"Francisco no es el fin de la reforma, sino el fin de la ilusión de que la Iglesia no necesita reformarse" Francisco el precursor

Los gestos simbólicos y lenguaje de Francisco, apuntaba a cambiar los corazones e iniciar "procesos" para reformas estructurales futuras. Su pontificado ha sido una mezcla de audacia profética y realismo institucional, una puerta abierta para sus sucesores.
Los cambios vendrán con la inclusión de los otros, con la otredad y las experiencias dolorosas que nos han desestabilizado. Si no sufrimos en carne propia y en la compasión de otros, la injusticia y la exclusión, es difícil cualquier cambio. Es la historia de Jesús...que uniéndose a los crucificados de la Historia, cambió su curso.
No es raro que haya tanta gente “atea” de esa iglesia que los rechaza y del dios que dice representar. Yo también me declaro ateo de ese dios fabricado por ellos, ese becerro de privilegios inventado para perpeturarse y someter. Por eso tantos de estos "ateos" han admirado tanto a Bergoglio, porque su cercanía mostraba el rostro de el Dios Misericordia revelado por Cristo.
El verdadero pecado para para los detractores de Francisco, es haber hecho creíble que otra Iglesia es posible. Y eso, en sí mismo, ya es una "revolución". Francisco fue como un cóctel de discernimiento jesuita y coraje tanguero, con un toque de humor argentino. que diagnosticó: "¿Para qué sirve una Iglesia que solo se preocupa por ser el centro?".
No es raro que haya tanta gente “atea” de esa iglesia que los rechaza y del dios que dice representar. Yo también me declaro ateo de ese dios fabricado por ellos, ese becerro de privilegios inventado para perpeturarse y someter. Por eso tantos de estos "ateos" han admirado tanto a Bergoglio, porque su cercanía mostraba el rostro de el Dios Misericordia revelado por Cristo.
El verdadero pecado para para los detractores de Francisco, es haber hecho creíble que otra Iglesia es posible. Y eso, en sí mismo, ya es una "revolución". Francisco fue como un cóctel de discernimiento jesuita y coraje tanguero, con un toque de humor argentino. que diagnosticó: "¿Para qué sirve una Iglesia que solo se preocupa por ser el centro?".
Francisco, el Papa al que le interesaba la gente, buscó salir de la "burbuja eclesiástica" para abrazar al "Pueblo de Dios", cambiando el enfoque de las estructuras jerárquicas a una comunidad más inclusiva y sinodal, alineándose con las enseñanzas del Vaticano II. La Iglesia no es una sociedad perfecta inalterable e inmune en el tiempo sino un pueblo en camino, que debe discernir constantemente ("El tiempo es superior al espacio").
La Iglesia siempre ha cambiado, y el Concilio Vaticano II no fue un error, sino un hito pastoral que cambió una mentalidad de 200 años. Si la Iglesia no cambia se convierte en una cueva de ladrones. Así llamaba Jesús llamaba a la institución religiosa de su tiempo, anquilosada de burocracia y gobernada por una casta que se servía a sí misma y manipulaba con culpas, la conciencia de los fieles.
Los conservadores no rechazan a Francisco por lo que ha hecho, sino por lo que representa: que la Iglesia deje de ser su refugio ideológico para convertirse en un hospital de campaña abierto al caos de la historia. Aunque no haya reformado muchas leyes, ha reformado miradas, y eso, para quienes añoran un pasado idealizado, es más peligroso que cualquier decreto. Para muchos, Francisco nos significó 12 años de conversión al Evangelio y Esperanza.
El Vaticano II era el agua en la que Francisco nadaba, el eje de su teología. Por eso buscó enfatizar una Iglesia más Pueblo de Dios y menos "sociedad perfecta" del s XIX, vigente aún para los tradicionalistas retrotópicos. Por eso fustigó al clericalismo, ese papel excesivo del clero y el encierro de los pequeños grupos mesiánicos dentro de la Iglesia, esas "sectas" eclesiales de movimientos y prelaturas, que pasaron de ser carismas enriquecedores a empresas religiosas autónomas.Este sistema se defendió de Francisco e impidió mayores cambios.
Sus gestos simbólicos y cambios de lenguaje, apuntaba a cambiar los corazones y esto es lo que sienta las bases para reformas estructurales futuras. Su pontificado ha sido una mezcla de audacia profética y realismo institucional, una puerta abierta para sus sucesores.
Francisco, como líder de una institución tradicionalmente cerrada, ha intentado abrir una ventana al mundo mediante el diálogo interreligioso, el enfoque en problemas sociales y reformas internas en la Iglesia. Su liderazgo se distingue por su énfasis en la misericordia, el foco en los marginados y la defensa del medio ambiente.
Bergoglio no era un "teólogo" sino un pastor que producía hechos teológicos de tal envergadura, que los teólogos de oficio tendrán que investigar y profundizar por mucho tiempo. Su estilo pastoral enfatizó la misericordia y la inclusión, desmantelando una cultura eclesiástica abocada a exaltar "lo sagrado" como factor de poder. Su cambio de tono ha desestabilizado la identidad tradicionalista de la corporación eclesiástica.
Su profetismo consistió en la proximidad, un sello de su papado, usando gestos humanos para transmitir que la Iglesia no debe temer al mundo real sino dialogar y amar. Su humildad no fue solo simbólica: buscó reformar una cultura eclesiástica distante y superior. Asumió el riesgo de san Pablo "me hice todo para todos, a fin de salvar aunque sea algunos por todos los medios posibles (1 Cor 9).
Solía romper con protocolos tradicionales que ya no dicen nada, reflejando su convicción de que la Iglesia debe ser un "hospital de campaña" para los heridos de la vida, aquellos que son expulsados de todos los sistemas, incluso el eclesial, hacia las periferias existenciales.
Pero entonces, ¿Bergoglio fue progre o conservador? En este momento todos llevan agua para su molino. No hay nada mejor que morirse para que todos te elogien. Los conservadores dicen que al fin y al cabo era todo continuidad con los anteriores y que no cambió nada, por lo menos eso ven con su habitual miopía… después de rezar durante años para que se muriera.
Los progresistas elogian un papa que fue lo menos papa posible y lo máximo que se puede esperar de una institución “con velocidades geológicas”. Los que intentamos ser fieles tanto a la Tradición como a la Novedad, estamos en la encrucijada ante este momento en que podemos volver para atrás por miedo o seguir en la senda abierta por Francisco.

