Reinserción de menores infractores

Cientos de alumnos se forman y reeducan cada año en el centro de los Salesianos de Alcalá de Henares (Madrid). La mayoría tiene entre 13 y 16 años; pero para casi todos el Centro de Formación y Atención Socioeducativa Las Naves supone el último intento para no descolgarse de la sociedad. Su Centro de Día continuará al menos hasta el 30 de junio con su proyecto, después de que la intermediación del alcalde lograra hace unos días que la Comunidad de Madrid no cesara su convenio. Más de cien menores infractores han pasado ya este año por este centro del barrio de Nueva Alcalá para realizar talleres o trabajos en beneficio de la comunidad. Otro centenar de jóvenes pasan a diario por sus aulas: se reenganchan a las matemáticas o la lengua mientras aprenden un oficio y las habilidades sociales que les faltan.

“No se trata de quitarles culpa. Tienen que asumir las consecuencias y aprender de ello. Pero lo que más falta les hace al llegar aquí es confianza y que les escuchen”, dice Estrella García, directora del Centro de Día Las Naves. Durante 2010 pasaron por él 237 menores infractores, derivados por la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y la Reinserción del Menor Infractor. Proceden de todos los niveles sociales y culturales. Aquí reciben cursos a la medida de sus problemas; barren o reparan desperfectos en beneficio de la comunidad; o acompañan a mayores o discapacitados en jornadas organizadas por el centro. “Trabajar con personas con limitaciones les resulta muy beneficioso, porque les sirve para hacerse preguntas”, afirma el padre Alfredo Martín, director de Las Naves.

Lo que para los chicos supone cumplir con la sanción que les ha impuesto un juez, para los socioeducadores de Las Naves es una oportunidad para empezar su proceso de reinserción. Por eso después se les ofrecen opciones para seguir formándose. En el mismo proceso se encuentra otro centenar de alumnos de Las Naves, que han encontrado en el centro su sitio después de ser derivados por los trabajadores de Servicios Sociales, por sus institutos o sus familias. “Son chicos entre 13 y 16 años, inadaptados al sistema educativo y a la sociedad, y con muy pocas habilidades sociales. No van a clase y pasan mucho tiempo en la calle, con todo lo que eso conlleva, como el consumo y otro tipo de problemas”, explica el padre Alfredo.

Por eso en su primer paso por el centro les enseñan un esquema de sus posibilidades: las que tendrán con su forma de vida actual y las que podrían tener si pasan por el centro. “Reciben también orientación laboral: aprenden a buscar trabajo o a elaborar un curriculum. Y para ellos ese curriculum es también enfrentarse a su propia historia”. Realizan cursos de informática, electricidad o estética. Son módulos de Grado Medio, Programas de Cualificación Profesional Inicial o cursos del Aula de Compensación Educativa, en los que compaginan las horas prácticas de su especialidad con formación básica. La mayoría tiene claro que no quiere continuar en la ESO, pero les motiva realizar prácticas en empresas. “Cuando maduran se dan cuenta de que necesitan formarse, que dando vueltas por los polígonos no consiguen nada”.

FUENTE: http://www.diariodealcala.es/articulo/general/6846/el-futuro-pasa-por-las-naves
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