#sentipensares “VENGAN A VER”
(Jn 1:39)
| Martha Eugenia, Mujer Mariposa
La invitación de Jesús a su vida cotidiana, acerca radicalmente a sus naturalezas, la divina y la humana.
En nuestro hoy, la naturaleza divina de Jesús es más cercana, puesto que nos lo presentan como el Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad. Eso puede ocasionar que su naturaleza humana, quede tan lejana que nos impide imaginarlo como cualquiera de nosotros en actividades cotidianas, menos en el pecado.
En el ahora, Jesús sigue llamando a ir y a ver. Son acciones vitales en el ser humano. La gente va, cotidianamente a donde y cuando lo decide, porque tiene un porqué. Las personas ven comúnmente lo que les interesa o quieren, al igual por un porqué. E implícitamente va la libertad de querer hacerlo y la voluntad por realizarlo.
Ir, ver, libertad, voluntad,... son dones que se nos han dado a todos, por el solo hecho de ser creación de Dios. No obstante, ejecutarlas es solo decisión del hombre.
En los tiempos de Jesús, con una cultura patriarcal y machista tan acérrima, por supuesto que solo los varones tenían y podían aceptar ese tipo de invitación, hecha de el Hombre a otros. Pero a partir de la actitud de Jesús de acogida y respeto por la mujer, que creo aprendió de María, su mamá y de la observación de su entorno, entonces fue empezando a erradicar primero, desde su ser consciente las actitudes misóginas de su entorno para ir madurando en el respeto y aceptación de la otra, de todas aquellas otras.
Al igual que nosotros necesitamos tener primero, una apertura hacia el Otro, para después poder realizarla con la otra , con el otro, con la prójima, con el prójimo.
Me pregunto, de qué y de cuántas maneras, observó y aprendió Jesús de las mujeres de su entorno. Por supuesto que el evangelio nos muestra algunos ejemplos como la protección de María, su mamá, en las Bodas de Caná, o la actitud perseverante de la cananea, o la atenta escucha de la mujer en el pozo, o la valentía y fe de la hemorroisa, y qué decir de la actitud de reconocimiento de la mujer pública que le enjuga los pies, o de la conducta interpeladora de Marta, o de la disposición de compartir sus bienes de las mujeres que lo seguían y procuraban tanto como a sus discípulos. Actitudes que lo cuestionaron, le enseñaron y que le permitió poco a poco conocer de la naturaleza femenina. Es decir, todo lo que tuvo que aprender de y con ellas, para luego aceptar y más tarde asumir para poder relacionarse sanamente con sus congéneres femeninas.
Por lo que en la actualidad, cuando Jesús dice a la mujer: "Ven y ve", ésta con las capacidades que posee pueda optar por hacerlo. Y quiera siguiendo al Maestro, vivir una vida de comunicación fecunda con Él, e ir sanando las heridas emocionales y/o físicas vividas en el actual mundo patriarcal. Llenándose de esperanza y actuando con decisión empoderada en el camino que Jesús le invita a conocer y seguir. Además, siendo testimonio e invitación para otras y otros que desconocen la fuerza interna que la mujer posee en igualdad y dignidad.