Reconoce que «la existencia de los CIE es una apuesta política fuerte en España y en la Unión Europea», de modo que, «por desgracia», es una realidad en la que hay «pocos avances». En la actualidad hay siete CIE en España cuyo objetivo es «privar de libertad a personas en situación irregular para repatriarlos a sus países». Lo cierto es que esto es «fallido», ya que se repatría a poco más de la mitad de ellos; el resto, están «condenados a la calle».
El de Aluche (Madrid), con 200 plazas, fue el primer centro que se puso en marcha. Tras haber estado gran parte de 2023 cerrado por obras de remodelación, reabrió en enero de este año sus puertas con 90 internos. Una cifra que ha ido bajando hasta los cerca de 60, de los cuales 4 son mujeres. «Preferiríamos que no internaran a mujeres, porque, aunque en principio es un entorno seguro, es exponerlas a situaciones de riesgo».
El SJM —que trabaja también en los CIE de Barcelona Valencia y Algeciras— trabaja, como Iglesia en Madrid, visitando a los internos. El de Aluche cuenta con un equipo de nueve voluntarios que acuden de lunes a viernes al centro para charlar con los internos en los locutorios. Son conversaciones de media hora con cada uno en las que se les explica su situación, se les habla de que tienen derecho a un abogado de oficio y, sobre todo, se les deja espacio para que puedan desahogarse, porque suelen tener «sentimientos de frustración». «Llevo diez años aquí y ahora me devuelven a mi país…», se lamentan en ocasiones.
Hoy Jueves 13, presentamos el Informe #SJM2023CIE 'Internamiento Muteado', un trabajo que denuncia el silencio en la sociedad y pide el cierre de los CIE por el sufrimiento inútil que causa #CIEsNO
— Claver - Servicio Jesuita a Migrantes (@claversjm) June 13, 2024
🗓️Jueves 13 de junio
⌚️19:30h
🏦En el Palacio Arzobispal pic.twitter.com/l0v2toYjoI
En este sentido, Lendrino denuncia la falta de implicación de los jueces de instrucción que ordenan los internamientos. «El internamiento en el CIE es una medida excepcional» y, sin embargo, «nos da la sensación de que no tienen en cuenta variables como el arraigo, la vulnerabilidad, el ser menor de edad [los internamientos en los CIE están prohibidos en su caso] o que la persona sea susceptible de pedir asilo político o víctima de trata». Así, «hay muchos internamientos en los que los jueces no han evaluado nada el caso».
También pone el foco en la arbitrariedad de las reclusiones, sujetas a los criterios impuestos por el Ministerio del Interior que, si bien no de manera oficial, sí son evidentes. «Hay épocas que priman determinadas nacionalidades o, como venimos detectando desde hace poco más de un año, aquellos que tienen antecedentes». En esta situación, «el ámbito se complejiza».
Si se trata de antecedentes penales, se vuelve a victimizar a alguien que ya había cumplido condena y a llevarla a un centro que, para muchos, es «peor que la cárcel». Y si son antecedentes policiales o en fase procesal, «aún falta una investigación» que puede derivar en inocencia. Además, subraya, los CIE son para personas migrantes en situación irregular, no con antecedentes.
📗Hoy hemos presentado el informe #SJM2023CIE en el @Congreso_Es. Nuestros compañeros Maria Morell, Paloma Aguilera y Josep Buades explican esta realidad silenciada en esta pieza de @rtvenoticias. #CIEsNo
— SJM España (@migrantes_sj) June 10, 2024
➡️Consulta aquí la publicación: https://t.co/kjWyNXKJV7pic.twitter.com/oz7wiYbdK4
Las conversaciones con los internos también ayudan para poder iniciar alguna acción legal en el caso de que fuera necesario, detectar si hay situaciones de violencia dentro del centro —lo cual ha pasado en ocasiones— e identificar posibles vulnerabilidades. Lendrino apela aquí a la importancia de que los trabajadores sean personas formadas y experimentadas en migración y no agentes de la Policía Nacional —puesto que los CIE dependen del Ministerio del Interior— que son quienes custodian a los internos y que, en algunos casos, «tienen miradas muy sesgadas hacia la migración y se dirigen a ellos de forma cuestionable».
Los migrantes están muy agradecidos por estos «espacios de desahogo», si bien es cierto que han de pasar la fase de las grandes expectativas. «Haz algo para sacarme de aquí», les dicen en los primeros encuentros. En el de Aluche las peticiones de encuentros pueden partir de los internos y también de los voluntarios, a diferencia de los otros, en los que son unidireccionales y parten de los internos.
El informe de este año pone el foco en su salud mental. «El CIE deteriora mucho su salud mental», sostiene el responsable, algo que ya se venía viendo en los últimos años pero de lo que ya hay constancia científica gracias a un estudio llevado a cabo por la Universidad de Sevilla y el SJM. Más allá de la atención primaria, explica Lendrino, «la mayoría necesita una atención más profunda».
En 2023, estuvieron activos los CIE de Algeciras, Barcelona, Las Palmas, Murcia, Valencia y Madrid. Fueron internadas 2.085 personas.
— SJM España (@migrantes_sj) June 10, 2024
Preocupa el aumento paulatino de internamiento de mujeres desde el 2020, y las solo 9 pruebas de determinación de edad a jóvenes. #SJM2023CIEpic.twitter.com/j3hSKUMXvu
Además de las visitas a los internos, la Iglesia está presente en los CIE a través de los capellanes. En el de Aluche son dos los que acuden a celebrar las Eucaristías y a acompañar espiritual y pastoralmente a los internos: José Luis Segovia, vicario episcopal para el Desarrollo Humano Integral e Innovación, y Rufino García Antón, delegado episcopal de Migraciones de la diócesis.
Junto a esto, cada año para octubre se organiza una vigilia ante el CIE «a la que se suma fuertemente la Iglesia» y en la que participan, entre otros, personas que pasaron por él. El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha acudido a varias. Cada vez, concluye Lendrino, «hay más posicionamientos públicos de la Iglesia» solicitando el cierre de los CIE. Como en la exhortación pastoral de la CEE Comunidades acogedoras y misioneras, publicada este mes de mayo. «Ya hemos recordado en muchas ocasiones que ser migrado no es un delito», sostenía el cardenal Cobo, también vicepresidente de la CEE, en la presentación del documento.