El conflicto entre el hombre y Dios.

La alternativa autonomía o heteronomía, y los conflictos que surgen entre lo antiguo y lo nuevo; el conservador y el progresista, están presentes en otra alternativa y conflicto superior, la que se da entre Dios y el hombre, el Creador y la criatura. De un tema tan complejo, presentamos a Dios como criatura del hombre según el ateísmo. Dios como Señor en diferentes religiones. Y Dios como amigo del hombre, enseñado y testimoniado por Jesús.

Dios, criatura del hombre en el ateísmoLa convicción que anima al ateísmo de Feuerbach es muy radical: el hombre no mantiene relaciones con alguien que ni existe ni es necesario. Dios es una criatura del hombre, fruto de su necesidad: “Dios no hizo al hombre a su imagen y semejanza, sino que el hombre (crea) a Dios a su imagen y semejanza”. Otros ateos sostienen que si el hombre mantenía relaciones con Dios era porque ignoraba las explicaciones científicas, y la religión no pasaba de ser un fruto del oscurantismo. Según ellos, Dios viene a ser una criatura del hombre, fruto de sus limitaciones; pero ahora, el hombre soluciona sus problemas sin Dios, y ya no es el esclavo sino el señor del universo y el dueño de sí mismo, es el león que dejó de ser un dócil camello.
Otros creyentes, sin fundamento filosófico, tratan a Dios como un objeto domesticado con la varita mágica del rito religioso. Para muchos, Dios y la religión presentan los efectos de la droga en los momentos depresivos; viene a ser como el bombero que sólo sirve para apagar incendios ocasionales; el ídolo acallado fácilmente, del que se exagera lo que conviene y se oculta lo que fastidia; el ídolo fanatizado que justifica la violencia en nombre de la “guerra santa”, etc.

Dios Señor en las religiones
P
ara el creyente, cristiano o no, Dios es el valor supremo como el SER por excelencia, el Creador y Señor que de alguna manera participa es la fuente de la felicidad personal. Para el cristiano, Dios es el Amor personificado, Padre de Cristo y padre de todos, Dios uno y trino, presente en la historia y que nos espera en el cielo

En el Islam.
Dios es el «tú» radicalmente único y soberano y el hombre como el “yo” sometido plenamente a la voluntad divina. Uno de los objetivos de la religión islámica apunta a la restauración de un Dios soberano. Hasta 99 calificativos configuran a Dios en el Islam que es presentado como el Todopoderoso, el Creador absoluto.... Dios en el islamismo, según el documento del Vaticano II Nostra aetate, aparece como el «único Dios», el Eterno que no es engendrado ni tiene asociados; Dios es el «viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres» (NA 2)

En el Hinduísmo.
¿Cómo concibe el Hinduismo al tú divino? Ante la naturaleza del Brahmán, realidad suprema, el mejor camino es decir neti, neti, no es eso, no es eso. Sobre Dios no existe una doctrina coherente por la diversidad de corrientes de pensamiento. Sin embargo como criterio predominante, el tú divino, Dios, es el ser supremo, inabarcable por el pensamiento y lenguaje humano; es existencia-conciencia-felicidad que se manifiesta de tres maneras o teofanías que son Brahma, Vishnú y Siva
En el judaísmoDios es el único Señor y Liberador. El pueblo de Israel tenía conciencia del tú de Dios como único, Señor y Liberador. En concreto, el Dios del Antiguo Testamento, aparece como el Dios único, creador y Ser supremo. Yahvé es el que es, el totalmente otro. Su nombre es impronunciable y se confunde con su identidad.
Yahvé es el Dios que libera de las desgracias a su pueblo en Egipto. Siempre conduce a los cautivos a la prosperidad como roca firme. Es un Dios de justicia, que ama y hace la justicia y el derecho; el que acoge al hombre justo, el que está comprometido con los pobres y derriba a los malvados. Es el que recompensa a los que le temen y buscan. Y es un Dios que se pone en contacto con el hombre, habla con sus amigos y se revela progresivamente. Es un Dios que está en continua comunicación con el hombre

