El evangelio de Lucas Hechos de los apóstoles (I): Pedro y Pablo, los dos testigos

Medallón de bronce de Pedro y Pablo, hacia el año 200
Medallón de bronce de Pedro y Pablo, hacia el año 200 Vaticano

"En su primer libro, el evangelio, Lucas relata los hechos y dichos de Jesús, 'lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio hasta el día en que… fue arrebatado' (Hch 1,1-2; 2 R 2,1)"

"En el segundo, relata los hechos de los apóstoles, que se llaman así a finales del siglo II. Ambos libros narran una sola historia: “los acontecimientos que se han cumplido entre nosotros” (Lc 1,1), 'el desarrollo del plan de Dios' que trae 'la salvación en toda su plenitud a todo el mundo' (Green, 77), no sólo a los judíos sino también a los gentiles"

"La figura de Pedro ocupa la primera parte de los Hechos (1-12); la de Pablo, la segunda (13-28). De una forma especial, son los dos testigos. Sorprende que no se diga nada de la muerte de ambos"

¿Qué relatan los Hechos de los Apóstoles? ¿En qué contexto se escriben? ¿De qué apóstoles se trata? ¿Qué datos tenemos de Pedro? ¿Qué datos tenemos de Pablo? ¿Cómo nace la primera comunidad cristiana?

En su primer libro, el evangelio, Lucas relata los hechos y dichos de Jesús, “lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio hasta el día en que… fue arrebatado” (Hch 1,1-2; 2 R 2,1). En el segundo, relata los hechos de los apóstoles, que se llaman así a finales del siglo II. Ambos libros narran una sola historia: “los acontecimientos que se han cumplido entre nosotros” (Lc 1,1), “el desarrollo del plan de Dios” que trae “la salvación en toda su plenitud a todo el mundo” (Green, 77), no sólo a los judíos sino también a los gentiles. La figura de Pedro ocupa la primera parte de los Hechos (1-12); la de Pablo, la segunda (13-28). De una forma especial, son los dos testigos. Sorprende que no se diga nada de la muerte de ambos.

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Diversos interrogantes

¿Qué relatan los Hechos de los Apóstoles? ¿En qué contexto se escriben? ¿De qué apóstoles se trata? ¿Qué datos tenemos de Pedro? ¿Qué datos tenemos de Pablo? ¿Cómo nace la primera comunidad cristiana? ¿Cuáles son sus rasgos más importantes? ¿Qué comunidades también aparecen? ¿Cómo se explica que en los Hechos no se diga nada de la muerte de Pedro y de Pablo? ¿Tuvieron una muerte degradante y sin sepultura? ¿Recordamos su testimonio? ¿Se encuentra en el Apocalipsis lo que falta en los Hechos? ¿Las tumbas que se muestran como de Pedro y de Pablo lo son realmente? ¿Se apartan los oídos de la verdad y se vuelven a las fábulas? ¿Para qué fue convocado el Concilio? ¿Hay que reconstruir el tejido comunitario de la Iglesia?

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Los dos libros

Los autores antiguos dividen sus obras extensas en libros. Cada uno de ellos se adapta a un rollo de papiro. La longitud máxima de un rollo de papiro alcanza algo más de diez metros y medio. Cada libro de Lucas habría requerido un rollo de papiro. El evangelio tiene “unas 19.400 palabras” y los Hechos “más o menos 18.400”. El periodo de tiempo que ocupa cada libro es “de treinta años, aproximadamente” (Green, 74-78). Ahora bien, el libro de los Hechos tiene unas 1.000 palabras menos. Parece incompleto. Recoge la muerte de Esteban (Hch 7,54-60), apedreado hacia el año 34, y la de Santiago, hermano de Juan (12,2), por la espada el año 44. Por tanto, sorprende que no se recoja la muerte de Pedro y de Pablo el año 64. Esto quiere decir que el libro de los Hechos se compuso antes. Tampoco se recoge la muerte de Santiago, el hermano del Señor, apedreado el año 62.

