La persecución religiosa en Paquistán contra la minoría cristiana está alcanzando cotas intolerables, que ya pueden calificarse de verdadero holocausto.
Además del caso, ya conocido y enquistado, de Asia Bibi, que lleva varios años en la cárcel por ser cristiana y no querer renunciar a su fe, ahora hemos conocido la noticia de un joven cristiano, Arslan Masih, que ha sido asesinado por la policía y jóvenes musulmanes de su propia escuela en Punjab.
Un joven con solo 15 años, que abraza el martirio, después de una cruel tortura, por la intolerancia de las autoridades de Paquistán, que continúan permitiendo, ante el silencio de muchos países, una violación constante de los derechos humanos en lo que se refiere a la libertad religiosa. Arslan fue salvajemente torturado delante de sus compañeros de clase, como escarmiento público, hasta la muerte, que un médico certificó en una clínica cercana a donde los mismos policías llevaron su cuerpo. La comunidad cristiana, minoritaria, está exigiendo responsabilidades y justicia a las autoridades, que hacen caso omiso, porque se trata de un joven cristiano y con su silencio apoyan estos actos de violencia contra la minoría cristiana.