¿Presentan los salmos el trato con Dios más profundo y variado?
Judíos y no judíos ven en los salmos una escuela de oración para cualquier alma amante del diálogo personal con Dios y al que presentan con diversos títulos y reacciones. ¿Se puede afirmar también que los salmos presentan el trato más profundo y variado con Dios? ¿Encontramos en ellos las mejores expresiones de amor a Dios en la escala que va del pecador al místico, de la crítica a la frase confiada y tierna? La respuesta es afirmativa y cuenta como fundamento la religiosidad de Israel. A lo largo de los 150 salmos, el Salterio presenta, dentro del marco de santidad y justicia, la mística de quien se siente amado y protegido por Dios. Y como respuesta, el amor del creyente a Dios, manifestado con respeto, confianza, humildad, e intimidad llegando hasta la entrega total. En nueve apartados, el artículo confirma las manifestaciones del amor profundo a Dios en los salmos con las citas más significativas. Este blog ofrece a modo de manual las respuestas principales del creyente ante Dios y en las diversas situaciones de dolor, gozo, pecado, esperanza o desesperación.
1. Dios ama, Dios me ama
Unos salmos exaltan al Dios Amor que ama al que le ama. El creyente confía en su amor que le acompaña en cada día.
====Prolonga tu amor con los que te conocen, y fu fidelidad con los de limpio corazón (Sal 36,11).
====Señor, tu amor llega hasta el cielo (Sal 36,6).
==== Dios, ¡qué inapreciable es tu amor! (Sal 3,.8).
====Acuérdate, Señor, de que tu ternura y tu amor son eternos (Sal 25,6).
====Tu ternura es inmensa, Señor, dame vida con tus mandamientos (Sal 119,156).
====Tu amor vale más que la vida (Sal 63,4). Con quien te ama, eres todo amor (Sal 18,26). Yo confío en tu amor, mi corazón se alegrará por tu salvación (Sal 13,6).
====Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida (Sal 23,6).
2. Gozo ante el amor de Dios.
Quien se siente amado por Dios, goza y confía en su amor que le consuela en las preocupaciones. ¡Qué grande es Dios! ¡Cuánto lo añoro!
====Dios es la alegría de nuestro corazón Sal (33,21).
====Me lleno de júbilo y alegría por tu amor (Sal 31,8).
====Hazme sentir tu amor cada mañana, que yo confío en ti... todo mi ser te añora (Sal 143,8);
====¡Bendice al Señor, alma mía! Señor, Dios mío, ¡qué grande eres! (Sal 104,1-3).
====Aunque tenga mil preocupaciones, me alegran tus consuelos (Sal 94,19). ====Que tu amor me consuele, según (tu promesa) (119,76).
3. Amor a Dios presente en toda nuestra vida Dios
Al experimentar la presencia de Dios, amorosa y universal, el alma fiel manifiesta el amor a su Señor, su fortaleza, su descanso y su esperanza
====Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares... (Sal 138,1-3).
====Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma (Sal 135,5);
====Yo te amo, Señor, mi fuerza, mi roca y mi fortaleza, mi libertador (Sal 18,1-3).
====Mi felicidad consiste en estar junto a Dios (Sal 73,28).
====Amé, Señor, tu amor y tu salvación conforme a tu promesa (Sal 119,41). ====Sólo en Dios encuentro descanso, de él viene mi salvación, mi esperanza» (Sal 62,2.6).
4. Gratitud, alabanza y entrega
Son frecuentes las exclamaciones de gratitud en quien contempla la grandeza de Dios y recibe sus dones. En su entusiasmo, la persona fascinada pide un aplauso universal para Dios a quien agradece su amor y por quien desea vivir.
====Te doy gracias, Señor, de todo corazón quiero proclamar todas tus maravillas (Sal 9,2).
====¡Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios. ¡Cuántos proyectos para nosotros! No hay nadie como tú! (Sal 46.6).
====Pueblos todos, aplaudid; aclamad a Dios con voces de júbilo (Sal 47,2).
==== ¡Alabadlo todos sus ángeles, alabadlo todos sus ejércitos! Que todos alaben el nombre del Señor» (Sal 148.1-5; cf. Sal 150,1-3.6).
==== ¡Tú eres mi Dios, yo te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor! (Sal 118,28-29).
====Yo viviré para el Señor (Sal 22,30).
5. Obediencia gozosa ante la ley del Señor
El enamorado de Dios, ama su voluntad y es feliz cumpliendo sus mandatos. El estar con el Señor es la gran motivación para obrar con rectitud.