Contexto

El jesuita alemán Josef Holzner (1875-1947) lo comenta en su libro San Pablo, heraldo de Cristo (2000). Pablo pasó dos años en la prisión de Cesarea: “el fruto principal de esta prisión” pudo ser la preparación y origen del evangelio de Lucas. Lucas pudo consultar a “muchos testigos oculares de la vida de Jesús” que aún vivían (Lc 1,1-4). Ciertamente, Lucas pudo consultar a muchos testigos oculares, pero el evangelio parece escrito antes: hacia los años 50-52 (ver Evangelio de Lucas, n. 8; “célebre en todas las iglesias a causa del evangelio”: 2 Co 8,18, hacia el 57). El libro de los Hechos puede deber su impulso y preparación a esa prisión: “Felipe, los cristianos de Cesarea y Joppe dieron abundante material para la más antigua historia de la joven Iglesia”. El procurador Félix, que tenía a Pablo como prisionero, fue depuesto de su cargo en el año 60: “es una de las fechas más ciertas que tenemos de la vida del Apóstol” (Holzner, 394-402). El uso de la primera persona del pluralen los Hechos (16,10-17; 20,5-15; 21,1-18; 27,1-44; 28,1-16) supone que el autor, Lucas, acompaña a Pablo.

Datos de Pedro

Su nombre es Simón. En los Hechos (10,5; 15,14) se utiliza tanto la forma griega (Simón), como la forma hebrea (Simeón). El nombre remite a uno de los hijos de Jacob (Gn 35,23), pero también al héroe de la revuelta macabea (1 Mc 13 y 14). Es de Betsaida (Jn 1, 44), que significa “lugar de pesca”. Él y su hermano Andrés son pescadores. Andrés es discípulo de Juan (Jn 1, 18). Pedro tiene barca (Lc 5,3), también espada (Mt 26,39). Jesús le llama “roca”, en arameo “cefas” (Jn 1,42; Mt 16,18), Betsaida está junto al mar de Galilea, al otro lado del Jordán. Es una ciudad que rechaza a Jesús (Lc 10, 13-14). Siendo una ciudad greco-romana, “parece razonable suponer que Pedro hablaría un griego aceptable desde su infancia” (Bockmuehl, 243). Los nombres de Andrés y Felipe son griegos (Jn 1, 40-44). Felipe y Andrés son el punto de contacto para los griegos que quieren ver a Jesús (12, 21-22). Pedro tiene ceguera nacionalista. Para curarle, Jesús le aparta físicamente del pueblo (Mc 8, 22-26). Pedro se instala en Cafarnaúm (1, 29). Es un hombre “sin instrucción” (Hch 4, 13). Pedro acompaña a Jesús en la transfiguración (Mc 9,2-8), en Getsemaní (14,32-42). Recordamos sus negaciones (14,66-72), su función de confirmar a los hermanos (Lc 22,31-32), su condición de testigo de la resurrección (24,34), su proclamación del mensaje cristiano (Hch 2,14-41), su apertura a los gentiles (Hch 10), su evangelización de los judíos (Ga 2,7; 1 P 1,1).  

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Datos de Pablo

Nace en Tarso de Cilicia hacia el año 3 a. C. "Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable" (Flp 3,5-6). Hacia el año 34, en el camino de Damasco Pablo experimenta un cambio fulminante (Hch 9, 1-22; 22,3-16 y 26, 9-20). Tres años después, sube a Jerusalén “para conocer a Cefas”, permanece “quince días en su compañía”, ve también a Santiago, “el hermano del Señor” (Ga 1,18-19). Bernabé lo presenta a los apóstoles (Hch 9,26-30). Catorce años después, sube de nuevo a Jerusalén con Bernabé y Tito, y expone el evangelio que proclama ante los gentiles: “reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron la mano en señal de comunión”. Sin embargo, “cuando vino Cefas a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión” (2,1-14). Pablo presenta a Cefas como testigo de la resurrección (1 Co 15,5). En Jerusalén, tras comparecer ante el sanedrín, los judíos se confabulan para matar a Pablo: “Eran más de cuarenta”, pero “el hijo de la hermana de Pablo se enteró de la celada”. Informado el tribuno, encargó a dos centuriones que preparara doscientos soldados para ir a Cesarea: “Llevadlo a salvo al procurador Félix” (Hch 23,12-24). En el año 60, “pasados dos años, Félix recibió como sucesor a Porcio Festo; y queriendo congraciarse con los judíos, dejó a Pablo como prisionero” (24,27). Pablo apela al César (25,11).

