Conozco  la madre Natividad desde hace tiempo. Estar con ella es contagiarse de una paz especial porque su rostro lo contagia.  Estuve en una ocasión con ella en el Monasterio de nuestra Señora de los   Remedios, de Yunquera del Henares, Guadalajara, donde ha ejercido como priora, hasta el reciente nombramiento de Sor María Rosa. La madre Natividad me sirvió la mesa, cuando estuve en su hospedería, y tuve la dicha de pasear con ella por el huerto del monasterio y compartir la Eucaristía que con mucha unción nos presidió don Rafael García Gómez, el capellán de la comunidad.

La madre Natividad tiene el mérito de ser una mujer evangélica por encima de todo. Su confianza en Dios es un auténtico testimonio en los tiempos de grandísima dificultad que le ha tocado afrontar. Ha gobernado y gobierna la Federación con la   autoridad   y dulzura de una monja sencillamente santa, sabia y delicada .Los resultados están a la vista, con la gestión de la crisis del Monasterio de Santa Isabel de Palma. Su lucha por la verdad y por la dignidad de la Orden de San Jerónimo y los derechos históricos y patrimoniales de las monjas jerónimas, no se han movido más que con la convicción de que su misión es la de preservar y mantener intacto el carisma jerónimo, por el que tantas predecesoras, 530 religiosas, donaron su vida, sus bienes para Gloria de Dios.

Ella rezaba por el obispo de Mallorca, primero por el señor Salinas y luego por el señor Taltavull, mientras ellos pretendían arrebatarle el convento de santa Isabel de su Federación en Mallorca que sus hermanas han cuidado y conservado durante más de 500 años. Y ella, en su deber de ser muy celosa de lo que es de su Federación y de  sus hermanas –que le han encomendado su cuidado, tuvo que plantarle cara al mismo obispo de Mallorca, con gran dolor de su corazón porque le duele la iglesia como a nadie.

Como la verdad no tiene escondrijos, los tribunales le han dado la razón a la madre Natividad, en primera instancia contra el obispado de Mallorca. Los medios de Mallorca se han hecho eco abundante de este escándalo de la iglesia contra sí misma. Me consta que la madre Natividad ha sufrido mucho en todo este proceso con inmenso dolor y mucha oración. Sólo Dios basta... y en este espinoso camino, la Madre Natividad sigue cultivando con fe y confianza... sin miedo, frente a las borrascas. Y, ahí, recogiendo   inmensos   frutos, que son la admiración de la sociedad mallorquina.

Con fe y serenidad ha sabido luchar por lo que es de las monjas, frente a los envites episcopales: Y ha ganado un importantísimo pleito que ha confirmado que la propiedad del Monasterio de Palma es de las Monjas Jerónimas. Conciertos de órgano, como el de la prestigiosa Montserrat Torrent, la visita del organero Gerhard Grenzing  que ha certificado el perfecto estado de salud del órgano maravilloso de su monasterio,  la   formación   de los inventarios de   bienes preciosos (esculturas,  pinturas,  frontales de altar, sacristía...)  que las monjas jerónimas han ido encargando a grandes nombres del arte. La última perla la tenemos con el hallazgo de los bordados de Antonio Gaudí, que hizo para las monjas jerónimas de Palma y que ahora son el centro de una importante exposición en el Casal Balaguer de Palma.

La Madre Natividad ha sabido rodearse de gente fiel y buena, que siempre busca la verdad por encima de todo. Le esperan importantes retos, que asume con confianza e ilusión. Queridos amigos: ¿queremos más pruebas? Sólo Dios basta! Dios está con la Madre Natividad, pese a lo que piensen muchos. Sabemos que tiene preciosos proyectos en el Monasterio de Palma... y seguiremos rezando por ello y con ella para que el Obispo Taltavull deje de poner palos en las ruedas y, finalmente, pueda prodigarse el carisma jerónimo en la isla de Mallorca, en esta nueva etapa de responsabilidad de la Madre Federal. Enhorabuena a la Federación Jerónima de santa Paula porque sabemos que está en buenas manos, no sólo por su sabiduría sino, sobre todo, por su espiritualidad. ¡Enhorabuena, Madre!”