Manos Unidas trabaja para frenar la radicalización de los jóvenes Construyendo la paz en Camerún: el diálogo islamo-cristiano bajo la amenaza de Boko Haram
La crisis provocada por Boko Haram constituye uno de los episodios más dolorosos y perturbadores de la historia de Camerún desde la Yihad que lanzó Ousman dan Fodio a comienzos del s. XIX
La violencia salvaje de Boko Haram desde 2014 nos llevó a cristianos y musulmanes a multiplicar nuestros esfuerzos por trabajar juntos por la paz y el desarrollo
| Juan Antonio Ayanz, Manos Unidas
Nacido en la vecina Nigeria, este movimiento yihadista ha extendido sus tentáculos para golpear Camerún, Chad y Níger con efectos devastadores: desplazamientos forzosos de cientos de miles de personas, más de 2.000 muertos en Camerún, pérdidas materiales y la desestabilización del tejido económico en una región que ya era vulnerable por muchas razones.
La Asociación Camerunesa para el Diálogo Interreligioso (ACADIR) fue creada en 2006 a iniciativa de la Iglesia católica y entre sus fundadores están la propia Iglesia católica, las iglesias protestantes de la CEPCA, la Iglesia ortodoxa y la comunidad musulmana. Su finalidad: ser una plataforma de diálogo entre creyentes de diversas religiones y entre éstas y el Estado camerunés, con el fin de promover la paz, la concordia y el progreso social en el país.
Además, disponemos de un centro de información islamo-cristiano, con cerca de mil volúmenes, abierto seis días por semana a la población de Maroua, sobre todo a estudiantes y universitarios. Actualmente trabajamos con varias organizaciones de Naciones Unidas para frenar la radicalización de los jóvenes hacia Boko Haram y también para reinsertar a aquellos que se enrolaron en Boko Haram y se «arrepienten».
Trabajamos en la concepción y difusión de mensajes alternativos a los discursos de Boko Haram y llevamos a cabo sesiones de sensibilización con líderes religiosos, asociaciones de mujeres y jóvenes, así como con maestros de escuelas coránicas que nos ayudan en el proceso de reconciliación entre ex asociados de Boko Haram y la población de Blangwa, Fotokol, Limani y Kolofata, puntos «calientes» de nuestra región.
Por otro lado, en tres municipios trabajamos para adoptar prácticas familiares esenciales (consultas prenatales, nacimientos en el centro de salud, vacunaciones, actas de nacimiento y educación para todos los niños y niñas) y hemos movilizado a más de 120 líderes religiosos cristianos y musulmanes para que sensibilicen conjuntamente a unas 80 aldeas. Esta experiencia compartida de sensibilización y lo que han vivido juntos ha hecho crecer la amistad entre ellos. ¡¡Y estamos seguros de que esa amistad dará un día sus frutos!!
Unas palabras finales para Manos Unidas, que nos apoyó a asegurar la permanencia de la Casa y del centro de información: vuestra solidaridad nos ha ayudado a mantener nuestra «Casa del Encuentro» y a realizar tantísimas actividades al servicio de la paz, la convivencia y el desarrollo en nuestra región. ¡¡Un millón de gracias!!
Texto de Juan Antonio Ayanz. Misionero espiritano y socio local de Manos Unidas en Camerún.
Este artículo fue publicado en la Revista de Manos Unidas nº 213 (octubre 2020 - enero 2021).
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