Fiesta de La Merced 2017
El día 24 de septiembre celebramos una fiesta entrañable y muy antigua en la estela de santidad de la iglesia: La fiesta de la virgen María de la Merced o de la redención de cristianos cautivos, que así se llamaba en su origen y para eso fue fundada la orden. De ella brotó esta advocación de la virgen María de la Merced o de la Misericordia que ahora celebramos.
Ahora que se van a cumplir los 800 años de aquella gloriosa fundación, (1218) vienen a la memoria algunas reflexiones que quiero compartir como contribución a la fiesta de la Madre.
1) La orden de la Merced es una obra divina. No puede decirse lo mismo de muchas fundaciones, incluso religiosas que terminan sumidas en la desgracia y en el escándalo por la falta de amor y entrega de sus miembros. ¡Cuántas ONGs surgen con un espíritu de servicio envidiable y evangélico y acaban sumidas en el fracaso por desvíos de fondos o falta de ética de sus miembros o dirigentes! Así han sucumbido en la historia algunas órdenes religiosas, ya sea porque se ha perdido su vigencia carismática, ya por la falta de coherencia y testimonio de sus miembros. La orden de la Merced se ha mantenido admirablemente vigorosa, incluso atravesando momentos de duras situaciones de persecución.
2) El carisma de la Merced se mantiene con vigorosa actualidad. Es verdad que ya no abundan los cautivos como en otros tiempos, sometidos a la mazmorra y al pillaje del mar en conflicto con el mundo musulmán, pero no es menos cierto que han surgido muchas y nuevas formas de cautividad, como dice el Concilio Vaticano II, que someten al hombre a la mazmorra de sus ideologías, materialismos o dependencias hasta renegar de la fe de Jesucristo. Los fanatismos actuales, degenerando en terrorismos, nos están devolviendo la imagen de nuevos cautivos al estilo más clásico, por sus creencias religiosas. Ahí tenemos el caso sangrante de Asia Bibi en Paquistán o las niñas cristianas secuestradas y utilizadas como bombas vivientes por los terroristas de boko Haram, ante lo que el mundo y algunos cristianos guardan un asombroso silencio por cobardía o miedo a no herir susceptibilidades.
3) La orden mercedaria, en medio de su vulnerabilidad (Pocas vocaciones en Europa, edades avanzadas…) guarda una inmensa ilusión y compromiso carismático en la actualidad, sobre todo en su labor de atención a las cárceles y a los inmigrantes, niños y jóvenes no acompañados, en lo que se han especializados las provincias de Aragón y Castilla, respectivamente. Fuera de España la orden está sintiendo la fuerza de un resurgir vocacional, sobre todo en África y la India.
4) La orden mercedaria es una familia pluriforme y muy rica en carismas liberadores, por la configuración de una inmensa familia de frailes, monjas, hermanos calzados y descalzos, hermanas y laicos asociados a la orden que la convierten en una apuesta actual y permanente por vivir el evangelio en todas sus claves: contemplativos y activos y todos activos en la contemplación. Once ramas mercedarias viven cada día su compromiso redentor allí donde sus diversos fundadores los han enviado, siempre desde la fuerza del Espíritu, y vinculados a san Pedro Nolasco, el fundador original de la Merced. Este mosaico de congregaciones mercedarias independientes y unidas en una familia y un espíritu común, convierten a la Merced en una familia muy original dentro de la iglesia.
5) Tenemos pendiente una llamada permanente a la unidad para vencer distancias inútiles que nos empobrecen a todos y no enriquecen a nadie. No sólo porque algunas ramas se están empobreciendo de manera muy considerable y pueden desaparecer sino porque la unidad es siempre un valor que hemos de abrazar para ser más eficaces en la labor redentora. Aquí tenemos mucho que avanzar todavía. Pienso en Calzados y Descalzos, separados desde la influencia de la reforma de santa Teresa que también afectó a la Merced; pienso en las familias religiosas femeninas dedicadas a la enseñanza, pienso en las contemplativas, pienso en la labor misionera de la orden que llevan a cabo varias ramas de la orden… Todo esto no es faltar a la fidelidad primera sino en acentuar la común vocación mercedaria en todos sus matices.
