Cuidado con las humildades fingidas
Espiritualidad
| José María Lorenzo Amelibia
Cuidado con las humildades fingidas
San Gregorio nos dice: Muchas veces eso es lo que pretendemos con nuestras hipocresías y humildades fingidas, y lo que parece humildad es soberbia grande. Porque con frecuencia nos humillamos por ser alabados de los hombres y por ser tenidos por buenos y humildes. Si no, pregunto yo: ¿Para qué dices de ti lo que no quieres que crean los otros?
Ya lo expresaba el libro del Eclesiástico: "Hay algunos que se humillan fingidamente, y allá en lo interior, su corazón está lleno de soberbia y engaño." (Eccli. 19,23).
¿Puede existir mayor contrasentido que desear aparecer mejor precisamente exponiendo nuestros fallos y lagunas? Del mal que expresas quieres aparecer como bueno. ¡Retorcido! En el fondo, llevar el agua a nuestro molino sea por los cauces normales o por recovecos.
Otras veces, cuando no podemos encubrir nuestras faltas, las exponemos llanamente, para que, ya que perdimos la honra con la falta, la recobremos con la confesión humilde. San Bernardo nos lo recuerda: Exageramos nuestras faltas y decimos aún más de lo real, para que viendo los otros que no es posible ni creíble ser tanto, piensen que no debió haber nada, y lo echen todo a humildad nuestra.
José María Lorenzo Amelibia
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