El cardenal Ricardo Blázquez, uno de los que sí dialoga.
He tenido la suerte, la inmensa suerte , de ser alumno del profesor Ricardo Blázquez, cuando yo era estudiante de teología en Salamanca, allá por los años ochenta. Era tan prudente, tan dialogante y tan paciente con nosotros que, de vez en cuando, los alumnos, yo mismo, le lanzábamos preguntas capciosas y mal intencionadas para ver si le sacábamos de sus cabales y le sorprendíamos en herejía -cosa de la edad- para armar la de san Quintín ¡Pero no! Él siempre, prudente y bueno, muy sabio, nos respondía a todo con amabilidad y prudencia, con un gran sentido de eclesialidad -Nos daba Eclesiología- sin dejarse someter a la dictadura de las prisas y al capricho de los alumnos. Allí me gané yo el apodo de "El rojillo" con el que él me llamaba y me ha llamado muchas veces más, cuando nos hemos encontrado por los distintos rincones de la vida. Y les aseguro que no era por mi manera de pensar, ni mucho menos, sino por mi pelo, entonces pelirrojo hasta el extremo.
Más tarde me tocó también tratarle en mis tiempos de Confer y fue un apoyo incondicional a la vida consagrada y a su autonomía -exención- dentro de la iglesia, frente a otros que no veían con buenos ojos esa autonomía y de buena gana la hubieran fulminado.
Por eso Confer apoyó siempre y aprecia mucho al cardenal Ricardo Blázquez y yo, como su alumno "el rojillo" especialmente.
En este momento de celebración de sus cincuenta años de ordenación sacerdotal, no puedo quedarme al margen de tantas voces como se levantan para felicitarle y alegrarse con él y por él. ¡Felicidades, profesor y amigo, Blázquez!
El papa Francisco sabe bien en quien puede confiar. Usted es un hombre de Dios y de la iglesia, de todos. Lejano a las condenas de otros tiempos, no tan lejanos, y buscador de la verdad que Dios ha repartido en la comunidad. Su actitud dialogante y cercana en nuestra iglesia es un don de Dios que escasea, infelizmente.
Que Dios le siga bendiciendo con buena salud y fortaleza y nos siga dando ejemplo de los pastores que la iglesia necesita: según su corazón.
Más tarde me tocó también tratarle en mis tiempos de Confer y fue un apoyo incondicional a la vida consagrada y a su autonomía -exención- dentro de la iglesia, frente a otros que no veían con buenos ojos esa autonomía y de buena gana la hubieran fulminado.
Por eso Confer apoyó siempre y aprecia mucho al cardenal Ricardo Blázquez y yo, como su alumno "el rojillo" especialmente.
En este momento de celebración de sus cincuenta años de ordenación sacerdotal, no puedo quedarme al margen de tantas voces como se levantan para felicitarle y alegrarse con él y por él. ¡Felicidades, profesor y amigo, Blázquez!
El papa Francisco sabe bien en quien puede confiar. Usted es un hombre de Dios y de la iglesia, de todos. Lejano a las condenas de otros tiempos, no tan lejanos, y buscador de la verdad que Dios ha repartido en la comunidad. Su actitud dialogante y cercana en nuestra iglesia es un don de Dios que escasea, infelizmente.
Que Dios le siga bendiciendo con buena salud y fortaleza y nos siga dando ejemplo de los pastores que la iglesia necesita: según su corazón.