Una fiesta horrorosa e importada: Halloween

La noche de brujas o de vísperas de difuntos, en el día 31 de octubre, fiesta de todos los santos, que tanto ha arraigado en España en los últimos años, es una fiesta que tiene un origen celta y que la iglesia intentó cristianizar para que no fuera algo tan antiestético y escaso de valores.
Realmente pasar a un local decorado para celebrar la fiesta de Halloween es una experiencia bastante desagradable: telarañas, esqueletos y brujas, arañas y cadáveres…¡una asquerosidad con muy poco gusto¡
Una fiesta que fue exportada a América por los irlandeses durante la gran hambruna irlandesa.
La fiesta se basa allá en costumbres como visitar hogueras, casas encantadas y misteriosas, vestirse con disfraces cadavéricos y todo aquello que pueda provocar miedo o excitar la adrenalina. Una concesión a la superficialidad.
Pero quizás lo más curioso es cómo ha conseguido “colonizarnos” y arrebatarnos, en gran manera, la fiesta tan sugerente de “todos los santos” que la iglesia celebra el día primero de noviembre, en nuestra cultura occidental.
Detrás de Halloween hay todo un inmenso imperio comercial que vende y mete por los ojos productos de todo tipo, la mayoría inútiles y efímeros, para provocar un rato de diversión ramplona y superficial. Tal vez esto se un signo del momento de "vuelo bajo" que vivimos en este preciso momento de nuestra historia,
¿Qué quieren que les diga? Que esta fiesta me produce hartazgo. Prefiero la fiesta de todos los santos con los cucuruchos de castañas calientes en las esquinas mientras nuestras familias suben con sus flores hasta el cementerio a rendir homenaje y recuerdo de cariño a nuestros seres difuntos.
¡Y la fiesta de Halloween para los norteamericanos!
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