====Dichosos los que proceden sin tacha y siguen la ley del Señor, los que guardan sus preceptos y lo buscan de corazón (Sal 118,1-2).
====Dentro del corazón guardo tu promesa para no pecar contra ti (Sal 119,11). Sondéame, Señor y ponme a prueba, examina mis entrañas y mi corazón, pues tengo siempre presente tu amor y procedo conforme a tu verdad (26,2-3).
====Señor, ¿quién será huésped de tu tienda? El que procede con rectitud y se comporta honradamente; el que es sincero en su interior y no calumnia con su boca; el que no hace daño a su prójimo, ni agravia a su vecino (Sal 15,1-3).
6. Ante el pecado.
Consciente de sus pecados, el que ama, suplica perdón al Dios ofendido, olvido de sus culpas y restablecimiento de la amistad con su Señor.
====Ten piedad de mí, oh Dios, por tu amor, por tu inmensa compasión, borra mi culpa. Lava del todo mi maldad, limpia mi pecado (Sal 51,3-4);
====pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado (Sal 51,5); ====contra ti, contra ti solo pequé; hice lo que tú destestas (Sal 51,6).
====Pero reconocí ante ti mi pecado, no te cubrí mi falta y tú perdonaste mi falta y mi pecado (Sal 32,5).
====Oh Dios, tú sabes lo necio que he sido, no te se ocultan mis pecados (Sal 69,6). ====Respóndeme, Señor, pues tu amor es bondadoso; por tu inmensa ternura vuélvete hacia mí» (Sal 68,17; cf. Sal 86,13);
7. Confianza en el Señor.
Quien espera en Dios con toda su alma, lo contempla como su roca y fortaleza. No tiene razón para temer ni para vacilar cuando ora desde la profundidad a su único libertador.
====Dichoso el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios (Sal 146,5).
====Señor, mi roca y fortaleza, mi libertador. Dios mío, mi peña, mi refugio, mi escudo (Sal 18,3).
====Dios es mi roca, salvación, fuerza, ¡jamás vacilaré! (Sal 62,7).
====El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? El Señor es mi fortaleza ¿quién me hará temblar? (Sal 27,1);
====En Dios confío y no temo ¿qué podrá hacerme el hombre? En ti está la única esperanza (Sal 39,8).
====Desde lo más profundo clamo a ti, Señor. ¡Señor mío, escucha mi voz! (Sal 130,1-2).
====Yo espero en el Señor con toda mi alma, confío en su palabra (Sal 130,5); ====clamo y él me responde (Sal 3,5); tengo siempre presente al Señor, con él jamás sucumbiré (Sal 16,8).
====Contigo me enfrento a cualquier ejército, contigo, Dios mío, asalto la muralla (Sal 18,30).
8. Súplicas en situaciones dramáticas-
El hombre, como un gusano desfallecido, clama con urgencia a su Señor en la angustia pero se siente abandonado por su Dios a quien reprocha el olvido. Pero aun en la desesperación surge de nuevo la confianza y la petición de auxilio.
====Aleja la angustia de mi corazón y borra mis pecados (Sal 25,17-18).
====Mas yo soy un gusano, no un hombre, oprobio de los hombres, desprecio del pueblo (Sal 22,7).
====Señor, te estoy llamando, date prisa (Sal 141,1).
====¡Piedad, Señor, que la angustia me ahoga! (Sal 31,10).
====¡Sálvame, oh Dios, que estoy con el agua al cuello! (Sal 69,2).
====Piedad, Señor, que desfallezco. Estoy agotado a fuerza de gemir (Sal 6,3.7). ====Digo a Dios: Roca mía, ¿por qué me has olvidado? (Sal 42,10);
====¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué no escuchas mis gritos y me salvas? (Sal 22,2).
====Tú eres mi Dios y mi fortaleza, ¿por qué me has rechazado? (Sal 43,2); ====¡Levántate, Señor, sálvame! (Sal 3,8).
====En tus manos encomiendo mi espíritu; tú, Señor el Dios fiel, me rescatarás (Sal 31,6).
====Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado (Sal 25,2); no quedará defraudado el que en ti espera (Sal 25,3).
9. Sediento, busco tu rostro, Señor.
Ante la grandeza de Dios y lo mucho que espera, el creyente anhela el encuentro más íntimo con todo su ser, desea ver el rostro de Dios..
