, por la justicia social, la paz y los pobres.

"Por todo ello estoy con Francisco" dijo

Desde aquí , yo también.