6) El reto de los 800 años: Tengo la impresión –ojalá me equivoque- de que no estamos aprovechando bien lo que significa este tiempo jubilar que vamos a vivir de poder celebrar juntos 800 años en la iglesia porque nos vamos a quedar atados a la historia, al pasado. Estamos pensando mucho e actos culturales, históricos, artísticos y carismáticos, pero todavía no he oído el deseo de dar un paso adelante, de crecer como mercedarios en las nuevas formas de cautividad, de afrontar un nuevo compromiso como familia que nos lleve a dar un paso al frente y no un paso atrás. Decía Vita Consecrata: “Vosotros tenéis una hermosa historia que contar, abríos hacia el futuro hacia el que el Espíritu os empuja para seguir haciendo con vosotros cosas grandes” Aquí está la clave que yo anhelo y deseo para mi orden: que no seamos de sal contemplando el pasado, volviendo la vista atrás, sino que avancemos juntos, frailes, monjas y laicos, hacia un objetivo más encarnado y comprometido con los cautivos de vuestro tiempo. Por suerte ya hemos descartado construir estatuas y monumentos hermosos para recordar este evento, sabiendo que los monumentos más hermosos, para nuestro fundador y todos los fundadores de la familia mercedaria, son los cautivos sufrientes de hoy. Pero la tentación del narcisismo siempre está por ahí presente y no faltara algún gesto de autocomplacencia en este sentido. Yo pido que no se gaste ni un solo euro para las estatuas de piedra, las medallas y los reconocimientos públicos, sino que nuestro paso adelante sea en favor de los cautivos de nuestro tiempo. Si sirve, estupendo y si no, también, al menos no habré dejado de decir lo que siento ahora que aún no es tarde.
7) La Merced, patrona de Barcelona.
La orden de la Merced, nació en Barcelona y no solo no reniega de su origen sino que se siente muy orgullosa de haber nacido allí, en la catedral de la ciudad condal, y en la capilla de santa Eulalia. En esta ciudad la orden tenía su casa fundacional, y tiene, aunque en manos del obispado, a pesar de las muchas solicitudes oficiales de la orden en sus capítulos generales, que es la basílica de la Merced, aneja a lo que hoy es Capitanía General, propiedad del Estado, donde están enterrados los primeros Maestros Generales de la orden.
Barcelona, su basílica de la Mereced, sigue siendo para los mercedarios un punto de referencia y de identidad al que acudimos con frecuencia cuando celebramos acontecimientos importantes en el caminar de la orden, aunque “tengamos que pedir permiso” para visitar nuestra casa fundacional y orar y celebrar en la basílica que nosotros mismos construimos y donde está una de la imágenes góticas de la virgen de la Merced más bellas que hay: la princesa de Barcelona, nuestra madre.
Hoy sentimos el dolor de la situación política que se cierne sobre Barcelona y toda Cataluña de fanatismo y violencia en las calles. Oramos y suplicamos la serenidad y la paz para esta tierra bendecida por María de la Merced, patrona de Barcelona y María de Montserrat, patrona de Cataluña, para que todo vuelva a la normalidad y se abran caminos de diálogo y de convivencia sin romper la unidad de España, que durante tantos siglos arropó a esta tierra y a la que siempre perteneció como el Reino de Aragón, que era cuando se fundó la orden con el apoyo del rey Jaime I, siendo aún un niño. No tiene sentido romper unilateralmente lo que siempre estuvo unido en una fuerte identidad común en defensa de sus valores frente al mundo musulmán, entonces, como hoy, muy agresivo y conquistador.
Dos grandes objetivos para el 8 centenario de la orden de la Merced:
a) Hacia dentro: Tenemos que avanzar en unidad familiar;
b) Hacia fuera: Un paso adelante por los cautivos.
