Liberta de Prensa, ¿cúanta y hasta dónde?



Estos días pasados, se ha celebrado un Día Mundial de la Libertad de Prensa. No encuentro este Día en un "Calendario de Jornadas para la Paz y la Solidaridad" en el que hay bastantes decenas de estas conmemoraciones, lo que me hace suponer que es una convocatoria reciente. El tema merece reflexión, precisamente por la ambigüedad que puede llegar a sugerir.


MANIFIESTO DE LA AMI
En España existe una Asociación de Medios de Información, que agrupa -según su página web- "más de 80 medios de información nacionales y regionales, generalistas y deportivos, que a diario realizan en España la actividad de investigación, cobertura y divulgación de la actualidad informativa nacional e internacional en el soporte digital y en papel". La AMI agrupa a la práctica totalidad de los existentes "impresos y digitales", ya que no se incluyen a los que no se publican a diario y a los que sólo actúan por las ondas, las radios y televisiones.

Con ocasión del "Día Mundial", la AMI ha hecho publico en todos los medios asociados un "Manifiesto en defensa de la Libertad de Prensa" -una página completa de los periódicos-, que merece atención y algún comentario.

Lo que reclama, aunque esté expresado en un tono algo grandilocuente, merece todo ser considerado positivamente: "apoyo y respeto a la Libertad de Prensa (LP, en adelante), pilar de una sociedad democrática, trasparente y comprometida con el progreso"; "derecho de los ciudadanos a una información libre, veraz e independiente"; "excelencia informativa"; "poner en valor (¡moda, por valorar!) el trabajo de los periodistas"; "respetar los principios propios de la ética y de la deontología periodística", "luchar contra la proliferación de `falsas noticias´" (moda ésta triste, las `fake news´); "fomentar las buenas prácticas"; "defender la verdad como valor supremo"... Todos son objetivos dignos de ser considerados y respetados.

Hay algunas frases que describen de alguna manera lo que es la LP, que explicitan a qué campos se extiende: "proteger a los periodistas", "preservar la seguridad y la vida de los periodistas", "investigar hasta el final los casos a resolver"... Y todo esto porque la LP es "aval del control eficaz de la gestión pública", "expresión de convivencia democrática", con la LP se defienden los "principios básicos e irrenunciables del Estado de Derecho".

Al expresar todos estos deseos positivos, es lógico que el Manifiesto reclame también evitar "toda forma de presión, coacción, censura o injerencia legal, política e económica", tanto sobre los medios como sobre os periodistas; hay que "blindar a la sociedad de la corrupción, la demagogia, la propaganda y, en último término, la corrupción"...

Para justificar toda esta carga de buenos deseos del Manifiesto, el Presidente de la AMI y de los diarios de Prensa Ibérica, Javier Moll de Miguel, en un brevísimo video de presentación, alude a los alrededor de 900 periodista asesinados en los últimos años, los 33 encarcelados y los 50 secuestrados y se atreve a afirmar que sólo un 12 por ciento de la población mundial goza de una adecuada LP. Las cifras son escalofriantes, y justifican sobradamente la lucha por mejorar en el mundo circundante la Libertad de Prensa.

VERDAD, ¿valor absoluto?
El empleo de los términos "supremo" o "absoluto" resulta muy peligroso, porque en lo humano no existen valores absolutos ni supremos, al tener todos que conjugarse o conciliarse con otros valores también muy importantes. La verdad participada por los humanos nunca es absoluta, porque nunca es captada en plenitud.

Cualquier periodista con años de ejercicio sabe experimentalmente que hay ocasiones en las que no resulta fácil discernir a qué carta hay que quedarse, porque la defensa de ciertos valores o verdades atenta contra otros valores u otras verdades. El derecho a conocer la verdad se contrapone al derecho a reservar otras verdades. La libertad que cada cual defiende debe siempre respetar la legítima libertad de los demás. La filosofía sobre la libertad proclama su carácter no absoluto y su obligación a atenerse a normas y principios reguladores.

La LP no lo justifica todo. Cualquiera puede recordar excesos de LP, en imágenes o en intimidades de personas o situaciones. Ante las extralimitaciones no infrecuentes de la LP, conviene preguntarse cuánta es la LP legítima, hasta dónde puede o no debe llegar la LP.

Probablemente teniendo en cuenta también estas consideraciones y a pesar de tener que ser aprobado por la gran variedad de los miembros asociados, el comentado "Manifiesto en defensa de la Libertad de Prensa" incluye también muy acertadamente una alusión a la necesidad de "respetar los principios propios de la ética y la deontología profesional" o a la conveniencia de "luchar contra la proliferación de `noticias falsas´". La libertad de prensa, como la libertad para votar o la libertad para hacer lo que me dé la gana, nunca son del todo absolutas, no son omnímodas, siempre han de atenerse otros principios o situaciones que también requieren el respeto de todos. El discernimiento en cada situación no resulta tarea fácil y en ocasiones extremas se convierte en un cometido complicadísimo.

Por todo lo expuesto, afirmar el carácter limitado de la libertad de prensa resulta tan oportuno y necesario como proclamar enfáticamente sus exigencias. Dicho sea, con la debida modestia.
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