¡Qué apasionante tarea nos has dejado! Hasta siempre, hermano Francisco

"Me cuesta creer lo que ya es una realidad. Descansas desde ayer en el lugar elegido por ti, Basílica de Santa María la Mayor"
"Vuelve a mi retina la despedida mundial que tuviste ayer: desde los poderosos de la tierra hasta los olvidados y marginados. Y en medio de esos extremos, miles y miles de personas… era la firma a tu pontificado"
"No puede faltar una palabra de gratitud desde lo hondo del corazón, por la herencia que nos has dejado: Poner a la persona en el centro, escuchada y mirada a los ojos como única … Una herencia envuelta en alegría"
"Recibir esa herencia nos despierta a un compromiso fuerte de corresponsabilidad, de sentir que somos parte activa, no espectadores. ¡Muchas gracias por tu vida entregada en totalidad hasta el último suspiro! Confiamos en la ayuda del Espíritu para recibir un nuevo Papa, un sucesor tuyo que nos siga guiando en la iglesia sinodal que soñamos"
"No puede faltar una palabra de gratitud desde lo hondo del corazón, por la herencia que nos has dejado: Poner a la persona en el centro, escuchada y mirada a los ojos como única … Una herencia envuelta en alegría"
"Recibir esa herencia nos despierta a un compromiso fuerte de corresponsabilidad, de sentir que somos parte activa, no espectadores. ¡Muchas gracias por tu vida entregada en totalidad hasta el último suspiro! Confiamos en la ayuda del Espíritu para recibir un nuevo Papa, un sucesor tuyo que nos siga guiando en la iglesia sinodal que soñamos"
| María Luisa Berzosa González, Hija de Jesús
Escribo a los ocho días de tu último paseo por la Plaza de San Pedro. Hoy es domingo 27 de abril. Me cuesta creer lo que ya es una realidad. Descansas desde ayer en el lugar elegido por ti, Basílica de Santa María la Mayor, protegido por la Madre que te recibió tantas veces en tu vida, antes y después de ser Papa: Salus Populi Romani.
Vuelve a mi retina -y a mi corazón- la despedida mundial que tuviste ayer: desde los poderosos de la tierra hasta los olvidados y marginados. Y en medio de esos extremos, miles y miles de personas, signo del pluralismo reinante en nuestra sociedad acogido y bendecido por tu persona y misión de pastor.
-k1nE-U23015809171144JD-1200x840@Burgosconecta.jpg)
Esa presencia mundial era la firma a tu pontificado, una firma que ratificaba el modo elegido por ti para guiar a nuestra querida iglesia. La homilía que escuchamos era un auténtico retrato de tu persona y tus doce años de pontificado, expresada con energía vital, con corazón conmovido, con radical transparencia y verdad.
Y tu recorrido por el centro de Roma, donde continuaba la aclamación popular, era una afirmación más a lo dicho anteriormente. Esas rosas blancas en tu momento final sostenidas por manos temblorosas y lágrimas emocionadas, era la mejor despedida con gratitud por tu acogida incondicional a cada persona que contigo se hizo “visible”.
Y se nos recordaron esos signos tan tuyos que marcaron tu vida y misión de manera indeleble. Tu lema “Lo miró con misericordia y lo eligió” y tu signo como miembro de la Compañía de Jesús.
"Una herencia envuelta en alegría, en ese sentido del humor tan tuyo, con tu acento 'porteño' y con vocabulario propio y particular con el que has enriquecido nuestro diccionario"
No puede faltar una palabra de gratitud desde lo hondo del corazón, por la herencia que nos has dejado: Poner a la persona en el centro, escuchada y mirada a los ojos como única. Tu clamor urgente y constante en favor de la paz, la guerra siempre es un fracaso. La imperiosa necesidad de preservar la ‘casa común’. El paso forzado de las personas migrantes para ser acogidos. El grito de los pobres. Los grupos de diversidad sexual. Los jóvenes y los ancianos, con tu mensaje póstumo invitando a la escucha para aprender tanta sabiduría. Tu opción por ir a las periferias existenciales y geográficas, elegir qué países visitar y cuales no …

Y nos dejas una herencia envuelta en alegría, en ese sentido del humor tan tuyo, con tu acento “porteño” y con vocabulario propio y particular con el que has enriquecido nuestro diccionario. Y esto sin ignorar los conflictos, las resistencias, las presiones que el modo de ejercer tu misión han hecho brotar en algunos ambientes.
Recibir esa herencia nos despierta a un compromiso fuerte de corresponsabilidad, de sentir que somos parte activa, no espectadores. Y la necesaria colaboración de cada persona en el lugar que nos encontremos, porque nos has abierto caminos, procesos, que deseamos continuar en esa modalidad de iglesia sinodal, con acogida universal, sin que nadie permanezca en los márgenes.
¡Qué apasionante tarea nos has dejado! Experimentamos un profundo deseo de no desfallecer en el camino, sino seguir viviendo como Peregrinos de la Esperanza en este año jubilar y por tanto no salirnos de ese itinerario que has iniciado. Sentiremos tu ausencia pero contamos con la certeza de que nos vas a seguir animando a hacer realidad una “iglesia en salida, hospital de campaña, misericordiosa y compasiva” donde tengamos lugar todos, todos, todos…
¡Muchas gracias por tu vida entregada en totalidad hasta el último suspiro! Confiamos en la ayuda del Espíritu Santo para recibir un nuevo Papa, un sucesor tuyo que nos siga guiando en la iglesia sinodal que soñamos.

Etiquetas