Javier Carvajal e Isabel I, de Castilla, "La Reina" ©



¡La jerarquía eclesial esquiva y olvida reconocerla santa...!

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Cuando me disponía a escribir este post me llegó la noticia de la muerte del arquitecto Javier Carvajal, a los 87 años. Y no puedo menos que echar mano de su recuerdo, de amistad y sabias confidencias de la historia para enriquecer este post. Por ejemplo, una anécdota que entiendo muy adecuada al tema elegido, el testamento de Isabel la Católica, que nos contó a mí y a mi esposa el "arquitecto más destacado del siglo XX", Exmo. Señor Don Javier Carvajal Ferrer, para nosotros en aquellos días de Marbella simplemente Javier.


El Pabellón del Reino de España en la Expo Mundial de Nueva York,
recibía visitas diplomáticas de gran significado; parecía que los visitantes se disputasen turno para visitarlo. En 1964 aún no se había cumplido un año del asesinato de John F. Kennedy pero, para aquel universal escaparate, un lustro después del tratado entre los gobiernos de Franco y

Eisenhower, España en su Pabellón era un foco de luz alrededor del cual revoloteaban visitantes del mundo no comunista. Gran culpa la tuvo su arquitecto cuyo proyecto se correspondía con tal oportunidad; que no era sólo comercial sino, sobre todo, histórica de nuestra entrada en "el concierto internacional".

Nos contaba Javier, más o menos, que: "Por aquellas grandes avenidas que componían los viales de acceso a los diversos edificios y pabellones circulaban los autobuses de visitantes, los de servicio público del recinto y los variados vehículos particulares. Entre ellos vimos acercarse al Pabellón uno de esos archiconocidos "school bus" de transporte escolar característicos en toda la Unión: amarillo, motor de morro... Se detuvo a la puerta principal y de él se apeó un grupo de niños de entre 8 a 10 años." Contaba Javier que tardaron en agruparse a gusto de su monitora que los acercó a una escultura de Isabel la Católica. Nos dijo nuestro amigo que casi podía repetir las palabras que oyó a la profesora delante del monumento: "Muchachos, pongámonos delante de la reina de España, Isabel, por la cual hoy conocemos a Tata Dios, y agradezcámoslo rezándole tres Ave Marías."

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Así que... ¿qué quieren que les diga? Aún después del P. Arrupe, de su ideológica opción por los pobres y sus teólogos crepusculares creo que, en verdad, la Gran Reina puede pasarse sin que la proclame santa una Iglesia posconciliar subordinada más que nunca a poderes opuestos. Nuestra Reina Isabel es santa por derecho propio, y muy grande, en el hondo sentir de millones de almas por la redondez del planeta y de generación en generación.

Así que, mejor será que esta Iglesia tan distanciada del inmenso legado que Isabel dejó en América - y en el mundo - siga señalándose en tal distanciamiento. No es la misma depositaria de la fe en el Tata Dios en que creen cientos de millones de rezadores en español. Cuanto más olvidada llegue a estar "la Reina" tanto mayor será el oprobio para un estamento eclesial que -por cobardía pagada- aplaza sine die su beatificación.

(Nacida en Madrigal de las Altas (Albas) Torres, el 22 de abril de 1451 y muerta en Medina del Campo, el 26 de noviembre de 1504)

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Me han remitido un vimeo que creo merece ser compartido con ustedes.

Son diez minutos con Isabel, de acuerdo a un dicho de su tiempo "la primera en la tierra y segunda en el cielo".

Para verlo hagan clic en este enlace:

http://vimeo.com/42543075

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