¡Pobre patria mía!

Dicen que las últimas palabras del General Manuel Belgrano, el 20 de junio de 1820, cuando moría pobre en la Ciudad de Buenos Aires, fueron, ¡Ay Patria mía!

Este lamento acaba de dar título a un libro de Marcos Aguinis, “¡Pobre patria mía!, y esta expresión, o queja póstuma de un referente Nacional, como fue el General Manuel Belgrano, es lo único que se me ocurre decir a veinticuatro horas de haber abandonado Argentina.

La pobreza, la contaminación, la mentira del gobierno, la rebelión del pueblo, el descontento general, la pobreza, la corrupción, hacen que uno no pueda menos que sentir pena por una Nación que pudiendo ser grande, rica y generosa, está espoleada por unos pocos que someten al Pueblo y lo condenan a la miseria.

El gobierno Argentino, afirma que solo existen un 15% de habitantes del País padecen la pobreza, mientras que la Conferencia Episcopal ha declarado –y el gobierno no se lo perdona- que la pobreza castiga al 40% de los argentinos. Tanto es así, que el mismo Benedicto XVI pidió a los Argentinos un “esfuerzo para reducir la pobreza y la inequidad social”, dando así cumplimiento a las exigencias evangélicas que exhortan a hacer posible una sociedad más justa y solidaria".

No tengo demasiados elementos para emitir un juicio, sí el derecho y el deber de decir como Argentina, que mi País está herido de muerte, una muerte anunciada, provocada y sanguinaria. Muerte a manos de sus propios gobernantes… ¡gobernantes enfermos de poder!

Hoy, en Tucumán, los médicos hacen huelga por tres días, no se escuchan sus dignos reclamos, no tienen seguridad, están expuestos, no hay presupuestos, la gente se muere… Si esto sigue así, pronto tomarán los hospitales, y los gobernantes seguirán mirado para otro lado y diciendo que no van a ceder y que van a descontar de los sueldos los días de huelga….

Los perros abandonados inundan las calles, los chicos limpiando los cristales de los coches en los semáforos son un auténtico peligro, la droga se vende en todas las esquinas y se indica su venta con zapatillas colgadas…. La delincuencia va tomado las calles y Argentina sigue muriendo víctima de los tristemente famosos “K” y sus obsecuentes.

¿Cómo acabará todo? ¿Hay futuro para Argentina? ¿Cómo es posible que un País tan rico esté condenado a la miseria? ¡POBRE PATRIA MÍA!
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