No era política, era oxígeno
No podemos comulgar con las voces que nos invitan a desentendernos de la vida política. No nos ausentaremos de su concurrida arena. Hay inmenso terreno más allá de la diaria, enconada y agotadora pugna partidaria. El Maestro Tibetano dejó soberanamente claro que es necesario permanecer en ese, a menudo, complicado escenario, que la política constituye uno de los siete campos de servicio. La actividad política, puede ser enfocada al servicio y el bien común mediante la promoción de inequívocos valores universales.
Solo un ejemplo nítido y plenamente actual. PP, Ciudadanos y Vox quieren volver a llenar de vehículos contaminantes la “almendra de Madrid”. “Revertir Madrid central” es el eufemismo que equivale a apostar hasta el fin por el coche y su filosofía individualista y contaminante a pesar de todos los pesares…
¿Alguien con un mínimo de sensibilidad por la Tierra puede negar tamaño retroceso? ¿Alguien que ama el aire puro, que tiene mínimo conciencia de la enorme amenaza del cambio climático podrá negar tan ignorante, triste y dañina medida? Mientras que Europa restringe el uso del coche en el corazón de sus capitales, como ordena el sentido común y la preocupación por el aire limpio y la salud, aquí las mentadas formaciones corren a deshacer esa "almendra" tan acertadamente protegida.
Si abandonamos el espacio de la política, lo llenará el ruido ensordecedor de las bocinas, el humo que sofocador de la vida. La bicicleta, el transporte público, amén del aire limpio y la conquista de espacios públicos para la convivencia, son algunas de las bases del más cabal credo urbano. El coche es la primera y gran amenaza a todo ello. Apoyar a Carmena no era por lo tanto hacer política, era sonreír al verde, era buscar elemental oxígeno, pedalear y aventar al mismo tiempo imprescindibles, urgentes y anchamente compartidos valores. La echaremos en falta…
Artaza 28 de Mayo de 2019