Cecilia Pilar interviene en la 126 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española La presidenta de Manos Unidas ante la CEE: "Necesitamos que las aportaciones de los feligreses para apoyar nuestro trabajo lleguen realmente a su destino"

Cecilia Pilar ante la CEE
Cecilia Pilar ante la CEE

La presidenta de Manos Unidas ha intervenido hoy, a petición propia, en la 126 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal

En su discurso, Cecilia Pilar ha explicado el trabajo de lucha contra el hambre y la pobreza que la Asociación de la Iglesia Católica lleva a cabo desde hace 65 años

"Como presidenta de Manos Unidas, agradezco este gesto generoso que la Iglesia tiene con nuestra asociación todos los años. Pero, aunque nuestro entusiasmo no decae, sí lo hacen los fondos que recibimos. Y bien sabemos todos que son muchas las parroquias que no cumplen el mandato"

"Pido su colaboración para que las aportaciones con las que los feligreses quieren apoyar nuestro trabajo lleguen realmente a su destino. Porque, aunque nuestros socios y colaboradores se mantienen fieles a nuestra causa, desgraciadamente, el número de personas que pasan hambre no deja de aumentar"

"Necesitamos más. Mucho más. Porque el hambre de 733 millones de personas nos pide a voces denuncia y acción", ha denunciado

Las palabras de la presidenta de Manos Unidas han sido palabras nacidas del corazón. "Porque la historia de Manos Unidas, la asociación que me honra presidir es, sobre todo, una historia escrita con el corazón y con el alma. Un camino trazado con las enseñanzas del Evangelio, que está en el centro de todas nuestras acciones, y con la vocación de hacer visible la caridad, la solidaridad y la justicia" ha explicado Pilar.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Ver la intervención completa aquí

Tras recordar que el trabajo de Manos Unidas recorre un camino que transcurre desde las 72 delegaciones diocesanas que la Organización tiene repartidas por toda España hasta recalar en los lugares más recónditos del mundo, Cecilia Pilar ha recordado que es en esos lugares donde "surge el clamor de los millones de personas por las que trabajan los casi 6.500 voluntarios de Manos Unidas. De los más pobres entre los pobres, de los “descartados”, de los “sobrantes”, de aquellos que no ocupan titulares y ante los que, generalmente se muestra la más absoluta de las indiferencias. Un grito, que, como nos recordaba el papa Francisco en el mensaje de la jornada mundial de los pobres del año pasado, se ve silenciado por la llamada al bienestar que “sube cada vez más de volumen”.

"Pero gracias a Dios, desde que nuestras fundadoras declararon la guerra al hambre; a las tres hambres: de pan, de cultura y de Dios, cientos de miles de personas se han hecho eco de esa llamada y han contribuido con su esfuerzo, con su trabajo y con su apoyo económico a mejorar la vida de millones de personas. A mejorarla, o a cambiarla de manera radical"

Tras referirse a la dificultad que la ONG de la Iglesia Católica tiene para hacer llegar su mensaje, por el "manifiesto desinterés hacia lo que sucede más allá de nuestras fronteras –salvo que nos afecte de manera directa, sobre todo en el plano económico", la presidenta de Manos Unidas ha señalado que la capilaridad de la ONG le permite estar presente en todo el territorio nacional a través de sus delegaciones diocesanas, grupos parroquiales y más de 500 comarcales, y del trabajo de miles de voluntarios, que hacen que el mensaje de Manos Unidas llegue. "Pero necesitamos más. Mucho más. Porque el hambre de 733 millones de personas nos pide a voces denuncia y acción", ha denunciado.

Cecilia Pilar ha agradecido a todos aquellos que colaboran con la misión de Manos Unidas y que hacen posible que, cada año, la ONG pueda llevar a cabo centenares de proyectos que de una u otra manera cambian la vida de más de un millón de personas. Y se ha referido específicamente a la colecta imperada que se celebra el segundo domingo de febrero, Jornada Nacional de Manos Unidas, y cuya recaudación es fundamental para el trabajo de la Asociación. Además, ha pedido la colaboración de los obispos para que "las aportaciones de los feligreses lleguen realmente a su destino".

"Como presidenta de Manos Unidas, agradezco este gesto generoso que la Iglesia tiene con nuestra asociación todos los años. Pero, aunque nuestro entusiasmo no decae, sí lo hacen los fondos que recibimos. Y bien sabemos todos que son muchas las parroquias que no cumplen el mandato. Por eso, necesitamos su colaboración para que las aportaciones con las que los feligreses quieren apoyar nuestro trabajo lleguen realmente a su destino.  Porque, aunque nuestros socios y colaboradores se mantienen fieles a nuestra causa, desgraciadamente, el número de personas que pasan hambre no deja de aumentar"

La presidenta de Manos Unidas ha pedido también apoyo a los obispos para poder seguir llevando a cabo el trabajo de la ONG, sobre todo en  algunas delegaciones. "Manos Unidas requiere de su liderazgo y de su testimonio para poder seguir transformando vidas. Como he dicho, necesitamos un mayor acompañamiento en algunas de nuestras delegaciones. Y pedimos a voces una presencia más continuada de los jóvenes en las actividades que promovemos. Conscientes de que nuestra base social envejece y los jóvenes son la mejor alternativa para poder continuar con nuestra labor, hemos elaborado y puesta en marcha una estrategia para el voluntariado joven. Porque en la juventud tenemos puestas nuestras esperanzas", ha expresado. 

"Manos Unidas lleva 65 años dando peces y enseñando a pescar. Nuestros proyectos dotan a los más empobrecidos de las herramientas necesarias para poder llevar esa vida digna que, como hijos de Dios, a todos nos corresponde. Y, también, intentan combatir las políticas y estructuras injustas que impiden que esa pesca llegue a buen puerto. Hoy estoy aquí para contarles lo que somos y lo que hacemos. Y para pedirles que no dejen de acompañarnos en la lucha contra el hambre y la pobreza"

Volver arriba