| María Pizá
Mi reflexión de esta semana santa es que La Vida y el Dolor caminan juntos, a veces van de la mano, en otras es el Dolor que se adelanta mientras la Vida le sigue los pasos, toma carrerilla y le pasa por delante.
Vida y dolor no pueden separarse.
Lunes santo, 25 de marzo celebramos la Anunciación, anuncio de vida pero seguido después por anuncio de dolor: "una espada te atravesará", una madre siente dolor al parir.
Jueves santo, es una celebración de la Vida comunitaria con el agridulce del dolor por la traición y la despedida.
Viernes santo, el dolor es insoportable, surge el clamor hacia Quien parecía sostener al Inocente, una madre siente la impotencia ante el dolor de su Hijo . Quien había amado tanto es condenado.
Domingo santo, anuncio de Vida Plena.
Pasar el túnel del dolor no es por ser masoquista, es por alcanzar un mayor bien.
El deportista herido tiene dolor en la rehabilitación pero después tendrá el regalo de la mejoría.
Superar un duelo nos exige superar el dolor de la pérdida para sanar la herida.
Vida y dolor caminan juntos. Creo que la sabiduría es saber fluir entre ellas, no quedar estancadas.