El obstáculo del Clericalismo El Papa que trajo esperanza a los desencantados con la Iglesia (II)

La Iglesia es una institución que está al servicio del cambio misericordioso que Jesucristo ha traído a los hombres...es un cambio expansivo, una Misericordia que quiere alcanzar a todo el ser humano y a todos los seres humanos a lo largo del tiempo...
El clericalismo es el mayor obstáculo para la reforma del Papa Francisco...Es una ideología del poder eclesiástico que perpetúa una cultura de exclusión y privilegio... Si bien tiene un señuelo retrotópico que genera la ilusión que en el pasado está la “verdadera” iglesia, su auténtico objetivo es el control desde el “reino de los clérigos”.
El clericalismo es una mentalidad de superioridad sacralizada, resistente al cambio y a la transparencia, opuesta a la sinodalidad, afín a una Cultura de impunidad y abuso, que impide una pastoral cercana y misericordiosa, se resiste a la reforma litúrgica y espiritual, no aborda los desafíos políticos y culturales de la época y tiene un gran impacto en la credibilidad de la Iglesia.
El clericalismo es una mentalidad de superioridad sacralizada, resistente al cambio y a la transparencia, opuesta a la sinodalidad, afín a una Cultura de impunidad y abuso, que impide una pastoral cercana y misericordiosa, se resiste a la reforma litúrgica y espiritual, no aborda los desafíos políticos y culturales de la época y tiene un gran impacto en la credibilidad de la Iglesia.
La institución eclesial se ha caracterizado los últimos dos siglos en ser una olla a presión. Deja acumular problemas sociales y culturales en estas épocas de vertiginosos cambios, esperando que se “calmen” por sí solos, cosa que no solo no sucede sino que anticipa costosas revoluciones sociales y desilusión de la gente.
Por eso, cada vez que hay un cambio en la Iglesia, la cosa estalla. Pasó con el Vaticano II y está pasando con Francisco. Es tanto lo que hay que pensar, adaptar y reformar que se viene acumulando, que, ante el menor atisbo de apertura, los reclamos estallan muchas veces desordenadamente. Pero lo peor que podemos vivir es un intento de repliegue absoluto como pasó con el invierno eclesial posterior al pos concilio. Las retrotopías tradicionalistas quieren volver a una época que no existe y tampoco existió de modo tan perfecto en el pasado que añoran.

No vivimos en la época de hegemonía eclesiástica de Trento ni nuestros enemigos son los protestantes, ni las filosofías de la modernidad. El Vaticano II, cansado de dos siglos de polémicas, se dio cuenta y buscó reencontrar su identidad en el seguimiento de Cristo prestando atención a los Signos de los Tiempos en vez del conflicto con los “enemigos” … donde iba perdiendo por goleada.
La Iglesia es por definición, una institución que está al servicio del cambio que Jesucristo ha traído a los hombres y que continúa en la Historia. Ese cambio es un proceso transformador de nuestra condición pecadora con la cual hemos nacido y con la cual configuramos este mundo y sus estructuras. Jesús es la encarnación de Dios, que, con su muerte y Resurrección, asume la condición humana personal y social, la repara en un proceso de metanoia permanente y la eleva a una humanización entera y eterna, que el ser humano por sí mismo no podría hacer.
La Gracia de Dios es expansiva, es una Misericordia que quiere alcanzar a todo el ser humano y a todos los seres humanos a lo largo del tiempo, esa dimensión característica de la creaturidad. San Pablo, que, como tantos, participó de esta lógica divina cuando decía: “Me hice todo para todos, a fin de salvar aunque sea, a algunos por todos los medios posibles”. (1 Cor 9,22)
El clericalismo que desencanta de la Iglesia e impide sus necesarios cambios
El clericalismo es considerado uno de los obstáculos más serios para la reforma del Papa Francisco porque representa una mentalidad y una estructura de poder que contradice directamente su visión evangélica de una Iglesia más sinodal, humilde y cercana a la gente.
El clericalismo es una ideología del poder eclesiástico. Perpetúa una cultura de exclusión y privilegio dentro de la Iglesia. Si bien tiene un señuelo retrotópico que genera la ilusión que en el pasado está la “verdadera” iglesia, su auténtico objetivo es poder clerical sobre las conciencias e instituciones religiosas y civiles. Identifica a la iglesia y al Reino de Dios con su “reino de los clérigos”.
El clericalismo desvía el sentido cristiano del sacerdocio bautismal y el ministerial. Es un pecado estructural ya “que en el principio no fue así” (Mt 19,8), y conforma sociológicamente una “casta brahamánica” cuyo rito iniciático es una mutilación "sacral" de la naturaleza humana como es el celibato obligatorio. Éste ha pasado de ser una riqueza monástica a una imposición maniquea y misógena, “signo sagrado de pertenencia”, para los que “mandan”. Es un mecanismo de dominación dentro de la estructura eclesiástica, que conforma un grupo cerrado distinto y con una conciencia de superioridad sagrada sobre del resto de la sociedad.

