¿Cuántos grados admite el trato, desde la comunión al odio?
Junto a los rasgos del trato yo-tú está la intensidad de las respuestas. Junto al trato según verdad, justicia, etc. está el modo menos intenso o más intenso de relacionarse. El comportamiento con el prójimo admite toda una escala de actitudes que comprende desde el amor más profundo, la total comunión, hasta el odio con la destrucción física o psíquica del otro, individual o comunitario.
Analizados con extensión el trato perfecto y el imperfecto, será oportuno enumerar sus cinco modalidades: la perfecta o de comunión hasta la imperfecta de odio pasando por las intermedias del trato excelente, normal y deficiente.
1º Perfecto
Es el modo más completo de comportarse con el prójimo con respuestas ajustadas a la verdad, la justicia, la libertad, la vida, la paz y, sobre todo el amor. Por ello, admite también los calificativos de trato extraordinario, de intimidad, pleno, completo, absoluto, al cien por cien, el primero entre todos, etc.
2º Excelente Sin llegar al cien por cien, el comportamiento excelente responde al que otorgamos a un amigo aunque no sea íntimo. Al ser excelente y de amistad admite los rasgos que caracterizan a esta relación cuando es auténtica y permanente. Así sucede con el trato presente en los vínculos de familia, trabajo, ideología política o confesión religiosa. Sin llegar a la manifestación de plena comunión, sí que de modo ocasional o permanente se da alguno que otro de los rasgos del trato perfecto. Merece el calificativo de excelente o notable.
3º Normal
Responde al ordinario que se realiza según costumbre, cultura o intereses comerciales. El comportamiento dado es el que prescribe la “buena educación”, las leyes y las costumbres sociales o religiosas. Rige el cumplimiento mínimo pero están ausentes la amistad y los rasgos del trato perfecto. No es un trato deficiente porque es el modo de proceder que todos tienen en las mismas situaciones. Es normal la sinceridad, el respeto, la paz, cortesía, buena educación aunque esté ausente el amor interno.
Con mucha frecuencia, en la vida social aparece como normal la actitud autoritaria, como la rebelde. El trato autoritario es propio de quien hipoteca o anula prácticamente la libertad y la conciencia del prójimo;
Dentro de “la normalidad socio-política” se encuentra la respuesta de quien abusa de la libertad, la del exaltado y sin responsabilidad. Es el trato que el súbdito da a la autoridad ejerciendo su autonomía en detrimento de los valores éticos.
4º Deficiente
Se caracteriza por los rasgos más o menos contrarios al trato sincero, justo, libre-liberador, pacificador, promotor de la vida. En ocasiones actúa el mentiroso, hipócrita, fariseo, dominante, manipulador, violento, agresivo, nervioso, egoísta.. ¿Quiénes son los protagonistas de un trato deficiente?
-Los soberbios cuando niegan la verdad que contraría su orgullo personal;
-los hipócritas cuando fingen con su conducta lo que internamente no sienten. Son individuos falsos, personas inauténticas, poco fiables por el uso frecuente de la mentira y de otras manipulaciones.
En este grupo también se encuentran
-los cínicos cuando no tienen pudor ni vergüenza en mentir con el mayor descaro;
-los cobardes cuando acuden a la mentira como arma defensiva contra la autoridad,
-los pragmáticos cuando no tienen escrúpulo en acudir al engaño como medio útil para las situaciones conflictivas;
-los ambiguos cuando utilizan un lenguaje de medias verdades, siempre dejan la puerta abierta para poder desdecirse alegando el doble sentido de sus frases;
-los exagerados cuando exaltan tanto el valor o la realidad que la desfiguran: no existe verdad en sus palabras aunque por la buena fe pueda salvarse su sinceridad. Y por último, incluimos a los falaces y sofistas porque son unos mentirosos refinados que aprovechan la ignorancia o menor capacidad intelectual del interlocutor. Con sus falacias -puras mentiras- logran convencer a la persona o al grupo de lo que ellos no están convencidos.
5º Hostil
Con esta actitud y respuesta, el yo rechaza al tú individual o grupal de manera absoluta o parcial, con simples respuestas agresivas o con acciones de odio y destrucción y de muerte.
En ocasiones no tan graves se da la injuria, la maldición, el daño. Siempre será un trato injusto, negativo, malo.
En ocasiones, cruel, insincero, hipócrita, cínico, esclavizante, manipulador.
Destacamos a los malvados que conscientemente lesionan con su mentira algún derecho del prójimo. La mentira es el medio para perjudicar al prójimo y el motor puede ser la envidia, el odio, la venganza, etc. Y a todo aquél que obra injustamente, como, por ejemplo, el que miente para beneficiarse de algún modo. Ocultan los defectos de lo que venden, exageran la mercancía, justifican el precio.
