¿Y ahora qué? ¿A dónde irán y qué harán ahora? La falta de formación, clave en el caso de las exmonjas exclarisas de Belorado
"El doloroso tema de las monjas de Belorado, las exclarisas (¡qué mal me suena esto!) tiene como última razón la falta de formación que las ha llevado a caer en la red de un sectario y traumatizado falso obispo y un trepa clerical, que ni es cura ni lo será nunca porque se ha convertido en un lacayo frustrado y súbdito de su falsa ilustrísima nostálgica franquista"
"La causa última de este vodevil ha sido la falta de formación teológica, psicológica y humana de las hermanas de ese convento que hablaban a la prensa como obnubiladas por el agua bendita del falso obispo Rojas"
"Conclusión: Cualquier convento de vida contemplativa de España, ahora con tan pocas vocaciones y mayores las que hay, si hay falta de formación en sus miembros, es susceptible de padecer un atropello semejante al de Belorado. ¡Dios no lo quiera!"
"Conclusión: Cualquier convento de vida contemplativa de España, ahora con tan pocas vocaciones y mayores las que hay, si hay falta de formación en sus miembros, es susceptible de padecer un atropello semejante al de Belorado. ¡Dios no lo quiera!"
En estos días he tenido la dicha de visitar el monasterio de las Clarisas de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), a las que conozco desde hace muchos años y que está a solo 16 kilómetros de mi pueblo. Son monjas maduras, abiertas, preparadas y grandes artistas de la repostería. Nada ñoñas y muy espabiladas. Aquí no hubiera tenido nada que hacer el falso obispo Rojas.
Conozco en realidad a la Federación porque les di un curso de formación hace unos años en la sierra de Madrid, invitado por la madre Federal, la madre Lourdes. Lamentan profundamente lo que ha sucedido allí y me decía la hermana tornera de Villarrubia que no sabían bien lo que habían hecho. Ahí está la clave a mi entender de este conflicto absurdo que ha provocado la excomunión de las monjas. No sabían lo que estaban haciendo. ¿Y ahora qué?
¿A dónde irán y qué harán ahora unas monjas mayores que han estado ahí toda una vida, una vez que tengan que abandonar el monasterio? ¿Se preocupará de ellas ese falso obispo fantoche y su lacayo o las dejará tiradas? ¿Se convertirán en okupas y seguirán ocupando las portadas de los Medios? Es muy triste haber tenido que llegar a esta situación.
La formación permanente es una necesidad vital en todos los miembros de la Vida Consagrada. Lo es mucho más en la Vida Contemplativa. “La formación permanente o continua debe ser considerada prioritaria tanto en el proyecto de vida comunitario como en el proyecto de vida de cada una de las monjas” (Cors Orans, 232) El doloroso tema de las monjas de Belorado, las exclarisas (¡qué mal me suena esto!) tiene como última razón la falta de formación que las ha llevado a caer en la red de un sectario y traumatizado falso obispo y un trepa clerical, que ni es cura ni lo será nunca porque se ha convertido en un lacayo frustrado y súbdito de su falsa ilustrísima nostálgica franquista.
¡Vaya paripé ¡Ya lo dice el Evangelio con meridiana claridad: “Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja (O de falso obispo, en este caso) pero por dentro son lobos rapaces”. Pero vamos a lo esencial: La causa última de este vodevil ha sido la falta de formación teológica, psicológica y humana de las hermanas de ese convento que hablaban a la prensa como obnubiladas por el agua bendita del falso obispo Rojas. En una comunidad con un básica formación esto no hubiera pasado.
Hace falta intensificar y cuidar la formación permanente que es sobre la vida y para toda la vida y no solo un conjunto de actos puntuales. Y los responsables últimos de esta formación son los obispos correspondientes que siempre han tenido mucho interés por esos monasterios y por asegurar su autoridad sobre ellos. Más por su patrimonio que por su nivel de formación, tristemente.
Hemos visto recientemente cómo el obispo Taltavull de Mallorca, que nunca se había preocupado de las Jerónimas de Mallorca, ni de su formación ni de sus necesidades, ha gastado lo que no se sabe en un pleito contra ellas, con su equipo de abogados, con tal de apropiarse del Convento de santa Isabel de las monjas. Sólo acudía a las monjas para pedirles las llaves del convento. ¡Nada más y nada menos! No lo ha conseguido porque la justicia les ha dado la razón a las monjas pero ganas no le han faltado.
Los obispos deben preocuparse de las monjas contemplativas que tanto bien hacen a la Iglesia con su oración constante y su testimonio del Reino. Hay muchos casos sangrantes que contradicen esto.
Solo voy a poner como ejemplo una anécdota que yo viví en primera persona cuando fui presidente de Confer. Algunos monasterios de vida contemplativa pidieron poder participar en los cursos de formación que ofrecía Confer y el obispo encargado entonces de la Vida Consagrada en la Conferencia Episcopal se negó en redondo.
No sé si la formación que ofrecía Confer le parecía muy "sospechosa" o porque su mentalidad es que las monjas contemplativas deben estar encerradas en su monasterio bajo llave por encima de todo, incluso de su formación. Y luego pasan cosas como las de Belorado.
Lo cierto es que no pudieron participar en aquella ocasión y se cerró una puerta muy interesante a una buena formación en el futuro. Esas prohibiciones crean precedentes. “Los monasterios congregados y los monasterios asociados jurídicamente siguen vinculados al obispo diocesano” (Cors Orans, nº 18)
Pues si le corresponde a los obispos había que exigirles un Plan actualizado de Formación, realizado de acuerdo con las abadesas, para evitar situaciones tan peregrinas como ésta de Belorado. “La Formación monástica contemplativa debe ser orgánica, gradual y coherente en sus distintas etapas, dado que está llamada a promover el desarrollo de la persona de forma orgánica y progresiva, respetando plenamente la singularidad de cada una”
Esto es lo que ha fallado en Belorado: Unas monjas con una formación adecuada. Con fuertes principios teológicos y psicológicos que solo una buena formación puede ofrecer y me da la impresión de que esto se ha descuidado de manera permanente. Me gustaría conocer el Plan de Formación de esa comunidad, si es que existe, para poder saber qué ha fallado en este caso tan lamentable y triste y que tanto mal ha hecho a la vida contemplativa en general y a las Clarisas en particular que han estado en todos los memes y han sido tema de conversación en todas las tertulias insustanciales de los Medios de este país.
Conclusión: Cualquier convento de vida contemplativa de España, ahora con tan pocas vocaciones y mayores las que hay, si hay falta de formación en sus miembros, es susceptible de padecer un atropello semejante al de Belorado. ¡Dios no lo quiera!
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