I Asamblea Eclesial, novedad eclesiológica sinodal y en salida “Que América Latina y el Caribe sean la Casita Sagrada”
“No será la reunión de élites, en ellas no está el Pueblo de Dios”
| Guillermo Gazanini Espinoza
Arrancó este domingo 24 de enero, la preparación una reunión inédita para el subcontinente Latinoamericano y el Caribe. Para volver a los frutos de Aparecida, la I Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe promovida por el CELAM fue presentada con un atractivo despliegue teniendo como epicentro la Basílica de Guadalupe, lugar donde en 1531 inició la evangelización.
No se trata de la convocatoria de clérigos exclusivamente para emitir solemnes declaraciones o fórmulas de fe. El propósito es impulsar una reunión con “novedad eclesiológica sinodal y en salida” para reflexionar para agradecer, contemplar, profundizar y reavivar los frutos y retos que nos dejó la V Conferencia General de Aparecida, según afirmó Miguel Cabrejos Vidarte, arzobispo de Trujillo y presidente del CELAM. Todo bajo el signo de la conversión a través de cuatro ejes fundamentales dados por el magisterio del Papa Francisco: la conversión pastoral, ecológica, sinodal, cultural y social desprendidas de los mismos documentos que ahora impulsan a la Asamblea: Evangelii gaudium, Laudato si’, Episcopalis communio, Querida Amazonía y Fratelli tutti.
Es el punto de la espiritualidad encarnada. Con este itinerario que se activó hoy en Basílica de Guadalupe se dio paso al ejercicio de la Iglesia creativa como la nombró el secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Alfonso G. Miranda Guardiola. Sin embargo, la Asamblea no es ajena a la realidad de la pandemia que podría seguir en las fechas previstas para la inédita reunión continental: “Deseamos involucrar a toda la Iglesia de América Latina y el Caribe, para que puedan participar de manera virtual, desde las conferencias que se llevarán a cabo en México, así como los programas que tendrán lugar en cada una de las sedes alternas a esta Asamblea”. Esto implicará un reto enorme de comunicación y del desarrollo de las nuevas tecnologías para el propósito que esta mañana ya dio sus barruntos de lo pretende la Asamblea en noviembre de 2021. Si bien México es la sede, la realidad hará que, prácticamente, toda Latinoamérica y el Caribe sean el punto de irradiación de esta novedad sinodal al mundo entero.
Aprender de estos signos de conversión nos llevará a la raíz de la evangelización, al pueblo de Dios. La intervención virtual del Papa Francisco fue, en una palabra, el resumen de la Asamblea: No será la reunión de las élites… en esas no está el Pueblo de Dios, diría el Santo Padre en el mensaje que fue el colofón de presentaciones y de oración desde diversos puntos de la geografía latinoamericana y caribeña. Al partir el pan, se reconoce a la Iglesia que a todos incluye y eso debe ser la Asamblea Eclesial, la que según el Papa Francisco es signo de la presencia del Pueblo de Dios reunido en la oración para el intercambio de pensamientos y el debate.
Como país anfitrión y, en nombre del Pueblo de Dios que camina en México, el arzobispo Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y presidente del Consejo de Asuntos Económicos del CELAM, invitó a la Asamblea con el objetivo de hacer memoria para “trazar caminos nuevos, queremos recordar el acontecimiento de Aparecida en el cual aprendimos a ser discípulos misioneros. Desde hace once años, hemos caminado en este aprendizaje, ser discípulos, ser hermanos, pero también ser misioneros, llevar la alegría del Evangelio y el gozo de ser hermanos y hermanas. Al mismo tiempo, hemos querido comunicar la alegría del amor. Si en esta memoria de Aparecida nos trazamos un nuevo camino, sin duda que alcanzaremos el sueño de la fraternidad universal y de la amistad social. Todos deseamos que América Latina y el Caribe sean la casa común en la que habiten todos como hermanos y hermanas, siguiendo el deseo de Nuestra Señora de Guadalupe que también América Latina y el Caribe sean la Casita Sagrada porque donde hay un hermano o una hermana, ahí está el amor de Cristo y está la protección amorosa de Santa María de Guadalupe. Que Dios nos bendiga y nos vamos a preparar para nuestra asamblea…”