¿Se va el Nuncio Fratini?
Adscrito a la vieja guardia anterior, a una parte significativa del episcopado español le cuesta acomodarse a los nuevos vientos que soplan de Roma. Están esperando que la primavera de Francisco sea una estación efímera y, como suelen decir, "que pase la tormenta". Y no sólo porque el Papa está poniendo patas arriba sus seguridades eclesiológicas y su rigidez doctrinal, de la que, hasta ahora, hacían gala.
Donde más les duele es que el Papa les cuestiona su forma de vivir principesca de palacio, chófer y coche de alta gama y secretario siempre disponible. Cambiar los principios cuesta. Cambiar de vida, a ciertas edades, es casi imposible. Y las inercias siguen imperando.
Por ejemplo, sigue habiendo muchos obispos que no pueden ni quieren ni saben estar en salida o mostrar entrañas de misericordia y de ternura. Cuesta mucho pasar de funcionarios de lo sagrado a pastores a la intemperie.
El Papa sabe todo esto y más. Conoce a la Iglesia española y a sus pastores al dedillo. Y quiere cambiar el episcopado, que, precisamente con él, ha dejado de tener torticolis de tanto mirar a Roma, como decía el cardenal Tarancón.
El Nuncio, un hombre gris que, durante años, estuvo a las órdenes de Rouco, sin osar levantarle la voz en absoluto, no encaja en esta nueva etapa. Es vieja guardia. Por ejemplo, seguía mandando a Roma las ternas episcopales de antes, las cocinadas por Rouco y por los suyos, las de los hombres de 'doctrina segura', aunque no tuviesen capacidad pastoral alguna. Las ternas de los 'grises'.
Francisco no quiere funcionarios doctrinarios para obispos. Quiere pastores, entregados en cuerpo y alma a sus ovejas. De ahí que no tenga en cuenta para nada las ternas de Fratini, se las salte a la torera y nombre obispos de otra pasta. Y si un Nuncio no resuelve ni siquiera la función de presentar las ternas, ¿para qué vale?
Empezará, pues, un nuevo ciclo con el cambio de Nuncio en España. El sucesor de Fratini vendrá con el encargo de vacias los cajones de Nunciatura de las antiguas ternas y confeccionar nuevas ternas de obispos pastorales.
Wojtykla y Tagliaferri hicieron esta misma operación a la inversa, en los años 80. Con le nuevo Nuncio se pondrá en marcha una nueva revolución episcopal en España. ¡Ya iba siendo hora!
La salida del Nuncio es también un aviso a navegantes episcopales de la antigua usanza. Menos doctrina, menos buena vida y más Evangelio. Menos coches y palacios y más pisar el barro de las parroquias de las periferias. La primavera comienza a despuntar en España...en pleno otoño.
José Manuel Vidal