Por una vida consagrada más profética Carta al nuevo presidente de Confer: "Nuestra consagración es sólo a Dios y a los pobres"

Jesús Díaz Sariego, op, nuevo presidente de Confer
Jesús Díaz Sariego, op, nuevo presidente de Confer Irene Yustres

Estamos en un momento crucial para la Vida Consagrada

En mis tiempos de presidente hubo intentos muy fuertes por querer someternos y acabar con nuestra exención en la iglesia, es decir con nuestra libertad

Durante mucho tiempo, en mi mandato, se nos acusó constantemente de falta de comunión, porque querían de nosotros una vida consagrada sumisa, y no precisamente a los pobres a quienes nos debemos

Pero siempre tuvimos claro que nuestra consagración es solo a Dios y a los pobres,  y no a nadie que quiera  utilizarnos en su provecho

Nunca he visto con buenos ojos una vida consagrada sumisa, disfrazada de servicio a la iglesia y no como servicio incondicional al reino

A:   Jesús Díaz Sariego, OP, presidente de CONFER.

De: Alejandro Fernández Barrajón, mercedario.

 Querido hermano Jesús:

  Se me ha ocurrido, al saber de tu elección para presidir CONFER, tal vez recordando el día en que fui yo mismo elegido para la misma misión, hace ahora unos trece años, enviarte un abrazo de felicitación y de agradecimiento por la misión que se te ha encomendado y tú has aceptado desde tu disponibilidad. Para eso esta carta: Abrazo y agradecimiento.

Rodríguez Carballo,  junto a Osoro y a Díaz Sariego
Rodríguez Carballo, junto a Osoro y a Díaz Sariego Irene Yustres


Un abrazo, porque esta misión requiere de  equipo y de sinodalidad en el tiempo presente. En mi tiempo de presidente de CONFER. El equipo fue el mayor regalo que Dios pudo hacerme para llevar adelante aquella tarea de renovar CONFER, a la que llamamos entonces “Pensar Confer”. Todas las fuerzas serán necesarias para apoyar tu misión y para apoyarte a ti  mismo, como animador y presidente, como hermano mayor de la Vida Consagrada española. Cuando uno mira hacia atrás siempre tiene la tentación, como los abuelos,  de dar consejos para ayudar y apoyar nuestro hermoso proyecto de consagración hoy más necesario que nunca. Pero voy a intentar no hacerlo. Tu experiencia, tu espíritu y tu formación son suficientes para saber que vas a ser un generoso animador. Contamos con ello y rezamos por ello.

 Estamos en un momento crucial para la Vida Consagrada, siempre ha sido crucial en todos los tiempos, pero nos parece, por ser éste nuestro tiempo, que ahora lo es mucho más.

La precariedad numérica que vivimos y sobre todo, la precariedad espiritual, o mundanización, como dice el papa, que nos acecha, nos lleva a pensar que hay que poner mucha pasión y mucha profecía en nuestras vidas para que puedan ser significativas hoy y no se dejen avasallar por el torbellino del silencio. Lo que hoy no se conoce, no existe. En los muchos libros sobre vida consagrada que he escrito, entre otras cosas animado por la grata experiencia y aprendizaje que viví como presidente de CONFER, no dejo de señalar que queda aún mucho tizón encendido, lleno de profecía, entre las cenizas de la modernidad y la aparente insignificancia para el mundo.

Concluye la Asamblea de Confer
Concluye la Asamblea de Confer Irene Yustres


 Estamos contigo en esta tarea de servicio y de animación que la vida consagrada necesita y, no menos, la iglesia de nuestro tiempo. La pérdida de “autoridad” que estamos padeciendo en nuestros días nos lleva pensar que necesitamos de gestos proféticos y auténticos que nos despierten de la modorra y nos hagan vivir con mucho gozo el carisma común de toda la vida consagrada, en nuestras congregaciones y en todas a la vez, porque toda la Vida Consagrada es un único carisma en la iglesia con sus matices diversos, como arco iros en el cielo de la fidelidad. Que nuestra vida consagrada sea libre y solo al servicio de los pobres. Nunca he visto con buenos ojos una vida consagrada sumisa, disfrazada de servicio a la iglesia y no como servicio incondicional al reino. En mis tiempos de presidente hubo intentos muy fuertes por querer someternos y acabar con nuestra exención en la iglesia, es decir con nuestra libertad. Durante mucho tiempo, en mi mandato, se nos acusó constantemente de falta de comunión, porque querían de nosotros una vida consagrada sumisa, y no precisamente a los pobres a quienes nos debemos. Pero siempre tuvimos claro que nuestra consagración es solo a Dios y a los pobres,  y no a nadie que quiera  utilizarnos en su provecho.

 Con este deseo de libertad en la iglesia, te envío mi abrazo, mi felicitación y mi apoyo en cuanto sea posible.

                   Un abrazo, extensivo a todo el nuevo Equipo Directivo.

                                Alejandro Fernández Barrajón, mercedario

Volver arriba