A continuación, esbozamos algunas razones por las cuales el clericalismo es un obstáculo clave para las reformas de Francisco y un impedimento perverso para la misión de la Iglesia:
1. Mentalidad de superioridad y exclusión
Cultura de privilegio: El clericalismo fomenta una mentalidad en la que los clérigos se ven a sí mismos como superiores a los laicos, lo que genera una brecha entre el clero y el Pueblo de Dios. Esto va en contra de la visión de Francisco de una Iglesia "en salida", que se acerca a las periferias existenciales y al servicio de los demás.
Exclusión de los laicos: El clericalismo margina a los laicos, limitando su participación en la vida y la misión de la Iglesia. Francisco ha insistido en que los laicos no son "ciudadanos de segunda clase", sino que tienen un papel esencial en la evangelización y la toma de decisiones.
Marginación de los sacerdotes casados. Lamentablemente la iglesia ha dado muy pocos pasos para dejar de marginar y condenar a quienes han servido durante años en el ministerio sacerdotal. Constituyen un grupo muy numeroso que estaría dispuesto en su mayoría a participar activamente en la evangelización orgánica de la iglesia con tareas y reconocimientos acordes a su nuevo estado. Es una deuda pendiente con un colectivo que tiene la formación y experiencia para ser un importante puente con el mundo actual.

2. Resistencia al cambio y a la transparencia
Protección del statu quo: El clericalismo tiende a proteger las estructuras de poder existentes, lo que dificulta las reformas administrativas y financieras que Francisco ha impulsado en el Vaticano. Muchos clérigos se resisten a perder privilegios, control y admiración de sus puestos jerárquicos, que poco mérito suelen tener en la realidad.
Opacidad y falta de rendición de cuentas: El clericalismo fomenta una cultura de secretismo y falta de transparencia, lo que ha permitido que prosperen escándalos como los de abuso sexual y corrupción financiera. Francisco ha buscado combatir esta cultura, pero enfrenta resistencia de quienes se benefician de ella.
3. Obstáculo a la sinodalidad
Centralización del poder: El clericalismo concentra el poder en manos de unos pocos, lo que dificulta la implementación de un modelo sinodal, donde todos los miembros de la Iglesia (clérigos y laicos) participan en la toma de decisiones. El clericalismo traiciona el significado de la palabra “participación”, reduciéndola a la adhesión sumisa y sin iniciativa de una feligresía de sacristía y servil. Esto impide los cambios que buscan una mayor participación de los laicos, las mujeres y los sacerdotes casados, junto con una mayor transparencia y un enfoque pastoral más inclusivo.
Falta de escucha y diálogo: El clericalismo tiende a ser autoritario y jerárquico, lo que va en contra del llamado de Francisco a una Iglesia que escucha, dialoga y camina junto al pueblo de Dios. Esta traición hace que la iniciativa franciscana de la sinodalidad naufrague en una reunión de los mismos de siempre, manipulada por el clero de siempre, para escuchar el hermético y autocomplaciente mensaje de siempre que se victimiza frente al mundo, único culpable que las cosas funcionen mal.

4. Cultura de impunidad y abuso
Encubrimiento de abusos: El clericalismo ha permitido que se encubran casos de abuso sexual y de poder, ya que los clérigos a menudo protegen a sus compañeros para preservar la imagen de la institución. Francisco ha denunciado esta cultura y ha tomado medidas para combatirla, pero el ocultamiento y secretismo han sido justificados durante siglos por una mentalidad sectaria que sacrifica a las víctimas y cambia de lugar a los victimarios para que “no haya escándalos” ni mácula visible en la clericatura.
Abuso de poder: El clericalismo fomenta el abuso de poder, tanto en términos espirituales como administrativos, lo que va en contra del llamado a la conversión de Francisco a una Iglesia humilde y servicial.
5. Dificultad para una pastoral cercana y misericordiosa
Distanciamiento de la realidad: El clericalismo tiende a crear una brecha entre los clérigos y las realidades cotidianas de la gente, lo que dificulta una pastoral cercana y compasiva. Francisco ha insistido en que los sacerdotes deben ser "pastores con olor a oveja", es decir, cercanos a la gente y sus problemas. La burbuja clerical suele tener un desinterés y una ignorancia supina de “los gozos y esperanzas de la gente” (GS 1)Además, estamos en un mundo donde cada vez hay más personas para quienes la fe es más un camino, un viaje a las profundidades, que un castillo seguro de dogmas, ritos y moralinas.
Rigidez doctrinal: El clericalismo a menudo se asocia con una aplicación rígida de las normas y una falta de "hermenéutica de la misericordia" como lo enfoca Francisco, que prioriza la acogida y el acompañamiento. Desde Evangelii Gaudium nos recuerda que hay una jerarquía de verdades en que los dogmas, que no son tantos, aún siendo vinculantes, tienen distinta importancia, formulación y peso, de acuerdo con la proximidad al fundamento trinitario y cristológico de la fe cristiana.
Misericordia y no sacrificios. La famosa frase de Francisco en 2013, "¿Quién soy yo para juzgar?”, en referencia a las personas homosexuales, fue vista por algunos conservadores como una señal de debilidad o de apertura excesiva hacia posturas contrarias a la enseñanza tradicional de la Iglesia. El Papa pone el acento en la actitud de Misericordia y fraternidad a cualquier persona más allá de su orientación sexual y evita pronunciarse “dogmáticamente” sobre procesos culturales tan recientes y complicados.
6. Resistencia a la reforma litúrgica y espiritual
Apego a tradiciones rígidas: Algunos sectores clericales se resisten a los cambios litúrgicos y espirituales impulsados por Francisco, como la restricción de la Misa Tridentina o el énfasis en la misericordia sobre las disciplinas meramente eclesiásticas. Al igual que Caín, estos sectores prefieren la muerte del hermano por diferencias ritualistas. En realidad, esos ritos son un signo de su “status quo” más que un interés real por dar Gloria a Dios, que se manifiesta en que el hombre viva y participe. (S. Ireneo)
Falta de apertura al Espíritu Santo: El clericalismo puede llevar a una mentalidad cerrada y autosuficiente, que dificulta la renovación espiritual y la apertura a las inspiraciones del Espíritu Santo, al cual pretenden enjaular dentro de sus estructuras cerradas, perimidas y para pocos.El Papa, que viene renunciando a falsas solemnidades hierocráticas, busca ser fiel al evangelio con humildad, lo cual siempre parecerá excesivamente progresista para aquellos que les gusta la pompa y los humitos chamánicos que les da “prestigio sacral”. Antes de recurrir a “definiciones excátedra” y condenar herejes a diestra y siniestra, Bergoglio prefiere una misericordia que transforme curando heridas, como proceso de cambio real, donde nadie se pierda y quede finalmente integrado al Poliedro del Pueblo de Dios.