====Me dice el corazón: busca su rostro. Sí, tu rostro, Señor es lo que busco (Sal 27,8). ====Mi ser se estremece de gozo anhelando al Dios vivo (Sal 84,3; cf. 84,2). ====Sácianos de tu amor por la mañana, para que vivamos con alegría y júbilo (Sal 90,14).
====Como busca la cierva corrientes de agua, así, Díos mío, te busca todo mi ser. ====Tengo sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? (Sal 4,.2-3).
====Desde el alba te deseo, estoy sediento de ti, por ti desfallezco, como tierra reseca, agostada, sin agua (Sal 63,2).
1. Dios ama, Dios me ama
Unos salmos exaltan al Dios Amor que ama al que le ama. El creyente confía en su amor que le acompaña en cada día.
====Prolonga tu amor con los que te conocen, y fu fidelidad con los de limpio corazón (Sal 36,11).
====Señor, tu amor llega hasta el cielo (Sal 36,6).
==== Dios, ¡qué inapreciable es tu amor! (Sal 3,.8).
====Acuérdate, Señor, de que tu ternura y tu amor son eternos (Sal 25,6).
====Tu ternura es inmensa, Señor, dame vida con tus mandamientos (Sal 119,156).
====Tu amor vale más que la vida (Sal 63,4). Con quien te ama, eres todo amor (Sal 18,26). Yo confío en tu amor, mi corazón se alegrará por tu salvación (Sal 13,6).
====Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida (Sal 23,6).
2. Gozo ante el amor de Dios.
Quien se siente amado por Dios, goza y confía en su amor que le consuela en las preocupaciones. ¡Qué grande es Dios! ¡Cuánto lo añoro!
====Dios es la alegría de nuestro corazón Sal (33,21).
====Me lleno de júbilo y alegría por tu amor (Sal 31,8).
====Hazme sentir tu amor cada mañana, que yo confío en ti... todo mi ser te añora (Sal 143,8);
====¡Bendice al Señor, alma mía! Señor, Dios mío, ¡qué grande eres! (Sal 104,1-3).
====Aunque tenga mil preocupaciones, me alegran tus consuelos (Sal 94,19). ====Que tu amor me consuele, según (tu promesa) (119,76).
3. Amor a Dios presente en toda nuestra vida Dios
Al experimentar la presencia de Dios, amorosa y universal, el alma fiel manifiesta el amor a su Señor, su fortaleza, su descanso y su esperanza
====Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares... (Sal 138,1-3).
====Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma (Sal 135,5);
====Yo te amo, Señor, mi fuerza, mi roca y mi fortaleza, mi libertador (Sal 18,1-3).
====Mi felicidad consiste en estar junto a Dios (Sal 73,28).
====Amé, Señor, tu amor y tu salvación conforme a tu promesa (Sal 119,41). ====Sólo en Dios encuentro descanso, de él viene mi salvación, mi esperanza» (Sal 62,2.6).
4. Gratitud, alabanza y entrega
Son frecuentes las exclamaciones de gratitud en quien contempla la grandeza de Dios y recibe sus dones. En su entusiasmo, la persona fascinada pide un aplauso universal para Dios a quien agradece su amor y por quien desea vivir.
====Te doy gracias, Señor, de todo corazón quiero proclamar todas tus maravillas (Sal 9,2).
====¡Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios. ¡Cuántos proyectos para nosotros! No hay nadie como tú! (Sal 46.6).
====Pueblos todos, aplaudid; aclamad a Dios con voces de júbilo (Sal 47,2).
==== ¡Alabadlo todos sus ángeles, alabadlo todos sus ejércitos! Que todos alaben el nombre del Señor» (Sal 148.1-5; cf. Sal 150,1-3.6).
==== ¡Tú eres mi Dios, yo te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor! (Sal 118,28-29).
====Yo viviré para el Señor (Sal 22,30).
5. Obediencia gozosa ante la ley del Señor
El enamorado de Dios, ama su voluntad y es feliz cumpliendo sus mandatos. El estar con el Señor es la gran motivación para obrar con rectitud.
====Dichosos los que proceden sin tacha y siguen la ley del Señor, los que guardan sus preceptos y lo buscan de corazón (Sal 118,1-2).
====Dentro del corazón guardo tu promesa para no pecar contra ti (Sal 119,11). Sondéame, Señor y ponme a prueba, examina mis entrañas y mi corazón, pues tengo siempre presente tu amor y procedo conforme a tu verdad (26,2-3).