El trato hostil suele ser el preámbulo de una guerra interpersonal utilizando los medios al alcance para la destrucción física o psíquica del contrario.
En el grado ínfimo de comportamiento puede darse algo de verdad y de justicia pero nunca paz y amor.
Analizados con extensión el trato perfecto y el imperfecto, será oportuno enumerar sus cinco modalidades: la perfecta o de comunión hasta la imperfecta de odio pasando por las intermedias del trato excelente, normal y deficiente.
1º Perfecto
Es el modo más completo de comportarse con el prójimo con respuestas ajustadas a la verdad, la justicia, la libertad, la vida, la paz y, sobre todo el amor. Por ello, admite también los calificativos de trato extraordinario, de intimidad, pleno, completo, absoluto, al cien por cien, el primero entre todos, etc.
2º Excelente Sin llegar al cien por cien, el comportamiento excelente responde al que otorgamos a un amigo aunque no sea íntimo. Al ser excelente y de amistad admite los rasgos que caracterizan a esta relación cuando es auténtica y permanente. Así sucede con el trato presente en los vínculos de familia, trabajo, ideología política o confesión religiosa. Sin llegar a la manifestación de plena comunión, sí que de modo ocasional o permanente se da alguno que otro de los rasgos del trato perfecto. Merece el calificativo de excelente o notable.
3º Normal
Responde al ordinario que se realiza según costumbre, cultura o intereses comerciales. El comportamiento dado es el que prescribe la “buena educación”, las leyes y las costumbres sociales o religiosas. Rige el cumplimiento mínimo pero están ausentes la amistad y los rasgos del trato perfecto. No es un trato deficiente porque es el modo de proceder que todos tienen en las mismas situaciones. Es normal la sinceridad, el respeto, la paz, cortesía, buena educación aunque esté ausente el amor interno.
Con mucha frecuencia, en la vida social aparece como normal la actitud autoritaria, como la rebelde. El trato autoritario es propio de quien hipoteca o anula prácticamente la libertad y la conciencia del prójimo;
Dentro de “la normalidad socio-política” se encuentra la respuesta de quien abusa de la libertad, la del exaltado y sin responsabilidad. Es el trato que el súbdito da a la autoridad ejerciendo su autonomía en detrimento de los valores éticos.
4º Deficiente
Se caracteriza por los rasgos más o menos contrarios al trato sincero, justo, libre-liberador, pacificador, promotor de la vida. En ocasiones actúa el mentiroso, hipócrita, fariseo, dominante, manipulador, violento, agresivo, nervioso, egoísta.. ¿Quiénes son los protagonistas de un trato deficiente?
-Los soberbios cuando niegan la verdad que contraría su orgullo personal;
-los hipócritas cuando fingen con su conducta lo que internamente no sienten. Son individuos falsos, personas inauténticas, poco fiables por el uso frecuente de la mentira y de otras manipulaciones.
En este grupo también se encuentran
-los cínicos cuando no tienen pudor ni vergüenza en mentir con el mayor descaro;
-los cobardes cuando acuden a la mentira como arma defensiva contra la autoridad,
-los pragmáticos cuando no tienen escrúpulo en acudir al engaño como medio útil para las situaciones conflictivas;
-los ambiguos cuando utilizan un lenguaje de medias verdades, siempre dejan la puerta abierta para poder desdecirse alegando el doble sentido de sus frases;
-los exagerados cuando exaltan tanto el valor o la realidad que la desfiguran: no existe verdad en sus palabras aunque por la buena fe pueda salvarse su sinceridad. Y por último, incluimos a los falaces y sofistas porque son unos mentirosos refinados que aprovechan la ignorancia o menor capacidad intelectual del interlocutor. Con sus falacias -puras mentiras- logran convencer a la persona o al grupo de lo que ellos no están convencidos.
5º Hostil
Con esta actitud y respuesta, el yo rechaza al tú individual o grupal de manera absoluta o parcial, con simples respuestas agresivas o con acciones de odio y destrucción y de muerte.
En ocasiones no tan graves se da la injuria, la maldición, el daño. Siempre será un trato injusto, negativo, malo.
En ocasiones, cruel, insincero, hipócrita, cínico, esclavizante, manipulador.
Destacamos a los malvados que conscientemente lesionan con su mentira algún derecho del prójimo. La mentira es el medio para perjudicar al prójimo y el motor puede ser la envidia, el odio, la venganza, etc. Y a todo aquél que obra injustamente, como, por ejemplo, el que miente para beneficiarse de algún modo. Ocultan los defectos de lo que venden, exageran la mercancía, justifican el precio.
El trato hostil suele ser el preámbulo de una guerra interpersonal utilizando los medios al alcance para la destrucción física o psíquica del contrario.
En el grado ínfimo de comportamiento puede darse algo de verdad y de justicia pero nunca paz y amor.