7. Desafíos políticos y culturales
Críticas desde la derecha política: En países como Estados Unidos, algunos católicos conservadores han criticado a Francisco por sus posturas sobre temas como el cambio climático, la migración y la economía, que se denostan como demasiado progresistas o alineadas con agendas políticas de una izquierda contraria a sus intereses corporativos. Son sectores que no dudan en desacreditar a Francisco identificándolo falsamente con reduccionismos ideológicos opuestos a los que ellos defienden.
Son sectores con mucho poder que le asignan a la Iglesia un papel anestésico, espiritualista y de evasión de la realidad. Promueven las llamadas "teologías de la prosperidad" para tratar de justificar "religiosamente" la riqueza de unos pocos obtenida a costa de muchísimos. Francisco en cambio ha puesto en relieve el papel profético de la Iglesia en este mundo, su conexión entre el cuidado de la naturaleza y la justicia social, la fraternidad real que lucha contra las desigualdades aberrantes y evitables, la paz antes que la guerra y el armamentismo fanático que vivimos, etc.
Tensiones con gobiernos autoritarios: Francisco ha enfrentado desafíos en su relación con varios gobiernos autoritarios, donde la Iglesia Católica enfrenta restricciones y persecución. Muchas veces por ser percibida como "cómplice" de las grandes desigualdades impuestas por "Occidente". No suelen ser noticias en los periódicos, pero diariamente muchos católicos dan la vida por sus convicciones en lugares de conflicto, a los que nuestros dirigentes políticos proveen de abundante armamentismo.
8. Impacto en la credibilidad de la Iglesia
Desconfianza de los fieles: El clericalismo ha contribuido a la desconfianza de muchos fieles hacia la jerarquía eclesiástica, especialmente después de los escándalos de abuso sexual, un gran Signo de los Tiempos que reclama mayores cambios. Esto dificulta los esfuerzos de Francisco por renovar la imagen de la Iglesia y recuperar la confianza de mucha gente.
Alejamiento de los jóvenes: La cultura clericalista, percibida como rígida y alejada de la realidad, es uno de los factores que aleja a los jóvenes de la Iglesia, por lo menos a los que tienen iniciativa y que “hacen lío”. Salvo minúsculos grupitos neocon, los jóvenes pasan de la Iglesia hace décadas. Francisco ha buscado acercarse a ellos con un mensaje más auténtico y cercano, pero el clericalismo sigue siendo un obstáculo sutil y no tan sutil que “acata al Papa pero no le obedece”, como el hijo de la parábola que le decía que sí al padre pero luego no lo obedecía (Mt 21,30).

Conclusión
El clericalismo es un obstáculo serio para el incipiente proceso de reformas del Papa Francisco que tanta ilusión ha generado en millones de personas desencantadas con la Iglesia. Es una mentalidad y una estructura de poder que contradice una Iglesia más humilde, inclusiva y cercana a la gente, un Poliedro de distintos unidos por la Misericordia y que se inicia en las Periferias existenciales.
Para que las reformas de Francisco continúen, es necesario combatir el clericalismo y fomentar una cultura de servicio, transparencia y participación. Esto requiere un cambio profundo en la mentalidad de muchos clérigos y de su estilo de vida desde el seminario. También es urgente una mayor participación de los laicos y sacerdotes casados, en la vida y la misión de la Iglesia. Solo así se podrá construir una Iglesia que refleje verdaderamente el Evangelio y responda a los desafíos del mundo actual.
poliedroyperiferia@gmail.com
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