Ayer, muy de mañana, tuve la gracia de participar en la misa del Papa. Y, al final, pude saludarlo e intercambiar con él unos minutos. Ante todo, muchas gracias a Su Santidad, el Papa párroco que, después de misa, saluda uno a uno a sus fieles. Estar a su lado reconforta. Asistir a misa con él ilumina y compensa de tantos años de marginación e,incluso, de persecución abierta de algunso lobbys clericales españoles.

En la bendición apostólica y, sobre todo, durante la eucaristía tuve presente a mucha gente y muchos colectivos que, de una u otra manera forman parte de mi vida. A mi familia, pequeña y amplia. A mis amistades. A mi equipo de la HOAC y a toda la organización. Y a las personas y colectivos que giran en torno a Religion Digital, ya sea de forma permenente u ocasional.

Y a todos esos millones de personas que se asoman a nuestra web y, de alguna manera, forman también parte de nuestra "familia". Estamos ya muy cerca de alcanzar la cota de los 5 millones de visitas mensuales. Y seguimos creciendo. Muchos de esos lectores llenaron ayer mi email y mi whatsapp de mensajes de felicitación y de cariño. Y muchos decían incluso haberse sentido partícipes de ese encuentro con el Papa a través mío. Gracias.

Ante el Papa de la misericordia y de la primavera, recordé especialmente a tantos fieles, curas y obispos que, en los años duros de la involución eclesial romana, conservaron encendida la vela del espíritu del Vaticano II. Y que, gracias a eso, actuaron como "parteras" de la radiante primavera de Francisco que estamos disfrutando.

¡Va por ustedes! RD intentará con todas sus fuerzas (como ya lo ha venido haciendo hasta ahora) apoyar las reformas del Papa Francisco y subirse a la ola de ilusión evangélica que está inyectando en la Iglesia. Sumando nuestro pequeño granito de arena.

En este sentido, les anuncio que pronto lanzaremos una campaña de apoyo al Papa. Con el único propósito de visibilizar externa y mediáticamente lo que la inmensa mayoría del pueblo de Dios siente en su corazón.

Y en RD intentaremos hablar, como él nos recomendó, "de una Iglesia que quiere ser madre y de un Cristo que reparte ternura".

José Manuel Vidal