La respuesta de Jesús: Dios es Padre y amigo del hombre
La Palabra de Dios muestra muchas experiencias de “los amigos de Dios” que sintieron vivamente su amor. Dios llama a Abraham, un pagano entre tantos, a ser su amigo; expresa su amor en forma de una amistad, es el confidente de sus secretos y el que está dispuesto a sacrificar a su hijo (Gén 18,17; 22,2; Is 41,8; Jos 24,2s). Moisés es otro de los amigos de Dios que es enviado y que vivió fielmente en la intimidad con El conversando como con un amigo (Ex 32,9-13). Amigos de Dios aparecen también David, los profetas y algunos sabios de Israel. Especial experiencia de Dios contienen muchos libros del Antiguo Testamento como son, en especial, los Salmos.
En su persona. Cristo experimentó profundamente el amor del Padre que le alaba públicamente. El Dios de Jesús es el Dios de la experiencia del pueblo judío en el AT pero experimentado de una manera profundamente diversa dada su persona de Hijo de Dios y de su misión redentora. Jesús no expresa la relación con el Padre en forma de amistad sino de amor filial. Sin embargo las relaciones entre el Padre y el Hijo están marcadas por la unión más profunda, por la comunicación, la confianza, fidelidad, entrega, etc. Es decir por las manifestaciones de toda amistad. Los escritos de San Juan evangelista son la mejor reflexión sobre la intimidad que existió entre Jesús y el Padre.
En su doctrina. El mismo Jesús ofrece los elementos para la amistad del hombre con Dios. Son la gracia, la fe y la caridad que culminan con el misterio de la inhabitación: «si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él». (Jn 14,23; cf. 1Jn 4,7-10; Jn 15, 9-7; Rom 8,25, 1cOR 13, 1-9). El cristiano responde con la caridad, virtud teologal por la cual ama a Dios sobre todas las cosas, a sí mismo y al prójimo por Dios (Dt 6,4-5; 10,12; Mt 22,37; Lc 10,27: 1Cor 13, 1-13). Este amor teologal es una participación del amor de la Trinidad que invade al hombre por la gracia y conduce a Dios. Más aún, Jesús, identificado con el Padre, concede el don de la amistad: «en adelante, ya nos os llamaré siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su Señor. Desde ahora os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que oído a mi Padre» (Jn 15, 15). Se trata de una amistad completa que incluye elección y confianza: «no me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros. Y os he destinado para que vayáis y deis fruto abundante y duradero» (Jn 15, 16).

El cristiano, amigo de Dios.
La raíz de la amistad con Dios radica en este principio: todo cristiano que posee la caridad, vive en amistad con Dios. Siguiendo a Santo Tomas, la teología define la caridad como una «especial amistad del hombre con Dios» (S. Th. II-II, 23,1; cf. Jn 15,14-15). La amistad para Santo Tomás es el «amor de benevolencia fundado sobre alguna comunicación» (S. Th. 1-2, q.65 a.5; 2-2, q.23). La vida de muchos creyentes confirma que vivieron en auténtica amistad con Dios, con un amor mutuo desinteresado, como una relación de confianza, intimidad, ayuda mutua y comunicación. A semejanza de la amistad humana, los amigos de Dios procuraron estar juntos el mayor tiempo posible, compartir con Dios cuanto poseían, vivir en profunda unión, sacrificarse y estar dispuestos hasta dar la vida por el amigo.
El creyente cristiano contempla a Dios como Amigo personal en toda la vida. “Siente” a Dios en el fondo de su corazón (inhabitación) y “lo ve” que está detrás de la creación, en la Biblia, la Eucaristía, las personas, trabajos, relaciones, acontecimientos, respuestas positivas, tentaciones y hasta en las caídas tras el arrepentimiento. Entonces surge la contemplación porque los que se aman, en ocasiones, su comunicación se da sin palabras: basta con mirarse o contemplar el rostro de la persona amada. En ella se cumple la definición de Santa Teresa de Jesús que define la oración como una íntima relación de amistad estando a solas con quien sabemos que nos ama (Vida 8,5).
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