Cada vez más católicos dejan de creer... Una Iglesia que se pierde

Una Iglesia que se pierde
Una Iglesia que se pierde

Los padres de familia ya no se ocupan de la educación en la fe de sus hijos, un compromiso solemne que hicieron ante Dios cuando el sacerdote, en el rito del bautismo le pregunta si están dispuestos a educar a sus hijos en la fe, de esa obligación darán cuentas a Dios cuando de presenten ante él, el día del juicio.

Una encuesta realizada por el Pew Research Center, publicada este mes, informa que los estadounidenses en su conjunto aceptan que las parejas solteras vivan juntas, incluso si no tienen planes de casarse. Además, el porcentaje de adultos que piensan casarse es cada vez menor, a la vez que aumenta el de quienes han decidido convivir sin formalizar su relación.

Entre los encuestados, para 14 por ciento no es aceptable que dos adultos solteros, en una relación romántica, convivan juntos; 16 por ciento dijo que estaban de acuerdo con la cohabitación, solo si había planes para que la pareja se casara algún día; 69 por ciento cree correcto que una pareja soltera viva junta, sin ningún plan para casarse. Sorprende que los hispanos, un grupo que tradicionalmente valora la familia sean los más permisivos, pues solo 10 por ciento se opone a la cohabitación en cualquier circunstancia.
En cuanto a la profesión de fe, sorprende también que los católicos prácticamente no se distingan con los protestantes liberales, 74 por ciento de los católicos está de acuerdo con la convivencia de las parejas sin matrimonio mientras que en los protestantes liberales la aprobación es de 76 por ciento. Es decir, prácticamente no hay diferencia.
Hace unos meses dábamos a conocer los alarmantes datos de los católicos estadounidenses que solo 50 por ciento de ellos creían en la presencia real de Cristo en la eucaristía; la otra mitad afirmaba que se trataba solo de una presencia simbólica.
Si en México pudiéramos hacer este tipo de encuestas que se hacen en Estados Unidos, nos llevaríamos la sorpresa de que los católicos mexicanos estamos igual que ellos. Ahora bien, si las enseñanzas de la doctrina y la moral católica la aprendemos en casa, en primer lugar en la familia, que debe ser la principal formadora en la fe, y en segundo término en la catequesis, cabría preguntarnos ¿qué es lo que está pasando?
Los padres de familia ya no se ocupan de la educación en la fe de sus hijos, un compromiso solemne que hicieron ante Dios cuando el sacerdote, en el rito del bautismo le pregunta si están dispuestos a educar a sus hijos en la fe, de esa obligación darán cuentas a Dios cuando de presenten ante él, el día del juicio. Lo mismo la catequesis impartida en las parroquias y las escuelas, con tantos cambios y adaptaciones pedagógicas, descuidan lo fundamental que es la enseñanza y el aprendizaje de la doctrina católica, la catequesis se ha reducido a vagas ideas u ocurrencias sin sustancia, sin solidez, con lo que los niños, no son capaces de apreciar el valor de los sacramentos como son la Eucaristía, centro y culmen de la vida Cristiana, y el matrimonio, fundamento de la familia y fuente de santificación para los cónyuges.
¿No los fieles laicos, el Papa, los obispos, los sacerdotes deberíamos estar alarmados y preocupados por estos datos tristes y desoladores? Nos sucede aquello que dice el profeta Jeremías: “Se fueron tras vaciedades y se quedaron vacíos” (Jr 2,5).
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