Todos los que nos sentimos Pueblo de Dios, esperamos que el cambio sea "más Jesús" y menos “hablemos del mí” eclesiástico. Necesitamos un mínimo de institucionalidad que nos preserve de arbitrariedades, pero su particularidad requiere la conciencia humilde de vasija de barro, no ella en sí misma. Por eso “Es preciso que Él crezca y el resto disminuya”( Jn 3,30)
Los cambios vienen con la inclusión de los otros, con la otredad y las experiencias dolorosas que nos han desestabilizado. Si no sufrimos en carne propia y en la compasión de otros, la injusticia y la exclusión, es difícil cualquier cambio. Es la historia de Jesús...que cambió el curso de la Historia.
Para que la Iglesia se convierta al Evangelio, hace falta diálogo humilde e incorporar a los de afuera, a los que nunca estuvieron en ella y a los que ella expulsa en la práctica, como los divorciados, sacerdotes casados, las mujeres en general, etc. Lo demás es entropía o “que parezca que todo cambia para que todo siga igual”(Lampedusa). La fuerza del Evangelio es la inclusión, así lo entendió Pablo en el concilio de Jerusalén.

Otro ángulo resaltado por Francisco, es la percepción de la autoridad. Al descentralizar la toma de decisiones y fomentar el diálogo, Francisco desafía el modelo de arriba hacia abajo conservador. Incluso si la doctrina real sigue siendo la misma, el cambio en el estilo de gobernanza es inquietante y pone patas para arriba todos los sistemas, como hizo Jesús.
Para los conservadores, incluso los cambios simbólicos son amenazantes, ya que desafían la identidad tradicional de su Iglesia protectora de los poderosos y podrían conducir a más cambios. No es raro que haya tanta gente “atea” de esa iglesia que los rechaza y del dios que dice representar. Yo también me declaro ateo de ese dios fabricado por ellos, ese becerro de privilegios inventado para perpetuarse y que castiga severamente una extensa lista de pecados de ingeniería moralista. Por eso tantos de estos "ateos" han admirado tanto a Bergoglio, porque su cercanía mostraba el rostro de el Dios Misericordia revelado por Cristo.
Del triunfalismo eclesial ("Iglesia perfecta" protegida por el brazo armado del poder constantiniano) a la autocrítica, la humildad y el servicio. Pasar de “tapar” a denunciar abusos actuales y los de la historia (inquisiciones, cruzadas, doctrina de la conquista, imposición a la fuerza de la fe, expulsión de razas enteras en nombre de Dios, etc.).
El conflicto no es solo teológico, sino ideológico. Los Conservadores: Identifican la Iglesia con la defensa de un orden social tradicional anclado todavía en el siglo XVIII, por eso tampoco entienden la democracia y dicen sentir nostalgia de tiempos que ni siquiera han vivido y padecido. Están anclados en el Syllabus de Pio IX y en la “valentía” de piadosos violentos que ven apariciones de la Virgen por todos lados pero no ven a los pobres y migrantes que son el rostro de Cristo.
Mientras, Francisco prioriza justicia social (crítica la teoría del derrame del capitalismo, asume la responsabilidad ecología, y defiende migrantes), lo que para algunos suena a "marxismo" o "globalismo". Su encíclicaFratelli Tutti(2020) es leída como un ataque al nacionalismo de derecha y no como un llamado de Dios a la convivencia y la fraternidad. Conciben la paz medieval de machacar a los enemigos, no en dialogar con ellos y buscar puntos en común.
El verdadero pecado para para los detractores de Francisco, es haber hecho creíble que otra Iglesia es posible. Y eso, en sí mismo, ya es una "revolución". Francisco fue como un cóctel de discernimiento jesuita y coraje tanguero, con un toque de humor argentino. que diagnosticó: "¿Para qué sirve una Iglesia que solo se preocupa por ser el centro?".
Y luego está su estilo tanguero, con gestos y frases audaces y provocativas como "¡Hagan lío!". Pero Francisco, con sus viejos zapatos negros y su abrazo cálido, une lo práctico con lo espiritual, y mientras algunos critican su pragmatismo, él sigue bailando un tango con la historia de la Iglesia, haciendo lío en nombre de los olvidados...ya lo disfrutó en la tierra, ahora le toca el Cielo.
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