El P. Gilabert Jofré, un adelantado a favor de los descartados.

Cuanto más leo al papa Francisco, más me siento identificado con él y menos con algunos príncipes de la iglesia española, que se atreven, incluso, a hablar del papa francisco de manera cuanto menos sospechosa. Y todo porque el papa supo ponerlos en su lugar en el momento adecuado aunque ellos se empeñen en seguir moviendo hilos desde sus siembras anteriores en la iglesia española. Le harían un favor a la iglesia si hicieran como el papa emérito Benedicto, al que tanto admiran, y se retiraran a orar por ella y a a santificarse un poco más por todos los pecados cometidos que, en el caso de los hombres de responsabilidad en la iglesia, no suelen ser pocos. Y es que agua pasada ya no mueve molino.
Asistiendo en una conferencia de un ilustre psiquiatra en el sanatorio de las Hermanas Hospitalarias, en Ciempozuelos, el ponente comenzó diciendo que el tema de la psiquiatría mundial tiene mucho que agradecerle a un mercedario español de Valencia, llamado Juan Gilabert Jofré, porque fue él quien tuvo la intuición y visión carismática, viendo una caso de maltrato a un mendigo deficiente, de proponer la construcción de centros de acogida para los enfermos disminuidos psíquicos que vagaban por las calles ante la burla y la violencia de muchos, incluidos los niños.
Esta iniciativa del P. Jofré se hizo realidad y comenzó desde entonces en valencia una obra caritativa y asistencial a estos enfermos que dura hasta hoy y que ha sido fuente de inspiración para la creación de hospitales psiquiátricos en el mundo entero. Una obra social carismática, vinculada al carisma mercedario redentor y una espiritual de gran calado social en Valencia que se vincula la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia.
La obra del P. Jofré está siendo cada día más reconocida y hasta el arzobispo de Valencia, monseñor Antonio Cañizares, se ha referido a ella como un modelo de caridad que ha dado lugar a un movimiento de fe muy fuerte vinculado a la virgen de los Desamparados.
El P. Gilabert Jofré tiene iniciado su proceso de beatificación, pero está interrumpido por circunstancias diversas de la vida y ha sido el mismo arzobispo de Valencia el que ha afirmado que “no está interrumpido sino dormido”. Es necesario, pues, que alguien vuelva a retomarlo con este firme apoyo del arzobispo de Valencia, que es quien más puede impulsarlo y llevarlo adelante con el apoyo de los frailes mercedarios, hermanos de su orden de la provincia de Aragón.
Hombres así, que no separan su fe de su compromiso social son los que la iglesia debe proponer como modelos para que puedan ser creíbles en este tiempo especial de deserción que nos rodea y que sólo valora las obras como único argumento convincente. “Yo, por mis obras, te mostraré mi fe”
He tenido la suerte de poder estar, tocar y orar ante el sepulcro, cuando me sentía en condiciones delicadas de enfermedad, donde está el cuerpo del P. Jofré, lugar de devoción para muchos fieles, en el hermoso castillo monasterio de El Puig de santa María. Un monasterio mercedario, donado, según una probada tradición por el rey Jaime I, el conquistador, a san Pedro Nolasco, fundador de la Orden, para mantener la fe en los territorios recuperados a los árabes en tiempo de la reconquista.
Ahora que se celebran los 600 años de su fallecimiento acaecido en valencia el día 18 de mayo de 1417, no quiero dejar pasar por alto a este hombre de Dios y de los enfermos , que, con su primer manicomio de enfermos psíquicos, abrió una cauce de solidaridad mercedaria y eclesial que ha llegado a los cinco continentes y ha marcado la historia de la Psiquiatría. Un mercedario que supo estar atento a los descartados de su tiempo que el papa hoy, con mirada de pastor, nos está queriendo mostrar para que nuestra mirada y nuestra fe vayan acompasadas en la iglesia de Jesús, el buen samaritano del Padre para la humanidad.
Con el papa Francisco, sin condiciones. Silencio y vacío para los que no están al lado del sucesor de Pedro.
Volver arriba