====Señor, ¿quién será huésped de tu tienda? El que procede con rectitud y se comporta honradamente; el que es sincero en su interior y no calumnia con su boca; el que no hace daño a su prójimo, ni agravia a su vecino (Sal 15,1-3).
6. Ante el pecado.
Consciente de sus pecados, el que ama, suplica perdón al Dios ofendido, olvido de sus culpas y restablecimiento de la amistad con su Señor.
====Ten piedad de mí, oh Dios, por tu amor, por tu inmensa compasión, borra mi culpa. Lava del todo mi maldad, limpia mi pecado (Sal 51,3-4);
====pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado (Sal 51,5); ====contra ti, contra ti solo pequé; hice lo que tú destestas (Sal 51,6).
====Pero reconocí ante ti mi pecado, no te cubrí mi falta y tú perdonaste mi falta y mi pecado (Sal 32,5).
====Oh Dios, tú sabes lo necio que he sido, no te se ocultan mis pecados (Sal 69,6). ====Respóndeme, Señor, pues tu amor es bondadoso; por tu inmensa ternura vuélvete hacia mí» (Sal 68,17; cf. Sal 86,13);
7. Confianza en el Señor.
Quien espera en Dios con toda su alma, lo contempla como su roca y fortaleza. No tiene razón para temer ni para vacilar cuando ora desde la profundidad a su único libertador.
====Dichoso el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios (Sal 146,5).
====Señor, mi roca y fortaleza, mi libertador. Dios mío, mi peña, mi refugio, mi escudo (Sal 18,3).
====Dios es mi roca, salvación, fuerza, ¡jamás vacilaré! (Sal 62,7).
====El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? El Señor es mi fortaleza ¿quién me hará temblar? (Sal 27,1);
====En Dios confío y no temo ¿qué podrá hacerme el hombre? En ti está la única esperanza (Sal 39,8).
====Desde lo más profundo clamo a ti, Señor. ¡Señor mío, escucha mi voz! (Sal 130,1-2).
====Yo espero en el Señor con toda mi alma, confío en su palabra (Sal 130,5); ====clamo y él me responde (Sal 3,5); tengo siempre presente al Señor, con él jamás sucumbiré (Sal 16,8).
====Contigo me enfrento a cualquier ejército, contigo, Dios mío, asalto la muralla (Sal 18,30).
8. Súplicas en situaciones dramáticas-
El hombre, como un gusano desfallecido, clama con urgencia a su Señor en la angustia pero se siente abandonado por su Dios a quien reprocha el olvido. Pero aun en la desesperación surge de nuevo la confianza y la petición de auxilio.
====Aleja la angustia de mi corazón y borra mis pecados (Sal 25,17-18).
====Mas yo soy un gusano, no un hombre, oprobio de los hombres, desprecio del pueblo (Sal 22,7).
====Señor, te estoy llamando, date prisa (Sal 141,1).
====¡Piedad, Señor, que la angustia me ahoga! (Sal 31,10).
====¡Sálvame, oh Dios, que estoy con el agua al cuello! (Sal 69,2).
====Piedad, Señor, que desfallezco. Estoy agotado a fuerza de gemir (Sal 6,3.7). ====Digo a Dios: Roca mía, ¿por qué me has olvidado? (Sal 42,10);
====¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué no escuchas mis gritos y me salvas? (Sal 22,2).
====Tú eres mi Dios y mi fortaleza, ¿por qué me has rechazado? (Sal 43,2); ====¡Levántate, Señor, sálvame! (Sal 3,8).
====En tus manos encomiendo mi espíritu; tú, Señor el Dios fiel, me rescatarás (Sal 31,6).
====Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado (Sal 25,2); no quedará defraudado el que en ti espera (Sal 25,3).
9. Sediento, busco tu rostro, Señor.
Ante la grandeza de Dios y lo mucho que espera, el creyente anhela el encuentro más íntimo con todo su ser, desea ver el rostro de Dios..
====Me dice el corazón: busca su rostro. Sí, tu rostro, Señor es lo que busco (Sal 27,8). ====Mi ser se estremece de gozo anhelando al Dios vivo (Sal 84,3; cf. 84,2). ====Sácianos de tu amor por la mañana, para que vivamos con alegría y júbilo (Sal 90,14).
====Como busca la cierva corrientes de agua, así, Díos mío, te busca todo mi ser. ====Tengo sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? (Sal 4,.2-3).
====Desde el alba te deseo, estoy sediento de ti, por ti desfallezco, como tierra reseca, agostada, sin agua (Sal 63,2).