Informe sobre abusos en la Iglesia Evangélica Alemana No hay piedras de molino para tanto canalla
"¿Qué argumento o excusa ofrecerán a aquel que dijo 'Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar'?"
El hecho de que la propia Iglesia Evangélica Alemana haya encargado el estudio a una organización independiente, y que la presidenta del Consejo de la Iglesia Protestante de Alemania haya pedido “disculpas de todo corazón” a las víctimas, no es un consuelo suficiente, ni para las víctimas ni para todos los cristianos evangélicos del mundo que hoy despertamos con vergüenza y estupefacción a esa trágica realidad
| Jorge Fernández
(Actualidad Evangélica).- Es el escándalo más reciente: un informe revela que en las últimas décadas, 2.225 personas, más del 50% de ellas niños varones de 11 años de edad, fueron víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos de distinto rango clerical (el 66% de ellos casados) pertenecientes a la Iglesia Evangélica Alemana.
Por si no fuera bastante, los investigadores afirman su convicción de que esta cifra es solo “la punta del iceberg”. Calculan que el número real de víctimas puede alcanzar las diez mil.
El hecho de que la propia Iglesia Evangélica Alemana haya encargado el estudio a una organización independiente, y que la presidenta del Consejo de la Iglesia Protestante de Alemania haya pedido “disculpas de todo corazón” a las víctimas, no es un consuelo suficiente, ni para las víctimas ni para todos los cristianos evangélicos del mundo que hoy despertamos con vergüenza y estupefacción a esa trágica realidad.
No hay justificación ni disculpa que alcance
No solo por la gravedad que en sí misma tienen los abusos sexuales a niños y a personas vulnerables, sino por el hecho de que esos abusos hayan sido perpetrados por clérigos y personas a las que se les supone un plus de ejemplaridad ética y moral como “testigos de Cristo”.
¿Con qué cara mirarán a los ojos del Juez cuando se presenten ante el Tribunal de Cristo? ¿Qué argumento o excusa ofrecerán a aquel que dijo “cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar”?.[1]
Escribo estas líneas profundamente asqueado por esta información, un día después de que en los EEUU se celebrara una sesión del Comité Judicial del Senado a la que fueron citados Mark Zuckerberg, consejero delegado de Meta (Facebook, WhastApp, Messenger, Instagram...), y el resto de los principales CEO de las compañías de redes sociales (Snap, X, Tik Tok, Discord, etc).
“Ustedes y sus empresas, sabemos que no es esa su intención, pero tienen las manos manchadas de sangre. Hacen un producto que mata gente”, les dijo a la cara el senador republicano Lindsey Graham. Y no fue el único. Los líderes de las grandes compañías tecnológicas tuvieron que escuchar sonrojados y rodeados de padres de niños víctimas de sus “armas sociales”, los datos de varios informes que revelan cómo sus redes son usadas por depredadores sexuales para engañar y seducir a niños y niñas desprotegidos en chats privados y a través de juegos sin controles eficaces y con todas las facilidades de sus algoritmos.
La pederastia “sistémica” se puede prevenir, o al menos dificultar al máximo posible. También hay que instruir a los niños
¿Qué se puede hacer para proteger a nuestros niños de tanto lobo rapaz suelto? Se pueden hacer muchas cosas para que los espacios públicos, iglesias, organizaciones religiosas, centros de acogida, centros culturales, centros educativos, clubes deportivos, etc., sean espacios seguros. La pederastia “sistémica” se puede prevenir, o al menos dificultar al máximo posible. También hay que instruir a los niños.
En España, por ejemplo, hoy sería más difícil que pasara algo como en Alemania. Desde hace ya varios años las iglesias evangélicas pertenecientes a la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), que son la mayoría, son instruidas en protocolos de actuación preventiva para evitar la comisión de delitos, entre ellos los delitos sexuales. Y al personal religioso, empezando por los Ministros de Culto (de ambos sexos), se les exige el Certificado de Antecedentes Penales y Delitos Sexuales para poder acreditarse como tales. Y lo mismo se recomienda hacer a las iglesias y entidades evangélicas con los voluntarios que trabajan con menores de edad (campamentos, escuelas dominicales, etc.).
Pero las redes sociales son una plaza pública llena de peligros y amenazas para usuarios desprevenidos, especialmente para los más jóvenes.
Además, la naturaleza de los abusos sexuales está lejos de ser un problema meramente sistémico o institucional. Es un problema humano (aunque nos resulte natural a veces pensar en los pedófilos como “animales”).
Tampoco creo que ayude espiritualizar siempre estos comportamientos atribuyéndolos a “demonios”, algo a lo que a veces en ciertos ámbitos somos bastante propensos. Soy de los que creen que ciertos comportamientos humanos ¡podrían sonrojar y escandalizar hasta a un demonio! La pedofilia -diabólica o no- es un comportamiento humano inexcusable, y un pecado que hiere con violencia el corazón de Dios.
"Mejor le fuera atarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al mar...".
Soy pastor y, por supuesto, creo en la redención. No hay pecado que Dios no pueda perdonar, ni corazón que el Espíritu Santo no pueda regenerar… Lo creo sincera y profundamente.
Pero en ciertas ocasiones, como las que aquí comentamos, me sale decir: “Señor, no hay suficientes piedras de molino para tanto canalla”.
[1]S. Marcos 9:42
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