Y que Dios y nuestra madre santísima de la Merced nos protejan y enciendan en todos y en cada uno de los mercedarios su amor redentor y nos hagan dispuestos para dar la vida, si fuera necesario, por los cautivos en peligro de perder su fe (nuestro cuarto voto)
Ahora que se van a cumplir los 800 años de aquella gloriosa fundación, (1218) vienen a la memoria algunas reflexiones que quiero compartir como contribución a la fiesta de la Madre.
1) La orden de la Merced es una obra divina. No puede decirse lo mismo de muchas fundaciones, incluso religiosas que terminan sumidas en la desgracia y en el escándalo por la falta de amor y entrega de sus miembros. ¡Cuántas ONGs surgen con un espíritu de servicio envidiable y evangélico y acaban sumidas en el fracaso por desvíos de fondos o falta de ética de sus miembros o dirigentes! Así han sucumbido en la historia algunas órdenes religiosas, ya sea porque se ha perdido su vigencia carismática, ya por la falta de coherencia y testimonio de sus miembros. La orden de la Merced se ha mantenido admirablemente vigorosa, incluso atravesando momentos de duras situaciones de persecución.
2) El carisma de la Merced se mantiene con vigorosa actualidad. Es verdad que ya no abundan los cautivos como en otros tiempos, sometidos a la mazmorra y al pillaje del mar en conflicto con el mundo musulmán, pero no es menos cierto que han surgido muchas y nuevas formas de cautividad, como dice el Concilio Vaticano II, que someten al hombre a la mazmorra de sus ideologías, materialismos o dependencias hasta renegar de la fe de Jesucristo. Los fanatismos actuales, degenerando en terrorismos, nos están devolviendo la imagen de nuevos cautivos al estilo más clásico, por sus creencias religiosas. Ahí tenemos el caso sangrante de Asia Bibi en Paquistán o las niñas cristianas secuestradas y utilizadas como bombas vivientes por los terroristas de boko Haram, ante lo que el mundo y algunos cristianos guardan un asombroso silencio por cobardía o miedo a no herir susceptibilidades.
3) La orden mercedaria, en medio de su vulnerabilidad (Pocas vocaciones en Europa, edades avanzadas…) guarda una inmensa ilusión y compromiso carismático en la actualidad, sobre todo en su labor de atención a las cárceles y a los inmigrantes, niños y jóvenes no acompañados, en lo que se han especializados las provincias de Aragón y Castilla, respectivamente. Fuera de España la orden está sintiendo la fuerza de un resurgir vocacional, sobre todo en África y la India.
4) La orden mercedaria es una familia pluriforme y muy rica en carismas liberadores, por la configuración de una inmensa familia de frailes, monjas, hermanos calzados y descalzos, hermanas y laicos asociados a la orden que la convierten en una apuesta actual y permanente por vivir el evangelio en todas sus claves: contemplativos y activos y todos activos en la contemplación. Once ramas mercedarias viven cada día su compromiso redentor allí donde sus diversos fundadores los han enviado, siempre desde la fuerza del Espíritu, y vinculados a san Pedro Nolasco, el fundador original de la Merced. Este mosaico de congregaciones mercedarias independientes y unidas en una familia y un espíritu común, convierten a la Merced en una familia muy original dentro de la iglesia.
5) Tenemos pendiente una llamada permanente a la unidad para vencer distancias inútiles que nos empobrecen a todos y no enriquecen a nadie. No sólo porque algunas ramas se están empobreciendo de manera muy considerable y pueden desaparecer sino porque la unidad es siempre un valor que hemos de abrazar para ser más eficaces en la labor redentora. Aquí tenemos mucho que avanzar todavía. Pienso en Calzados y Descalzos, separados desde la influencia de la reforma de santa Teresa que también afectó a la Merced; pienso en las familias religiosas femeninas dedicadas a la enseñanza, pienso en las contemplativas, pienso en la labor misionera de la orden que llevan a cabo varias ramas de la orden… Todo esto no es faltar a la fidelidad primera sino en acentuar la común vocación mercedaria en todos sus matices.
