En los corrillos de Añastro

Abundantes confidencias y rumores en corrillos y en pasillos de la Plenaria de la Cee. Con una mesa de presidencia tan poblada de cardenales, que el Nuncio tiene que ocupar una mesa lateral. Alguno, maliciosamente, le llama “el nuncio desplazado”.

Rumor continuo sobre movida episcopal que todo el mundo da por inmediata, “para mayo”. Con tres nombramientos que se dan como inminentes: Barcelona, Palencia y Santander. Algunos prelados saludan ya, entre bromas, a monseñor Vives, como el próximo arzobispo de Barcelona. Y ya se sabe que, entre broma y broma, la verdad asoma. El se ríe, dice que en Urgell está cerca del cielo, y desvía la atención: “Te vi con el gran wyoming , porque a veces peco y veo la sexta”.

Para Palencia se cita a Raúl Berzosa, cuyo nombre se comienza a revalorizar en esta nueva etapa, tras una época de ostracismo en ciudad Rodrigo. Ya era hora. Y, para Santander, sigue sonando el obispo de Mondoñedo-Ferrol, pero se añaden más nombres a la candidatura.

El cardenal Sistach se ve obligado a hablar por teléfono incluso durante la oración previa al discurso de Blazquez, solicitado por el crimen del muchacho que, en Barcelona, mató a un profesor con una ballesta e hirió a varios alumnos.

Osoro y Rouco se abrazan y el arzobispo emérito de Madrid habla, durante largo rato con el cardenal Cañizares. Algunos dicen, desde la distancia, que el tema de conversación es el famoso ático del cardenal.

Los cardenales Estepa y Amigo, felices y sonrientes. Y cercanos, como siempre. A Estepa, que va a cumplir pronto 90 años, se le ve fresco como una lechuga.

Martínez Camino ha cambiado de sitio. Se comenta su sonada asistencia, durante el fin de semana, al congreso organizado por Hazte Oír. Y si, como se rumorea, la plenaria condena a esta organización, menudo papelón el del ex secretario de la Cee.

Pérez Pueyo en última fila, como corresponde al recién llegado obispo de Barbastro, que luce en su ojal la insignia de los Operarios, su familia religiosa de origen. 

Cambio de fondo y forma en la Plenaria. Blázquez pasa la página de Rouco. Sin rencores, pero la pasa. Y se nota en varias cosas. En el discurso: propositivo, profético, de denuncia, sacando a la Iglesia de la arena partidista. Reconoce la labor insustituible y necesaria de los medios de comunicación. Y coloca a la Iglesia española en la estela de la primavera de Francisco.

Otro gesto inédito: Pide un minuto de silencio y oración “por estos hermanos nuestros inmigrantes perseguidos”.

Por todo eso, Blázquez cosecha una ovación larga y sentida. La iglesia española respira, toma aire y marca un nuevo rumbo. Pasamos de la aduana al hospital de campaña en primavera o en Pascua Florida.

José Manuel Vidal
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