Comparte lo que importa
Este año bajo el lema “COMPARTE LO QUE IMPORTA” Manos Unidas llega al final de un trienio dedicado a la lucha contra el hambre recuperando su impulso fundacional y profundizando sobre el escándalo del hambre, sus causas y posibles soluciones. Nos hace una llamada a buscar el desarrollo integral de los seres humanos en todas sus necesidades porque los reconoce a todos iguales, con la conciencia clara de que todos somos hermanos donde no caben diferencias en los derechos y en las posibilidades. Nos sitúa así en un proyecto que nos recuerda que la igualdad es fraternidad pues todos tenemos un Padre común: nuestro Padre Dios. Esta campaña no sólo nos sitúa en sus objetivos más generales sino que también nos propone tareas concretas con fines concretos y con destinatarios concretos.
A nosotros, los hombres y mujeres de buena voluntad de la Diócesis de Jaén, Manos Unidas nos invitan a promover varios proyectos en La República Democrática del Congo, Mauritania, Egipto, India, Togo y Guatemala. Han sido adjudicados por los distintos Arciprestazgos que configuran nuestro mapa diocesano. Son proyectos destinados al apoyo al desarrollo a comunidades rurales, creación de empleo para zonas desfavorecidas, ampliación de instalaciones y dotación de infraestructuras en escuelas, cobertura educativa para la infancia, y la promoción de la soberanía alimentaria y defensa del territorio indígena. El montante de todos los proyectos que nos han asignado suman más de 300.000 €, y se estima que pueden llegar a beneficiarse más 20.000 personas. Podéis comprobar qué hermoso es el trabajo de Manos Unidas. No nos piden nuestra cooperación de un modo genérico; al contrario, cada año le adjudican a cada diócesis unos proyectos para que animen a las distintas comunidades parroquiales en su financiación. Se puede decir claramente que conocemos el destino de nuestra solidaridad y que sabemos que va a hacer un gran bien.
Con esos proyectos es como a nosotros se nos invita a colaborar en la realización de un nuevo mundo, en un proyecto común. Ese proyecto sólo lo podemos alcanzar entre todos, contribuyendo cada uno según sus posibilidades. Hemos de creernos, por tanto, que la generosidad se suma y se multiplica porque se produce, como cada año, el milagro de una solidaridad que, quizás aún en pequeños pasos nos va haciendo ver que entre todos podemos hacer un mundo mejor.
Acudamos, pues, con anchura de corazón, a la llamada de Manos Unidas, a compartir, que es lo que importa. Además de pedir nuestra cooperación, nos pide muy especialmente la toma de conciencia de lo mucho que aún nos queda para lograr un mundo nuevo, un proyecto común.
Con todo mi afecto y bendición.