#MaríaMagdalena2024 VALENTÍA ESPERANZADORA Y MISERICORDIA

VALENTÍA ESPERANZADORA Y MISERICORDIA
VALENTÍA ESPERANZADORA Y MISERICORDIA

Estaba donde no debía estar, donde le prohibían estar. Quiénes, pues los varones de su pueblo, los letrados en Dios, los hombres de su entorno, sus vecinos, tal vez su esposo o sus hijos varones, no se sabe, pero lo que sí se sabe es que no le era permitido estar  bajo ninguna circunstancia cerca de un varón. Porqué, pues por la sencilla razón que era fuente de impureza desde la perspectiva de la dureza patriarcal. Sangraba, sí, sangraba todos los días, a toda hora, desde hacía doce años, como bien lo dice el evangelio, un flujo de sangre continuo.

Quién podía entender a esa MUJER, pues sólo otra cuando menstruara o viviera similares hemorragias. Pero hay que recordar que la mujer en tiempos de Jesús, una de las funciones porque las cuales era necesaria, era por la capacidad de engendrar, pero siempre y cuando fueran varones, entonces si se le daba valía, engendrando niñas no era valorada. Porqué. Pues se consideraba que un varón podía significar un posible soldado más para el momento en que se rebelara el pueblo contra el opresor y en ese tiempo era el imperio romano.

En esa época un burro era más valorado que una MUJER. Por eso cuando se iba a dar a luz, se construía una habitación anexa a la casa para que ahí se hiciera y con las sangres no contaminara. Si era un varón el dado a luz, la purificación era por 40 días, si era una mujer por 80.

Así que muchas mujeres solo veían su primera menstruación, en su afán de reproducción de los hombres.

También las mujeres eran apartadas cuando menstruaban para no contaminar y si por algún motivo un varón se sentaba donde una mujer menstruante lo había hecho, tenía que purificarse.

Así que está mujer sabiendo que se exponía al castigo y a la exclusión, se atrevió a tocar el manto de Jesús.

Alguna vez has tenido una menstruación tan abundante y/o dolorosa que te has sentido cansada, adolorida y decaída, pues la sangre es el líquido vital que da vida y al sangrar ocasiona malestar. Pues ahora intenta imaginar a esa MUJER con doce años así. Pero aparte, desesperanzada, pues los recursos que tenía ya habían sido cobrados por varones que supuestamente sabían curarla, ya que eran médicos.

No le importó las consecuencias, Jesús se constituyó en su ESPERANZA, en su solución, y valiente tocó el borde de su manto. Qué fe tan grande, qué desesperación tan intensa, qué ostracismo vivía, qué sola estaba. Pero no se rindió, había oído hablar del Rabí. De aquél que se compadecía de los enfermos, de las prostitutas, que dejaba que los niños se le acercaran, de su convivencia con las mujeres, en fin de todos aquellos discriminados y excluidos por hombres machistas y donde algunos resguardados en falsos preceptos, 613, coartaban la vida de los demás en especial de los desprotegidos.

Y al contacto con AQUÉL, el hijo de Dios altísimo, quedó inmediatamente sanada.

Pero además, cuando fue interpelada, temblando, VALIENTE, sostuvo su acción y dio razón de su actuar. Recibiendo del que todo lo puede, del que es misericordia continua, del MAESTRO, del que sensible ayuda al necesitado, el reconocimiento a su atrevimiento, a saltarse las normas establecidas por buscar bienestar. "Hija. tu fe te ha sanado, vete en paz" Lc 8,48

Martha Eugenia,

Mujer Mariposa (México)

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