Experiencias vitales y pastoral, Misión Joven mayo 2014
Os dejo la editorial y presentación del número 448 de Misión Joven, de mayo de 2014, junto con su portada, diseñada, como siempre, por el salesiano, artista y educador social Jota Llorente:
EXPERIENCIAS VITALES Y PASTORAL
“Yo he venido para que todos tengan vida,
y vida en abundancia”
(Jn 10,10)
“Llegamos a ser plenamente humanos
cuando somos más que humanos,
cuando le permitimos a Dios que nos lleve
más allá de nosotros mismos
para alcanzar nuestro ser más verdadero”
(Papa Francisco, Evangelii Gaudium 8)
Decía hace años el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, hoy dominico, que “no hay dos historias, una profana y otra sagrada, sino solo un devenir humano asumido por Cristo, Señor de la historia. Su obra redentora abarca todas las dimensiones de la existencia y la conduce a su pleno cumplimiento. La historia de la salvación es la entraña misma de la historia humana. La acción salvífica de Dios trajina toda la existencia humana” (Teología de la liberación, Salamanca, Sígueme, 1975, pp. 199-200).
Pues bien, de eso trata este número de Misión Joven: tampoco hay dos ámbitos separados para la pastoral juvenil, la vida cotidiana de cada joven y la experiencia espiritual o cristiana o religiosa… o como queramos llamarla. La pastoral juvenil debe ayudar al joven a interpretar, mejorar y elevar su vida (su única vida), pues no en vano Jesús le promete “Vida en abundancia” (Jn 10,10).
Dijo Sócrates que “una vida sin examen no vale la pena de vivirse”. Ese examen o interpretación de la propia vida, especialmente en los momentos más densos, cuando se presentan esas experiencias fuertes que denominamos “vitales”, es “terreno sagrado” para la acción pastoral. Cuando no se afronta con lucidez, nos sucede lo que resumía el escritor irlandés Óscar Wilde en una de sus típicas frases brillantes: “Vivir, lo que se dice vivir, es algo que pocos hacen; la mayoría se limita a existir”. Es casi tópico citar también la frase del filósofo madrileño Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Menos frecuente, por desgracia, es no mutilar la frase y citarla entera: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no lo salvo a ella, no me salvo yo”. He ahí una tarea fundamental para la Pastoral Juvenil: ayudar a los/as jóvenes a “salvar su circunstancia”, a profundizar y aprovechar como camino de crecimiento humano y cristiano las circunstancias vitales intensas.
Experiencias límite o cumbre
Es un tema recurrente en la historia occidental el constatar, desde el Mito de la Caverna de Platón a La vida es sueño de Calderón, pero también en películas de cine como Matrix o El show de Truman, que muchos seres humanos (¿la mayoría?) pasamos nuestra vida medio adormilados o anestesiados, sin ser capaces de taladrar y desentrañar las grandes experiencias vitales que se nos van presentando. En realidad, como ha escrito reiteradamente el teólogo Juan Martín Velasco, esas experiencias-cumbre pueden ser pequeñas hendiduras por las que se vislumbra en ciertas ocasiones la luz, (¡mucha luz!), que el ser humano lleva dentro, gracias a esa desproporción interior (“El hombre supera infinitamente al hombre”) que nos constituye, según escribió genialmente Blas Pascal. Recientemente, el profesor de Teología Fundamental de Comillas Pedro Rodríguez Panizo ha escrito un interesante libro en que denomina “la herida esencial” a ese interior nuestro que, de vez en cuando, aflora a la superficie y nos deja “en carne viva”. Seguramente algo de eso intuía el novelista Franz Kafka cuando escribió: “Cristo es un abismo lleno de luz. Hay que cerrar los ojos para no caer en él”. O san Agustín: “Te buscaba fuera, pero tú estabas dentro der mí…”
Hemos querido ofrecer, en nuestra sección Experiencias, un elenco de esas experiencias vitales según las han vivido e interpretado sus protagonistas. Creemos que pueden ayudar al lector a comprender mejor la intención que nos ha movido al hacer este número de Misión Joven.
El “Principio encarnación”
No debemos caer, no obstante, en un psicologismo simplón. En realidad, nuestro modelo no es otro que el propio Jesús de Nazaret. Él también ayudó a leer, elevar y salvar las experiencias vitales de sus discípulos, de la mujer samaritana, de Zaqueo, del ciego de nacimiento, de María Magdalena… Así, nos ha señalado un camino de pastoral integral ante las experiencias vitales: el camino de la encarnación en la vida humana. Un camino que asumió hace 50 años la Gaudium et Spes: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (GS 1).
Los estudios de este número
- José Serafín Béjar analiza tres vivencias importantes para el joven de hoy: la experiencia del “cuerpo”, de la “libertad” y del “deseo”, que pueden transformarse en acontecimientos: la “relación”, la “singularidad” y la “trascendencia”. Este proceso puede y debe trasladarse a muchas otras experiencias juveniles.
- Inma Eibe, carmelita de la caridad y buena conocedora de la Escritura, nos habla de los acontecimientos de la vida de cuatro personajes bíblicos: María (la profetisa del Éxodo), David, Pedro y María Magdalena, y nos ayuda a relacionar estos acontecimientos con los que viven los jóvenes de hoy.
- Fernando Miranda, Delegado de Pastoral Juvenil de la Inspectoría (o provincia) de los Salesianos de Valencia, ofrece una descripción de las principales actitudes y actuaciones prácticas que deben adornar a los educadores y acompañantes cristianos para ayudar a los jóvenes a vivir “con una mirada cristiana” sus experiencias vitales más importantes.