6) El reto de los 800 años: Tengo la impresión –ojalá me equivoque- de que no estamos aprovechando bien lo que significa este tiempo jubilar que vamos a vivir de poder celebrar juntos 800 años en la iglesia porque nos vamos a quedar atados a la historia, al pasado. Estamos pensando mucho e actos culturales, históricos, artísticos y carismáticos, pero todavía no he oído el deseo de dar un paso adelante, de crecer como mercedarios en las nuevas formas de cautividad, de afrontar un nuevo compromiso como familia que nos lleve a dar un paso al frente y no un paso atrás. Decía Vita Consecrata: “Vosotros tenéis una hermosa historia que contar, abríos hacia el futuro hacia el que el Espíritu os empuja para seguir haciendo con vosotros cosas grandes” Aquí está la clave que yo anhelo y deseo para mi orden: que no seamos de sal contemplando el pasado, volviendo la vista atrás, sino que avancemos juntos, frailes, monjas y laicos, hacia un objetivo más encarnado y comprometido con los cautivos de vuestro tiempo. Por suerte ya hemos descartado construir estatuas y monumentos hermosos para recordar este evento, sabiendo que los monumentos más hermosos, para nuestro fundador y todos los fundadores de la familia mercedaria, son los cautivos sufrientes de hoy. Pero la tentación del narcisismo siempre está por ahí presente y no faltara algún gesto de autocomplacencia en este sentido. Yo pido que no se gaste ni un solo euro para las estatuas de piedra, las medallas y los reconocimientos públicos, sino que nuestro paso adelante sea en favor de los cautivos de nuestro tiempo. Si sirve, estupendo y si no, también, al menos no habré dejado de decir lo que siento ahora que aún no es tarde.
7) La Merced, patrona de Barcelona.
La orden de la Merced, nació en Barcelona y no solo no reniega de su origen sino que se siente muy orgullosa de haber nacido allí, en la catedral de la ciudad condal, y en la capilla de santa Eulalia. En esta ciudad la orden tenía su casa fundacional, y tiene, aunque en manos del obispado, a pesar de las muchas solicitudes oficiales de la orden en sus capítulos generales, que es la basílica de la Merced, aneja a lo que hoy es Capitanía General, propiedad del Estado, donde están enterrados los primeros Maestros Generales de la orden.
Barcelona, su basílica de la Mereced, sigue siendo para los mercedarios un punto de referencia y de identidad al que acudimos con frecuencia cuando celebramos acontecimientos importantes en el caminar de la orden, aunque “tengamos que pedir permiso” para visitar nuestra casa fundacional y orar y celebrar en la basílica que nosotros mismos construimos y donde está una de la imágenes góticas de la virgen de la Merced más bellas que hay: la princesa de Barcelona, nuestra madre.
Hoy sentimos el dolor de la situación política que se cierne sobre Barcelona y toda Cataluña de fanatismo y violencia en las calles. Oramos y suplicamos la serenidad y la paz para esta tierra bendecida por María de la Merced, patrona de Barcelona y María de Montserrat, patrona de Cataluña, para que todo vuelva a la normalidad y se abran caminos de diálogo y de convivencia sin romper la unidad de España, que durante tantos siglos arropó a esta tierra y a la que siempre perteneció como el Reino de Aragón, que era cuando se fundó la orden con el apoyo del rey Jaime I, siendo aún un niño. No tiene sentido romper unilateralmente lo que siempre estuvo unido en una fuerte identidad común en defensa de sus valores frente al mundo musulmán, entonces, como hoy, muy agresivo y conquistador.
Dos grandes objetivos para el 8 centenario de la orden de la Merced:
a) Hacia dentro: Tenemos que avanzar en unidad familiar;
b) Hacia fuera: Un paso adelante por los cautivos.
Y que Dios y nuestra madre santísima de la Merced nos protejan y enciendan en todos y en cada uno de los mercedarios su amor redentor y nos hagan dispuestos para dar la vida, si fuera necesario, por los cautivos en peligro de perder su fe (nuestro cuarto voto)