(Alejandro Córdoba).-Cuando decidí hacer el Camino era una niña. Ahora que eres tú quien lo va a iniciar disfrútalo. Y cuando llegues a Santiago abrázale, dale las gracias por ti, por mí y por la experiencia que a partir de ese momento nos unirá aun más: El CORAZÓN del peregrino.
En la época del camino aprendí a diferenciar entre amigos y compañeros. A darme cuenta de quienes son las personas para las que eres importante y esas otras para las que eres simplemente un"extra".
Esta gran verdad define algo tan bonito y tan sincero como la amistad verdadera. !Qué bello es darse cuenta de quienes son los verdaderos amigos!
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