JESÚS ROJANO MARTÍNEZ
misionjoven@pjs.es
EXPERIENCIAS VITALES Y PASTORAL
“Yo he venido para que todos tengan vida,
y vida en abundancia”
(Jn 10,10)
“Llegamos a ser plenamente humanos
cuando somos más que humanos,
cuando le permitimos a Dios que nos lleve
más allá de nosotros mismos
para alcanzar nuestro ser más verdadero”
(Papa Francisco, Evangelii Gaudium 8)
Decía hace años el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, hoy dominico, que “no hay dos historias, una profana y otra sagrada, sino solo un devenir humano asumido por Cristo, Señor de la historia. Su obra redentora abarca todas las dimensiones de la existencia y la conduce a su pleno cumplimiento. La historia de la salvación es la entraña misma de la historia humana. La acción salvífica de Dios trajina toda la existencia humana” (Teología de la liberación, Salamanca, Sígueme, 1975, pp. 199-200).
Pues bien, de eso trata este número de Misión Joven: tampoco hay dos ámbitos separados para la pastoral juvenil, la vida cotidiana de cada joven y la experiencia espiritual o cristiana o religiosa… o como queramos llamarla. La pastoral juvenil debe ayudar al joven a interpretar, mejorar y elevar su vida (su única vida), pues no en vano Jesús le promete “Vida en abundancia” (Jn 10,10).
Dijo Sócrates que “una vida sin examen no vale la pena de vivirse”. Ese examen o interpretación de la propia vida, especialmente en los momentos más densos, cuando se presentan esas experiencias fuertes que denominamos “vitales”, es “terreno sagrado” para la acción pastoral. Cuando no se afronta con lucidez, nos sucede lo que resumía el escritor irlandés Óscar Wilde en una de sus típicas frases brillantes: “Vivir, lo que se dice vivir, es algo que pocos hacen; la mayoría se limita a existir”. Es casi tópico citar también la frase del filósofo madrileño Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Menos frecuente, por desgracia, es no mutilar la frase y citarla entera: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no lo salvo a ella, no me salvo yo”. He ahí una tarea fundamental para la Pastoral Juvenil: ayudar a los/as jóvenes a “salvar su circunstancia”, a profundizar y aprovechar como camino de crecimiento humano y cristiano las circunstancias vitales intensas.
Experiencias límite o cumbre
Es un tema recurrente en la historia occidental el constatar, desde el Mito de la Caverna de Platón a La vida es sueño de Calderón, pero también en películas de cine como Matrix o El show de Truman, que muchos seres humanos (¿la mayoría?) pasamos nuestra vida medio adormilados o anestesiados, sin ser capaces de taladrar y desentrañar las grandes experiencias vitales que se nos van presentando. En realidad, como ha escrito reiteradamente el teólogo Juan Martín Velasco, esas experiencias-cumbre pueden ser pequeñas hendiduras por las que se vislumbra en ciertas ocasiones la luz, (¡mucha luz!), que el ser humano lleva dentro, gracias a esa desproporción interior (“El hombre supera infinitamente al hombre”) que nos constituye, según escribió genialmente Blas Pascal. Recientemente, el profesor de Teología Fundamental de Comillas Pedro Rodríguez Panizo ha escrito un interesante libro en que denomina “la herida esencial” a ese interior nuestro que, de vez en cuando, aflora a la superficie y nos deja “en carne viva”. Seguramente algo de eso intuía el novelista Franz Kafka cuando escribió: “Cristo es un abismo lleno de luz. Hay que cerrar los ojos para no caer en él”. O san Agustín: “Te buscaba fuera, pero tú estabas dentro der mí…”
Hemos querido ofrecer, en nuestra sección Experiencias, un elenco de esas experiencias vitales según las han vivido e interpretado sus protagonistas. Creemos que pueden ayudar al lector a comprender mejor la intención que nos ha movido al hacer este número de Misión Joven.
El “Principio encarnación”
No debemos caer, no obstante, en un psicologismo simplón. En realidad, nuestro modelo no es otro que el propio Jesús de Nazaret. Él también ayudó a leer, elevar y salvar las experiencias vitales de sus discípulos, de la mujer samaritana, de Zaqueo, del ciego de nacimiento, de María Magdalena… Así, nos ha señalado un camino de pastoral integral ante las experiencias vitales: el camino de la encarnación en la vida humana. Un camino que asumió hace 50 años la Gaudium et Spes: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (GS 1).
Los estudios de este número
- José Serafín Béjar analiza tres vivencias importantes para el joven de hoy: la experiencia del “cuerpo”, de la “libertad” y del “deseo”, que pueden transformarse en acontecimientos: la “relación”, la “singularidad” y la “trascendencia”. Este proceso puede y debe trasladarse a muchas otras experiencias juveniles.
- Inma Eibe, carmelita de la caridad y buena conocedora de la Escritura, nos habla de los acontecimientos de la vida de cuatro personajes bíblicos: María (la profetisa del Éxodo), David, Pedro y María Magdalena, y nos ayuda a relacionar estos acontecimientos con los que viven los jóvenes de hoy.
- Fernando Miranda, Delegado de Pastoral Juvenil de la Inspectoría (o provincia) de los Salesianos de Valencia, ofrece una descripción de las principales actitudes y actuaciones prácticas que deben adornar a los educadores y acompañantes cristianos para ayudar a los jóvenes a vivir “con una mirada cristiana” sus experiencias vitales más importantes.
JESÚS ROJANO MARTÍNEZ
misionjoven@pjs.es