Creo que no existe la persona del todo sana

Enfermos y Debilidad

Creo que no existe la persona del todo sana

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Salamanca 24 horas 

Aquel profesor de mis años de formación gustaba decir en clase con relativa frecuencia: “Todos estamos de alguna provincia.” No sé si quienes leen comprenderán el significado de esta frase. Lo entenderíamos hoy mejor afirmando su equivalente: “Todos estamos un poco majara.”

Cuando leí hace unos meses el eslogan que para el curso 96-97 ha propuesto la Comisión de Pastoral Sanitaria, he de confesar que me sorprendió: “El enfermo mental con vosotros está, y no le conocéis.” Tal vez no logremos conocerlo porque todos estamos un poco “tocados”; pocos o casi ninguno disfrutan de un equilibrio sicológico perfecto. Cuando esa falta de equilibrio se prolonga durante semanas, meses o años, nos encontramos ante un auténtico enfermo mental.

En los últimos cincuenta años ha evolucionado el tratamiento de estos pacientes. Van desapareciendo los manicomios. La estancia del neurótico en el hospital suele ser breve, y es devuelto pronto a su familia.

No hemos de rechazar ni tener miedo a estos enfermos. Atenderlos con cariño. Son personas de una sensibilidad muy delicada dignas de todo amor. Necesitan nuestro afecto, y bajo ningún concepto deben ser marginados.

Merece la pena ayudarles a que se integren; que no sean sujetos pasivos. Conozco a varios enfermos de eta clase que desempeñan cargos de cierta responsabilidad; son personas inteligentes, agradecidas, muy sociables, y dotadas de afecto poco común.

En varias parroquias solicitan su colaboración; difunden su testimonio de vida cristiana; colaboran en celebraciones litúrgicas y en fiestas de sana expansión. Muchos de ellos son buenos orantes.

Quien sufra en sí mismo el azote de la enfermedad mental, no se desanime. La mejor terapia consiste en integrarse en algún grupo: primero dentro de la propia clínica, después en la parroquia o en el mismo trabajo. Desde allí colaborar e influir en ese ambiente de una forma positiva.

La Historia nos recuerda a bastantes santos que han sufrido serias limitaciones sicológicas y han sido excelentes cristianos. Han triunfado unos llegando nada menos que a constituirse en ejemplo para el mundo al ser canonizados; otros que no han subido tan alto, han aparecido durante la vida como testimonio del buen obrar en favor de sus hermanos. Todos podemos llegar a ser “Alguien.”

José María Lorenzo Amelibia

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