Prólogo complicado

Se podría esperar un breve prólogo, como en el libro primero, concordante con lo que se dice al final del mismo, donde resurrección y ascensión suceden el mismo día, “el primer día de la semana” (Lc 24,1-51). Pero no es así. El teólogo alemán Jürgen Roloff, en su libro sobre los Hechos (1984), denuncia “algunas imprecisiones” que aparecen en el  relato: “Sin previa preparación, nos encontramos de repente en medio del escenario de una comida (v. 4); y a continuación viene, sin más, el relato de la ascensión (v. 9)”, “una comida en común sólo es imaginable en una casa determinada, mientras que la ascensión, según la indicación que extrañamente se nos da después (v. 12), tuvo lugar en el monte de los Olivos”, “hasta bien entrado el siglo IV, los calendarios litúrgicos no mencionan para nada una fiesta de la ascensión que se celebrase 40 días después de Pascua” (Roloff, 45-46).  El prólogo parece manipulado. Llama la atención: “dos hombres vestidos de blanco”, que aparecen al comienzo de Hechos (1,10), aparecen también al final del evangelio (Lc 24,4).

La comunidad de discípulos

La comunidad es la nueva familia de los discípulos: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mc 3,34-35). Lucas presenta reunidos en oración a los apóstoles y a los familiares de Jesús: “Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos”, “subieron a la sala superior, donde vivían”. Se añade la lista de los apóstoles, semejante a la que aparece en el evangelio (Lc 6,14-16). Es la primera vez que aparece en la comunidad de discípulos la familia de Jesús: “Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hch 1, 12-14).  

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El grupo de los doce

Es el grupo que dirige la comunidad. Había que completar el número de doce, cubriendo la vacante que había dejado Judas: “Uno de aquellos días había reunidas unas ciento veinte personas”. Pedro se puso en pie y dijo: “Conviene que uno de los que nos acompañaron mientras vivía con nosotros el Señor Jesús, desde el bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, se asocie con nosotros como testigo de su resurrección”. Propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías. Habiendo orado, “echaron a suertes, le tocó a Matías, que quedó asociado al número de los doce apóstoles” (1,15-26).

La fuerza de Dios

El día dePentecostés, los discípulos están todos reunidos “en un mismo lugar”. Esperan el cumplimiento de la palabra de Jesús: “Quedaos en la ciudad hasta que seáis revestidos de la fuerza que viene de lo alto” (Lc 24, 49). Pues bien, “de repente vino del cielo un ruido como de una ráfaga de vientofuerte, que llenó toda la casa en la que se encontraban”,“aparecieron unas lenguas como defuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del espíritu santo“. El espíritu es como el viento: “El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de donde viene ni a donde va. Así es todo el que nace del espíritu” (Jn 3,8). El espíritu es como el fuego, símbolo de juicio: “Surgió el profeta Elías como fuego, su palabra quemaba como antorcha” (Eclo 48,1). Jesús bautiza “con viento y con fuego” (Mt 3,11-12). Pues bien, “al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados”, “decían: ¿No son galileos todos estos que están hablando?”. Venidos de todas partes, “los oímos hablar en nuestra lengualas maravillas de Dios” (Hch 2,2-11). 

Pentecostés es el contrapunto de Babel (Gn 11), nombre hebreo de Babilonia. Si la experiencia de Babel radica en la idolatría, la de Pentecostés radica en la experiencia de fe: se perciben "las maravillas de Dios". Si la experiencia de Babel conduce a la incomunicación (gentes de un mismo pueblo no se entienden), la experiencia de Pentecostés conduce a la comunicación (gentes venidas de todas partes se entienden, superan las barreras del propio idioma). Si la experiencia de Babel conduce a la dispersión, la experiencia de Pentecostés conduce a la comunión y a la comunidad: "El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar" (Hch 2,47; ver Proyecto Catecumenal, 26. La torre de Babel, el poder endiosado).

El mensaje central

Pedro, presentándose con los once, proclama el mensaje centralcristiano: “Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales... vosotros le matasteis clavándole en una cruz por medio de los impíos”, “a este Jesús, Dios le resucitó”, “pues no era posible que quedara bajo el dominio de la muerte” (Sal 16), “y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido el espíritu santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís”, “sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesúsa quien vosotros habéis crucificado(Hch 2,14-36). Al oír esto, dijeron con el corazón compungido: ¿Qué hemos de hacer, hermanos? Pedro les contestó: “Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesús, el Cristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del espíritu santo.Los que acogieron su palabra fueron bautizados”. El bautismo supone cambio, conversión, ruptura: “Salvaos de esta generación perversa”. Aquel día se les unieron “unas tres mil almas” (2,37-41). En la foto, regalo de Pablo VI con ocasión de la ordenación. Fue significativo: había que volver a los Hechos.

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