Arzobispo por un día
En efecto, al desencadenarse el caso 'Ureña' en Zaragoza (todavía sin explicar del todo), el Nuncio, presuroso y tras las consultas preceptivas al dicasterio de Obispos, llamó a Fidel para decirle que estaba nombrado arzobispo de Zaragoza y que, dadas las circunstancias, en muy pocos días se haría público su nombramiento.
Por fin, llegaba el premio anhelado y merecido para el fiel Fidel. Una salida digna, para el hombre que pasó toda su vida a la sombra de Rouco. Pero la alegría dura poco en casa del pobre. Fidel se durmió soñando con la Pilarica y, al levantarse, volvió a recibir otra llamada del Nuncio Fratini: Que nada de lo dicho, que donde dije digo...Y Fidel fue arzobispo de Zaragoza in pectore por un dia.
Y es que el Papa Francisco, que conoce perfectamente al episcopado español y la situación eclesial patria, tomó la sucesión de Ureña en sus manos. Y, saltándose las ternas del Nuncio (Por cierto, ¿no tendría que remozar sus ternas monseñor Fratini y ponerlas al compás de los nuevos vientos romanos?), decidió nombrar como nuevo arzobispo maño al hasta entonces obispo de Santander, al que conocía de algunas reuniones con los religiosos y del que tenía excelentes informes procedentes tanto de Carballo como de Braz D'Aviz.
Y Vicente Jiménez Zamora se fue a Zaragoza y Fidel Herráez sigue en Madrid, a la espera de alguna vacante. Y el tiempo apremia. Tiene ya 71. Le quedarían 4 o 5 años hábiles para ejercer de titular de una diócesis. En cualquier caso, el bueno de Fidel merece una salida digna. Sus compañeros en el episcopado lo saben y harán todo lo posible para que así sea. Quizás salga pronto en dirección a Burgos. Se lo merece. Aunque sólo sea porque su papel durante todos estos años (fue ordenado en 1996) no ha sido nada fácil. Y lo supo llevar con dignidad y, sobre todo, con humildad.
José Manuel Vidal