Barriocanal, incombustible e imprescindible
Imprescindible por oficio. Un oficio, el de administrar los cuartos de la Iglesia, que mamó a los pechos de otro gran personaje eclesiástico, su 'padre' y maestro, Don Bernardo Herráez. A su lado, aprendió a moverse entre aguas pantanosas sin mancharse los dedos. E, incluso, a caminar sobre ellas. Tras la muerte de Don Bernardo, Fernando pasó a ocupar su puesto. Tanto como 'gerente de Dios' que como presidente de la cadena Cope. Hoy en día no creo que haya nadie que conozca mejor los intríngulis de la institución en España. Tanto lo bueno como lo malo.
Además, con su aire profesoral, sabe vender bien lo bueno y esconder lo malo. Conoce como nadie las virtudes y las miserias económicas de todas y cada una de las diócesis españolas. Las de los obispos que viven de su sueldo de 1.500 euros con una sencillez y austeridad espartanas. Y las de los prelados 'derrochadores', que también los hay entre nosotros. ¡Ay si Barriocanal hablara...! Pero, al igual que los periodistas, vale más por lo que calla que por lo que cuenta.
Sabe cuáles son las diócesis que se gestionan bien y las que hay que acudir en su ayuda, para evitarles la bancarrota. Y es que por sus manos pasan los dineros de la Iglesia española, esa dama enjoyada, pero venida a menos que, aún así, sigue llevando el mensaje de Jesús a la gente y, al mismo tiempo, aliviando sus estrecheces materiales. Con una espléndida función esiritual y social en su haber.
Imprescindible por experiencia y oficio, e incombustible por personalidad. Pasan los años, se suceden lso presidentes de la CEE en Añastro y Barriocanal sigue ahí. Nada le 'quema'. Ni haber sido hombre de confianza del cardenal Rouco. Ni ser laico y neocatecumenal, en tiempos del jesuita Francisco. Y no se quema porque él va a lo suyo y deposita su confianza y su fidelidad en su 'jefe' de turno. Rouquiano con Rouco y, ahora, blazquiano con Blázquez. Fiel al capitán y amable con los sargentos, nada le pasa factura.
Tiene claro quién es y no aspira a más. Ni a menos. Porque también sabe moverse con soltura en los meandros del poder en dos ámbitos muy diferentes: la contabilidad y los medios de comunicación. Y eso le confiere un poder-servicio impresionante. Un poder-servicio que ejerce con cautela y sobriedad. Sin alharacas, pero con un control absoluto.
Hoy es, sin duda, el eclesiástico que más poder acumula en la Iglesia española. Sobre todo, desde que se fue el cardenal Rouco. Barriocanal no sólo controla los dineros de la Iglesia, sino que dirige la cadena Cope, su gran empresa mediática, la cara de la institución. Es un animal de poder, sin que lo parezca. Tiene el arte de ser sin parecer. 'Suaviter in modo, fortiter in re'.
Cuenta con la ventaja de que no aspira a subir en el escalafón clerical. Entre otras cosas, porque no puede, com laico que es. No le gusta nada exhibirse. Prefiere manejar los hilos detrás de bambalinas. Y lo que pierde en popularidad lo gana en empatía.
A pesar del delicado cargo que ocupa sigue siendo de lo más sencillo y cercano. Hasta con los periodistas. Nunca consigues sacarle nada, pero siempre está disponible para hablar, explicar y, sobre todo, callar. Él siempre sale airoso, porque sabe contemporizar y equilibrar.
Con los dineros de Dios nadie le tose. Con la Cope, sí. Su puesto en la cadena de los obispos es de suma responsabilidad y muchos lo apetecen. Pero no consiguen descabalgarlo. Superó, incluso, la época de Jiménez Losantos y el enfrentamiento, por su culpa, entre Rouco y Cañizares. Se ha embarcado, ahora, en una nueva aventura con el fichaje de Carlos Herrera. Si le falla esta 'operación, algunos le están esperando. Como lo esperaron con los 'Manolos' en la sección de deportes.
Pero Barriocanal rema. Y, como suele decir, "el que no se arriesga no cruza la mar". Y busca fórmulas para que una radio comercial sea, al mismo tiempo, evangélica. Y, poco a poco, lo va consiguiendo.
Otro gallo es el que le canta desde 13tv. Quizás por eso, viendo lo difícil que es enderezar el timón de la televisión de los obispos y colocarla a la hora del Papa Francisco, Barriocanal se quitó de en medio y dejó ese asunto en manos de otros. Él ya tiene bastante con la Cope y con la gerencia del episcopado.
Lógicamente, a Barriocanal también se le pueden poner peros. Como a cualquiera. Por ejemplo, personalmente me hubiese gustado que fuese más rápido y más radical a la hora de poner el reloj de la cadena de los obispos a la hora de la primavera de Francisco. Y, para eso, necesita que las 'grandes estrellas' se conviertan al 'franciscanismo'. Para que sus arengas suenen más al Papa que al PP.
Y también necesita reorientar hacia la Iglesia hospital de campaña la línea editorial de la Cope (volcada, durante tantos años, en las aguas exclusivas y excluyentes de la derecha), asi como la información religiosa que, a través de ella, se transmite. Y, para eso, necesita cambiar personas.
Algunos cambios ya los puso en marcha, pero le queda mucho por hacer. Barriocanal sigue a su ritmo, sabedor de que la institución nunca procede a saltos y siempre busca acomodo a los que echa. Se le puede pedir mayor rapidez, pero no más cordura en la navegación.
El contable de la Iglesia tiene otros cinco años (y los que vengan), para cuadrar bien las cuentas (incluso en las épocas turbulentas que, en ese campo, podrían acercarse para la Iglesia, si ganan las izquierdas) y para convertir la Cope en la radio de todos los creyentes. Una radio centrada y moderada, en la que quepamos todos. En la voz de Francisco en España.
José Manuel Vidal